Robert Parker, el olfato del mill¨®n de d¨®lares
Una cr¨ªtica suya puede llevar a la gloria o hundir en los infiernos. El gran 'GUR?' estadounidense se ha enamorado de los vinos espa?oles. Por divertidos, sorprendentes, creativos y variados. Le apasiona la REVOLUCI?N de mentalidades en Espa?a, a la que califica de GIGANTE DORMIDO. Y est¨¢ ayudando a sus caldos a conquistar el mercado norteamericano.
Una cr¨ªtica suya puede llevar a la gloria o hundir en los infiernos. El gran 'GUR?' estadounidense se ha enamorado de los vinos espa?oles. Por divertidos, sorprendentes, creativos y variados. Le apasiona la REVOLUCI?N de mentalidades en Espa?a, a la que califica de GIGANTE DORMIDO. Y est¨¢ ayudando a sus caldos a conquistar el mercado norteamericano.
Jacques Chirac pregunt¨® en una ocasi¨®n a Bill Clinton qu¨¦ vino le gustar¨ªa beber. El ex presidente norteamericano le contest¨® que cualquiera de los recomendados por Robert Parker. Lo cont¨® el presidente franc¨¦s en 1999, al nombrar a Parker caballero de la Legi¨®n de Honor. Cuando los franceses, en asuntos de vino, distinguen as¨ª a un norteamericano es que algo extraordinario ocurre. Lo extraordinario es que Robert Parker es el cr¨ªtico de vinos m¨¢s influyente de EE UU y probablemente del mundo. Lo extraordinario es que este hombre nacido en Baltimore hace 58 a?os, y que empez¨® a escribir "porque, como consumidor, estaba frustrado con la informaci¨®n que me daban", ha vendido cientos de miles de ejemplares de sus 12 gu¨ªas y publica el bolet¨ªn The Wine Advocate (El Defensor del Vino), cuyo sistema de puntuaci¨®n (de 50 a 100) se ha convertido en el trampol¨ªn o la tumba de los vinos del mundo. Y lo m¨¢s extraordinario es que este rey Midas, que tiene su olfato asegurado en un mill¨®n de d¨®lares, se ha enamorado de los vinos espa?oles.
En su informe de junio dio a 145 etiquetas espa?olas m¨¢s de 90 puntos. "Me apasiona lo que he visto desarrollarse en Espa?a en los ¨²ltimos diez a?os", dice Parker, que realiza alrededor de 10.000 catas al a?o: "Lo que m¨¢s admiro es la revoluci¨®n de mentalidades, de creatividad, de calidad. El cambio de un pa¨ªs en el que hab¨ªa unas cuantas grandes bodegas, pero donde la mentalidad dominante era la de cooperativas, al descubrimiento de vinos de alta calidad en muchas regiones". La importaci¨®n de vinos espa?oles a Estados Unidos ha crecido en un 55,5% entre 2001 y 2004. Aurelio Cabestrero, sumiller en La Taberna del Alabardero de Washington y ahora importador, confirma la revoluci¨®n y que Parker ha desempe?ado un papel importante: "Cree que Espa?a es el gigante dormido del vino mundial".
Habla Parker: "Para m¨ª, Espa?a ha asumido mejor que ning¨²n otro pa¨ªs que hay que tener un pie en el futuro, en elaboraci¨®n y mercadotecnia, y otro en la tradici¨®n. Eso ha desembocado en el respeto por variedades como el tempranillo, pero tambi¨¦n en esos vinos de Yecla, de Jumilla, de Toro, de Navarra, de Monz¨®n, de La Mancha, del Bierzo? ?Qui¨¦n hab¨ªa o¨ªdo hablar del Bierzo? Se debe al trabajo brillante de generaciones j¨®venes de hombres y mujeres".
Parker publica The Wine Advocate -un bolet¨ªn quincenal que no admite publicidad- desde hace 27 a?os. Tras unos comienzos heroicos, su famosa predicci¨®n, a contracorriente, de que la cosecha de burdeos de 1982 era extraordinaria le consagr¨® y pudo dejar su trabajo de abogado. Ahora el bolet¨ªn tiene 64 p¨¢ginas y lo reciben m¨¢s de 40.000 suscriptores. Sus 24 n¨²meros anuales revisan unos 6.000 vinos: de 50 a 59 puntos, inaceptables; de 60 a 69, por debajo de la media; de 70 a 79, normales; de 80 a 89, por encima de la media e incluso muy buenos; de 90 a 95, excelentes, y de 96 a 100, extraordinarios. Para Parker, "ning¨²n sistema es perfecto". El suyo, que ¨¦l califica de flexible, da hasta 5 puntos por apariencia y color; hasta 15 por aroma y buqu¨¦; el sabor y el acabado merecen hasta 20, y el nivel de calidad o potencial de un buen envejecimiento, otros 10. "Pero no hay paladar como el de cada uno ni mejor educaci¨®n que probar el vino uno mismo".
