Entre la tragedia y la leyenda
De boca en boca, la historia del 'tsunami' se llena de fantas¨ªas, monstruos m¨¢gicos y letan¨ªa en la que se ahogan las penas
Ainal Mis¨¢n tiene 10 a?os, cuerpo menudo, oscur¨ªsima piel, negros ojos rasgados y aire de gitanilla. Superviviente del tsunami que con furia b¨ªblica cay¨® hace un a?o sobre la provincia indonesia de Aceh, sorprende al extra?o por c¨®mo cuenta aquel siniestro sin precedentes. Lo hace de un modo que suena a puro cante jondo, con letra compuesta por ella misma: "El domingo 26, un terremoto y un tsunami. El gran agua viene, hay gente que escapa hacia las alturas; mucha huy¨® y muchos murieron. No hay comida. No ha habido este a?o ropa por el Hari Raya [la fiesta que marca el fin del Ramad¨¢n]. Los ni?os no llorar¨¢n, porque la gente les va a ayudar".
Ainal vive en un barrac¨®n militar improvisado para acoger a quienes lo han perdido todo, en Langkrut, una pedan¨ªa de Banda Aceh, no lejos de la costa por la que se despe?¨® la muerte. A tres kil¨®metros tierra adentro, en Punge, Adn¨¢n Ibrahim, de 64 a?os, corta su figura contra un barco que lleg¨® hasta all¨ª llevado por olas "el doble de altas que ese cocotero". El buque cay¨® sobre su casa y la de su t¨ªo. Aplast¨® a 15 personas, que all¨ª siguen, bajo los miles de toneladas de una nave que estuvo dedicada a la producci¨®n de electricidad, y que como un monstruo varado y agonizante, todav¨ªa hoy sigue emitiendo vagidos: alg¨²n motor en funcionamiento. Por la noche se ven sus bombillas encendidas. "O¨ª un ruido muy fuerte que ven¨ªa del mar. Unos veinte minutos despu¨¦s, la gente empez¨® a gritar: '?El agua est¨¢ subiendo!'. Vi que miles de aves ven¨ªan hacia aqu¨ª. De repente un hijo dijo: '?Viene un barco! ?Viene un barco!'. Lleg¨® hasta aqu¨ª, entre miles de cad¨¢veres, con muchas serpientes y cocodrilos".
El maremoto trajo un acuerdo de paz que puso fin a 30 a?os de lucha en Aceh
El tsunami de Aceh ha adquirido dimensiones de leyenda y en la fantas¨ªa popular ya es pura f¨¢bula: gigantescas serpientes a las que se agarraron los n¨¢ufragos para salvarse, inexistentes cocodrilos de mar. En la prosaica realidad, las cifras que lo acompa?an s¨ª son verdaderamente fabulosas: 800 kil¨®metros de costa, como la espa?ola del Cant¨¢brico, arrasados; cerca de 130.000 muertos, 40.000 desaparecidos, 500.000 desplazados; el 80% de Banda Aceh, la capital, destruido o muy da?ado; 120.000 viviendas desaparecidas; topograf¨ªa cambiada; tierra hundida en el mar, tierra surgida del mar; 250 kil¨®metros de carretera costera que s¨®lo pueden ser cubiertos en 15 horas con todoterrenos; puentes arrasados; pueblos costeros a los que ¨²nicamente se accede o por barco o por helic¨®ptero; polic¨ªas, maestros, jueces, funcionarios, presos, pescadores ahogados... La mayor cat¨¢strofe natural de que se tiene memoria.
Las fechas navide?as del desastre, su transmisi¨®n en directo por las televisiones de todo el mundo, las tr¨¢gicas historias de los turistas llegados de pa¨ªses ricos a la regi¨®n (aunque no a Aceh, cerrada entonces al mundo por la actividad de la guerrilla del GAM) provocaron un aluvi¨®n de donaciones y promesas econ¨®micas sin precedentes en la historia. "El dinero ofrecido est¨¢ a la altura de las necesidades", dice Andrew Steer, director para Indonesia del Banco Mundial. M¨¢s que a la altura. Como la ola que doblaba al cocotero de Punge, a las estimaciones iniciales de da?os en torno a los 4.500 millones de d¨®lares, luego reducidas a algo m¨¢s de 4.000, ha respondido la comunidad internacional con ofertas de entre 9.500 y 11.500 millones, seg¨²n datos oficiales, con la Uni¨®n Europea como primer donante, para reconstruirlo todo en cinco a?os.
