Un biplaza para disfrutar
El MX-5 mantiene el estilo atractivo y la agilidad del anterior modelo, pero ahora con un tacto m¨¢s s¨®lido y un equipo de seguridad como el de los descapotables modernos. El interior es algo m¨¢s amplio y tiene la posici¨®n de conducci¨®n de los biplazas deportivos, con la banqueta baja y las piernas estiradas, aunque sigue siendo algo justo en longitud si se mide m¨¢s de 1,80 metros.
Conducci¨®n ¨¢gil y manejable
A pesar de ser m¨¢s grande e incluir un equipo de serie superior, el MX-5 apenas pesa 10 kilos m¨¢s, gracias al uso de materiales ligeros como el aluminio en los cap¨®s y otras piezas. El chasis es tambi¨¦n un 47% m¨¢s r¨ªgido y monta unas suspensiones mejoradas, con amortiguadores de gas, y unas ruedas m¨¢s anchas de 17 pulgadas. Estos cambios ayudan a ofrecer una conducci¨®n ¨¢gil y que divierte, pero con un mayor aplomo y confort en trazados amplios y autopistas.
El resultado es un coche f¨¢cil de conducir, al menos si no se buscan los l¨ªmites, porque tiene una direcci¨®n muy r¨¢pida y sensible, especialmente en carreteras viradas. Si se maneja con suavidad y precisi¨®n es muy ¨¢gil, permite enlazar las curvas con rapidez y tiene unos frenos con ABS que paran bien y no se fatigan. En cambio, si se conduce con brusquedad, la propulsi¨®n trasera muestra unas reacciones m¨¢s nerviosas, tiende a deslizar de atr¨¢s y hace que entre en acci¨®n el ESP, que es muy progresivo y da seguridad, pero corta la potencia del motor con demasiada antelaci¨®n cuando el piso est¨¢ bacheado.
Por lo dem¨¢s, en trazados amplios y autopista las suspensiones absorben bien las irregularidades y permite viajar con comodidad, pero no est¨¢ bien insonorizado y la rumorosidad de la capota y la mec¨¢nica obligan a subir el tono de la voz y penaliza el confort.
Cambio de seis marchas
El nuevo Mazda monta un motor 2.0 16v. de 160 CV con cambio manual de seis velocidades. No destaca por su potencia, pero como el coche pesa lo justo, acelera con nervio y ofrece unas prestaciones notables para viajar. Le falta fuerza y elasticidad por debajo de 4.000 vueltas, y despu¨¦s se estira con garra hasta casi las 7.000. Tiene un tacto deportivo que, junto a un cambio con recorridos cortos y r¨¢pidos de palanca, ayuda a disfrutar al volante. Sin embargo, el salto entre las marchas es excesivo y exige subir el r¨¦gimen del motor para sacarle el m¨¢ximo partido, con el consiguiente aumento de la sonoridad y el consumo. Aun as¨ª gasta poco: apenas llega a ocho litros en conducci¨®n tranquila y se mantiene por debajo de 10 en ciudad y cuando se estiran las marchas.
Al margen de este detalle, el MX-5 es un coche agradable de conducir, tanto con la capota cerrada como abierta, y aunque el parabrisas no protege mucho cuando se destapa, permite viajar a cielo abierto sin que molesten demasiado las turbulencias.
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