Adi¨®s al Machu Picchu... y a Pizarro

He le¨ªdo atentamente la carta de Javier T¨¢vara publicada el pasado s¨¢bado en la secci¨®n Opini¨®n del lector, de las p¨¢ginas de Madrid del diario EL PA?S, y debo decir que entiendo perfectamente sus quejas en relaci¨®n con el arbitrario criterio utilizado para el cambio de nombres de determinados lugares de nuestra ciudad.

Pero ese escrito me ha hecho recordar que, hace unos dos a?os, el alcalde de Lima, Luis Casta?eda Lossio, tuvo la gentileza de ordenar que fuera retirada la estatua del fundador de la capital peruana -que como bien recuerda Javier fue el espa?ol Francisco Pizarro all¨¢ por el a?o 1535- situada en un bello rinc¨®n de la Plaza de Armas, muy cerca del puente y al lado de la alameda, ante el indisimulado y estulto j¨²bilo de una parte de la ciudadan¨ªa y el vergonzante silencio de otra. En este momento, el fundador permanece encerrado en alg¨²n ignoto lugar a la espera de conocer su incierto destino.

Ciertamente, Javier, el se?or Ruiz ha puesto una paja en el ojo de los peruanos. Pero no es menos cierto que la Municipalidad de Lima puso en su momento una viga en el de los espa?oles y en el de todos aquellos que tienen un m¨ªnimo respeto por la historia.