Un man¨¢ que s¨®lo ahora, un a?o despu¨¦s, est¨¢ empezando a dejarse notar, con la construcci¨®n de unas 31.000 casas y planes para construir otras 78.000 en 2006, a raz¨®n de unos 36 metros cuadrados y adaptadas a las particularidades locales. Da idea del esfuerzo, que en toda Indonesia, un pa¨ªs de 220 millones de habitantes, apenas se construyan unas 60.000 viviendas al a?o. Es un proceso lento al que los damnificados responden con resignaci¨®n jobiana. "Todo va muy despacio, pero no estoy molesto con el Gobierno, porque tiene mucho que hacer", dice Muntaran, de 42 a?os, un alba?il que perdi¨® mujer, hijos y casa, y salv¨® la vida porque estaba trabajando en el sur de la provincia.
Los problemas son ingentes, entre ellos el de definir la propiedad de los solares, y las desgracias, inn¨²meras, pero el maremoto fue acompa?ado de un tsunami pol¨ªtico que todos bendicen. Fue el acuerdo que el pasado mes de agosto puso fin a 30 a?os de la guerrilla independentista del Movimiento de Aceh Libre (GAM), cuya actividad y combates contra el Ej¨¦rcito hab¨ªan costado entre 9.000 y 15.000 vidas. "Los que no conocen el problema no se hacen idea del tsunami pol¨ªtico que supuso el acuerdo, que hace un a?o parec¨ªa inconcebible", subraya Marty Natalegawa, a punto de dejar el Ministerio de Exteriores en Yakarta para hacerse cargo de la Embajada de Indonesia en Londres.
El maremoto agot¨® la exhausta capacidad de lucha del GAM y del Ej¨¦rcito, y muchos lo ven, en la muy isl¨¢mica Aceh, como una sanci¨®n divina. La negociaci¨®n era una salida ¨²nica e ineludible. Era la cuarta vez que el Gobierno indonesio y la guerrilla lo intentaban. Esta vez fue bajo los auspicios de la Uni¨®n Europea. La vida normal ha vuelto a la calle, algo visto como una liberaci¨®n por la martirizada poblaci¨®n local. Peter Feith, jefe de la misi¨®n de mediaci¨®n que los Veinticinco desarrollan con los Diez de la Asociaci¨®n de Pa¨ªses del Sureste Asi¨¢tico (ASEAN), encargada del control del desarme del GAM y el repliegue del Ej¨¦rcito, se?ala que "paz y reconstrucci¨®n pos- tsunami van de la mano. Ser¨ªa imposible reconstruir Aceh si no hubiera paz". Es la primera vez que la UE act¨²a tan lejos. "La misi¨®n va conforme a lo previsto", apunta Feith, estrecho colaborador de Javier Solana, el coordinador de la pol¨ªtica exterior europea. Para el d¨ªa 26, aniversario de la tragedia, est¨¢ previsto que culmine el desarme mutuo, mientras sigue adelante el m¨¢s complicado proceso legislativo para la autonom¨ªa.
Para la UE esta misi¨®n es una prueba de fuego y en ella ha descubierto activos, como su intr¨ªnseca diversidad, que hasta ahora pasaba por r¨¦moras. El Ej¨¦rcito indonesio, temeroso de los designios de una potencia extranjera, desconfiaba de la intervenci¨®n europea. "Les dije a los generales que 20 (sic) pa¨ªses no pueden ponerse de acuerdo para enga?ar a Indonesia. Eso no es posible", explica el general Bambang Darmono, negociador del Ej¨¦rcito con la guerrilla, y hasta hace poco azote del GAM. "Antes mi misi¨®n era destruirlos. Ahora es construir la paz", dice el general, un hombre carism¨¢tico. "El tsunami no fue s¨®lo un desastre, porque llev¨® al Gobierno a acelerar el proceso de paz. Soy optimista porque hay futuro". Para Ainal, la ni?a que canta con aires flamencos, y para cuatro millones de compatriotas.
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