Otra vez en crisis

Fernando Torres volvi¨® a marcar un gol. Un acrob¨¢tico tanto de espuela. Novedad, pues no lo hac¨ªa desde el pasado octubre, nueve partidos atr¨¢s. El Atl¨¦tico se dej¨® empatar en los minutos finales. Norma habitual, asunto consuetudinario: hasta en seis ocasiones ha consentido tantos el grupo que dirige Carlos Bianchi con la campana a punto de agitarse para marcar el final del partido. Y pudo ser peor. Falc¨®n, el portero de circunstancias, tercero en la jerarqu¨ªa tras Leo Franco y Cu¨¦llar, sac¨® una mano prodigiosa con el tiempo cumplido. El conjunto madrile?o lleva seis jornadas consecutivas sin ganar y amenaza con una profunda crisis deportiva e institucional. Pero ¨¦sa es s¨®lo la historia, triste para el Atl¨¦tico, del tramo final. Antes hubo 80 minutos.

El Alav¨¦s, su t¨¦cnico oficial, Chuchi Cos, y su presidente con derecho a alinear jugadores, Dimitri Piterman, observaron muy atentos desde el autob¨²s el impenetrable atasco de la M-30. Y, entre gr¨²as, debieron de tener un arranque de inspiraci¨®n: reproducir las miles de trampas que jalonan la carretera de circunvalaci¨®n madrile?a sobre el c¨¦sped del Calder¨®n. En resumen, jugar con el m¨¢ximo posible de futbolistas en el ¨¢rea propia, defendiendo cada cent¨ªmetro de hierba. As¨ª las cosas, el cambio estrat¨¦gico de Bianchi, su opci¨®n de reforzar el medio y despoblar la banda, pareci¨® funcionar.

El Atl¨¦tico ten¨ªa la pelota. Muchos centrocampistas -Maxi, Gabi, Luccin e Ibagaza, todos juntitos y revueltos- y muchos metros libres hasta el embotellamiento en las cercan¨ªas de Costanzo, que es el portero del equipo vitoriano. Los dos planes se complementaban. Ibagaza, en ¨¦sas, era el protagonista. De vez en cuando, principalmente entrando por el arc¨¦n de la izquierda, consegu¨ªa romper la barrera. Tuvo un par de ocasiones Kezman y otras dos L¨®pez. Todas antes de la primera media hora y todas surgidas de la imaginaci¨®n del peque?o argentino, que en esos minutos parec¨ªa la respuesta a todas las plegarias de la grada.

El Alav¨¦s no hac¨ªa casi nada. Pero lo poco que hizo fue lo m¨¢s peligroso del primer periodo. Bodipo se qued¨® solo en el minuto 25, elev¨® la pelota sobre la salida de Falc¨®n y Perea, en la l¨ªnea de gol y de tijera, sac¨® el bal¨®n. Hubo m¨¢s. La pelota le lleg¨® a Edu Alonso, que a porter¨ªa vac¨ªa cruz¨® en exceso. Un s¨ªntoma.

Bianchi, poco propenso a mover el banquillo si no es por una circunstancia concreta -lesi¨®n, perder tiempo...- sac¨® a Kezman del campo e introdujo a Petrov. El b¨²lgaro siempre hab¨ªa sido titular en el Calder¨®n. Quedaba algo m¨¢s de un cuarto de hora de partido y los rojiblancos ya ganaban por un gol. Petrov destruy¨® el macizo dibujo del Atl¨¦tico, pero no aport¨® la profundidad que se le supone.

Poco a poco el Alav¨¦s se estir¨®. Un par de disparos desde la frontal avisaron a Falc¨®n de que deb¨ªa ir calentando. Que empezaba el asalto final y que eso, en el equipo madrile?o, implica sudores fr¨ªos. Un pase perpendicular de Nen¨¦, al saque de una falta, le sirvi¨® a Sarriegui para explotar el fatalismo de su rival. El central del Alav¨¦s se adelant¨® a Perea.

Nuevo partido. Nervios en el Atl¨¦tico. Nervios en su grada, bastante moderada con las desgracias de su equipo hasta el batacazo final. Esos minutos mostraron la fragilidad mental del equipo del Manzanares, la falta de sinton¨ªa entre el plantel y su t¨¦cnico, la falta de confianza en s¨ª mismos.

En el balance final no s¨®lo empataron los dos equipos a un gol. Tambi¨¦n hicieron tablas en el parte de bajas. Gaspar y Luccin dejaron el campo lesionados.