Las puntuaciones de Parker -que han enfurecido a veces a grandes bodegas francesas- han sido criticadas por los que hablan de parkerizaci¨®n del mercado. Jos¨¦ Andr¨¦s, creador y copropietario de media docena de restaurantes en Washington, explica que "en cualquier tienda de vinos estadounidense hay una tarjeta con unas siglas y un n¨²mero al lado de las botellas, WA 97, WA 95? Quien tiene un poco de conocimiento sabe que es un c¨®digo. Las siglas significan wine advocate, y el n¨²mero es la puntuaci¨®n sobre 100. Hay vinos caros, pero encontrar un WA 90 a 10 d¨®lares, que los hay, supone un mensaje muy importante: se puede comprar casi a ciegas. Nunca unas letras y unos n¨²meros han tenido tanta influencia en este mundillo".
Por eso, Hugo Linares, director de la tienda Wide World of Wines, afirma: "Parker es a los vinos lo que Alan Greenspan a la econom¨ªa; ¨¦l dice una cosa y el vino se va por las nubes, o lo contrario. Un vino franc¨¦s de 1990 recibi¨® 100 puntos de Parker; antes costaba de 250 a 300 d¨®lares por caja; ahora cuesta 3.000". Parker matiza: "Hay vinos muy selectos, con producciones peque?as, que suben sus precios si les doy una puntuaci¨®n muy alta. Pero cuando se la doy a un vino como el Borsao, no sube, quiz¨¢ porque no tenga fama, aunque los consumidores entienden lo que vale. Para que un vino suba tiene que tener el consenso de la gente de que es extraordinario".
El vino espa?ol est¨¢ revolucionando Estados Unidos, y la importaci¨®n es una de sus claves. Jorge Ord¨®?ez en Boston, Aurelio Cabestrero en Washington, Almudena Llaguno y Stephen Metzler en Seattle, Eric Solomon. Su labor es pionera, pero a la postre lo definitivo es el producto, considerado divertido e interesante por clientes entendidos. Uno de ellos, el abogado David Vidal-Cordero, celebra el espaldarazo de Parker, y el ¨¦xito: "Cada vez m¨¢s norteamericanos entienden que la comida sabe mejor con vino y que el vino es bueno para la salud".
El consumidor en Estados Unidos, coincide Hugo Linares, est¨¢ m¨¢s formado: "Hace algunos a?os, la gente necesitaba que alguien les dijera qu¨¦ vino comprar. Ahora, cada uno sabe lo que le gusta". Linares organiz¨® una cata de barril de la cosecha 2004 en junio, en Washington, en la que hizo coincidir a 20 productores espa?oles con 125 clientes de todo Estados Unidos. Se gastaron 300.000 d¨®lares en vinos. Para Aurelio Cabestrero, tambi¨¦n organizador de aquella cata, "lo importante es que se nos est¨¢n quitando los complejos; nos podemos medir con los mejores vinos de Francia y de Italia, y estamos a la altura. Tenemos vinos con mucha personalidad y muy diferentes".
"Lo que me gusta de Espa?a es lo inesperado", interviene Parker. "Todo el mundo sabe qu¨¦ se puede esperar de California, de Francia, de Italia. En Espa?a, nunca se sabe. Me acuerdo cuando conoc¨ª a ?lvaro Palacios y su vino del Bierzo, cuando me habl¨® de la uva menc¨ªa. ?Yo nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de esa variedad, y se supone que soy un experto! Y era una maravilla. Fue una revelaci¨®n. ?C¨®mo estos vi?edos han podido ser ignorados tanto tiempo? Cada a?o, cuando pruebo los vinos espa?oles, siempre hay sorpresas. Me acuerdo de la primera vez que prob¨¦ el albari?o, de Galicia, y me qued¨¦ asombrado de lo estimulante que era, de su complejidad, de su aroma? Ahora, en muchos restaurantes estadounidenses se puede pedir un albari?o".
?Qu¨¦ tienen estos vinos que no tengan otros? "Hay un car¨¢cter y una personalidad que asoman en casi todos. E incluso dentro de una regi¨®n hay muchos estilos diferentes. Se puede ver en La Rioja, con el debate entre los tradicionales y los m¨¢s modernos. Pasa igual con los prioratos, tan diferentes, y con tanta nobleza, con un alma tan profunda". Parker cree que esto es s¨®lo el comienzo. "Si no le importa, voy a ser un poco chovinista con Estados Unidos: los americanos est¨¢n dispuestos a probar vinos de todo el mundo y reconocen productos de calidad. Yo creo que ¨¦sa es la raz¨®n de que hayan adoptado a Espa?a como una regi¨®n apasionante. Cada vez que probaba vinos espa?oles pensaba que hab¨ªa un enorme potencial, pero que no estaba siendo explotado; bueno, ya se est¨¢ explotando, y cada a?o se hace mejor. Espa?a ha sido revolucionaria al hacer muchos vinos, ha sido muy creativa y muy inteligente en su manejo".
Parker, invitado a la pr¨®xima edici¨®n de Madrid Fusi¨®n (a¨²n no sabe si podr¨¢ asistir), asegura que est¨¢ deseando volver a Espa?a. "Me parece un pa¨ªs maravilloso. Aunque le parezca incre¨ªble, pas¨¦ all¨ª casi seis meses en 1971 y 1972, cuando no hab¨ªa autopistas. Promet¨ª que iba a volver, es un pecado que no lo haya hecho. ?Y la comida espa?ola! Es mi tipo de comida: el cochinillo, el cordero, el cabrito, la paella? ?Cuando pienso en una aut¨¦ntica paella se me hace la boca agua!".
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