Huida hacia delante

La Ley Org¨¢nica de la Educaci¨®n (LOE) fue aprobada ayer en el Congreso de los Diputados con el ¨²nico voto en contra del Partido Popular y siete abstenciones (de IU y el Grupo Mixto). El primer partido de la oposici¨®n parece sentirse a gusto en este papel de rechazo numantino a cualquier proyecto que venga del Gobierno, aunque durante la tramitaci¨®n parlamentaria se hayan incluido numerosas enmiendas que permitieron incluso cerrar acuerdos con la patronal m¨¢s importante de la ense?anza concertada, la que agrupa a los colegios religiosos.

El PP ha reaccionado con una huida hacia delante m¨¢s efectista que eficaz. La responsable de pol¨ªtica social de ese partido, Ana Pastor, y los consejeros de Educaci¨®n de las seis comunidades donde gobierna -Madrid, Valencia, Baleares, Castilla y Le¨®n, Murcia y La Rioja- anunciaron que en todas ellas se aplicar¨¢ una pol¨ªtica educativa com¨²n, que concretaron en 10 puntos destinados a mejorar, seg¨²n dijeron, la calidad de la ense?anza. Pese a la pomposidad del anuncio, su contenido muestra que lo que el PP presenta como pol¨ªticas propias y diferenciadas son en realidad posibilidades contempladas en la propia ley, y que de hecho ya se aplican en algunas comunidades.

Si de lo que se trata es de que estas autonom¨ªas ejerzan su derecho a decidir entre opciones posibles dentro de los m¨¢rgenes previstos por la propia ley, no hay nada que objetar. Para eso existe el Estado de las Autonom¨ªas y todas pueden hacer lo mismo. Pero al tratarse de una acci¨®n de gobierno concertada y decidida por la c¨²pula del partido desde la calle G¨¦nova, la iniciativa tiene derivadas pol¨ªticas que van mucho m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito educativo. No es una insumisi¨®n a la ley -eso ser¨ªa realmente muy grave-, pero s¨ª una pr¨¢ctica pol¨ªtica que implica la subordinaci¨®n de los gobiernos auton¨®micos a la direcci¨®n de un partido.

No es coherente propugnar una mayor cohesi¨®n a trav¨¦s de ense?anzas comunes y trazar una frontera ideol¨®gica entre las comunidades seg¨²n el color pol¨ªtico de sus gobiernos respectivos. Es cierto que cuando estaban en la oposici¨®n tambi¨¦n los socialistas intentaron a veces instrumentalizar a las comunidades en que gobernaban contra propuestas del Gobierno; pero aparte de que los errores de ayer no podr¨ªan justificar los de hoy, pocas veces la instrumentalizaci¨®n ha sido tan directa y tan contradictoria con el objetivo proclamado. Una cosa es defender criterios m¨¢s homog¨¦neos en todo el territorio y otra usurpar la capacidad de autonom¨ªa y responsabilidad de los propios gobiernos auton¨®micos. Porque el mensaje que estas decisiones env¨ªan a la ciudadan¨ªa es que las instituciones est¨¢n al servicio de los partidos y no al rev¨¦s. Lo cual puede tener el efecto de trasladar a los ¨®rganos representativos el descr¨¦dito que, seg¨²n encuestas recientes, afecta a los partidos.