La convivencia en la mochila
El programa Escuelas Viajeras facilita los desplazamientos de alumnos de Primaria a otras comunidades
Las dos semanas anteriores al 1 de noviembre de este a?o fueron estresantes para Fidel Robledo, maestro de Primaria en el colegio p¨²blico Las Razas, de Sevilla. 15 de sus alumnos de 6? estaban a punto de partir, junto a ¨¦l, hacia la isla de Tenerife, en las Canarias. Robledo y sus alumnos participaban en el programa Escuelas Viajeras, organizado por Cooperaci¨®n Internacional, perteneciente al Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, en colaboraci¨®n con la Consejer¨ªa de Educaci¨®n. Este programa ofrece a los alumnos la oportunidad de viajar a lugares donde se vive una realidad cultural y social distinta a la de sus lugares de origen.
Escuelas Viajeras est¨¢ dirigido a alumnos de tercer ciclo de Educaci¨®n Primaria. Gracias a este programa, se organizan grupos de 45 alumnos pertenecientes a tres centros distintos que realizan una ruta de una semana por lugares emblem¨¢ticos de una comunidad aut¨®noma distintas a las suyas. "En nuestro caso la convivencia se realiz¨® entre centros de L¨¦rida, Murcia y nosotros, en Sevilla. El colegio catal¨¢n reflejaba a una comunidad rural, ya que era un centro que aglutinaba a los ni?os de cuatro peque?os pueblos; el murciano pertenec¨ªa aun pueblo grande y agr¨ªcola; y el nuestro aportaba a ni?os que viv¨ªan en una gran ciudad", comenta Fidel Robledo.
Los tres grupos de alumnos viajan acompa?ados, adem¨¢s de por sus respectivos profesores, por un ayudante de coordinaci¨®n del proyecto. Y en cada ocasi¨®n necesaria se hacen acompa?ar por gu¨ªas. En este a?o que termina, 77 centros andaluces han viajado al resto de las comunidades aut¨®nomas. El centro de Las Razas pertenec¨ªa al ¨²ltimo de los tres turnos que participaron en el programa y regresaron el pasado 8 de noviembre.
"Lo que hemos intentado en esa semana es inculcar los valores del respeto y la tolerancia", explica Robledo. "Para que este programa se ponga en marcha, lo primero que se hace es comentarlo a los padres y que den su autorizaci¨®n a los cr¨ªos. Hay que pensar que son chavales de 11 a 12 a?os que todav¨ªa no son plenamente aut¨®nomos", explica el profesor. "Despu¨¦s se plantea en el consejo escolar. Y si aprueba el proyecto redactado se env¨ªa a la consejer¨ªa, que selecciona a los mejores en funci¨®n de determinados baremos, entre los que entran la calidad misma del proyecto presentado, si han participado o no en el programa anteriormente y si son o no centros con necesidades especiales de compensaci¨®n", se?ala Fidel Robledo. Despu¨¦s es el mismo centro el que debe escoger a los chavales que emprender¨¢n su particular aventura. "Al final optamos por el m¨¦todo menos malo para escoger a los 15, el sorteo", recuerda el maestro de las Razas. Antes de partir, todos los alumnos de la clase, tanto los que iban a viajar como los que no, participaron en el estudio previo de las tradiciones del lugar de destino.
El viaje en avi¨®n a Tenerife fue algo m¨¢s accidentado de lo que estaba previsto. Los alumnos andaluces s¨ª aterrizaron en Tenerife, pero no sus maletas, que se perdieron. "Durante dos d¨ªas, hasta que el equipaje se recuper¨®, los ni?os perdieron todo lo que ten¨ªan; no pudieron cambiarse de ropa, con todo lo que ello supone para chavales de esta edad", recuerda su maestro. Tampoco los estudiantes murcianos tuvieron mejor suerte; su avi¨®n lleg¨® a la isla canaria con varias horas de retraso, ya bien entrada la madrugada.
Al menos, estas desgracias sirvieron para empezar a poner en pr¨¢ctica uno de los fines del proyecto: la solidaridad entre los peque?os. "En aquellos dos d¨ªas los chavales se tuvieron que prestar cosas como el champ¨² o el gel de ducha", se?ala el docente. Unos gestos que se unieron al intercambio de regalos que ya estaba previsto entre los chavales de los tres centros.
Las actividades que se realizan en el programa Escuelas Viajeras se hacen sobre el terreno. "Visitamos el drago milenario de la isla; una f¨¢brica de facturaci¨®n de pl¨¢tanos... De todas las actividades que se realizan, luego, ya en la residencia se hacen ejercicios en cuadernos para que retengan lo aprendido. Lo mejor era que llegaban al final del d¨ªa rendidos y en seguida se iban a la cama". Los chavales tienen sus propias preferencias. "A m¨ª lo que m¨¢s me gust¨® fue cuando subimos al Teide", dice Mar¨ªa Luisa, "y tambi¨¦n el espect¨¢culos de los loros, en el parque de animales". A otros, como a Sandra, los mejores recuerdos pasan por su paladar: "Las papas arrug¨¢s y el mojo pic¨®n, eso fue lo que m¨¢s me gust¨®", afirma. "Las chicas de Murcia, eso fue lo mejor", zanja entre la risas de sus compa?eros, Miguel ?ngel.
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