Montaje absurdo
Con dar la lista de unos cuantos artistas de renombre y el refrendo de que son obras que proceden de distintas galer¨ªas de Par¨ªs, nos quieren hacer creer que estamos ante una muestra suprema. Nos referimos a la exposici¨®n de escultura presentada bajo los auspicios de la Fundaci¨®n BBK (Bilbao, Gran V¨ªa, 32), con el t¨ªtulo El arca del siglo XX...
No hay exceso de calidad. Nos quedamos con la vigorosa cabeza de caballo de Bourdelle, las estilizadas obras del transilvano Hadju, las no menos refinadas y estilizadas piezas de Baltasar Lobo, sin olvidarnos de la obra de Gargallo y su utilizaci¨®n del espacio al crear ilusi¨®n de volumen por medio del sutil juego de superficies c¨®ncavas y convexas. Y poco m¨¢s. Las obras de algunos de los m¨¢s famosos, Picasso y Mir¨®, por ejemplo, son piezas de escaso valor art¨ªstico. Por cierto, me cuesta creer que el torito atribuido a Picasso, sea de verdad obra suya.
De otro lado, al caballo de Marino Marini le falta el jinete, para que su obra pueda expresar a su trav¨¦s el simbolismo tr¨¢gico, oscuro y estremecedor de su personal marca. Las dos min¨²sculas piezas de Giacometti nos recuerdan que se trata del hermano de Alberto Giacometti, llamado Diego (quien fuera ayudante durante toda su vida, adem¨¢s de su modelo favorito). El rinoceronte c¨®smico de Dal¨ª, siendo una pieza de acuciosa belleza, se nota que est¨¢ inspirada en la imaginer¨ªa hind¨². La obra de Arp despista un poco debido a su base en forma de tr¨ªpode. No pasan de discretas las aportaciones de C¨¦sar y Buffet. El surrealista Andr¨¦ Masson aporta el desgarro de una leona de lo m¨¢s expresionista.
La mayor¨ªa de las esculturas son de bronce, aunque algunas est¨¦n trabajadas en m¨¢rmol, madera, cobre y yeso. Mayoritariamente parecen obras realizadas para adornar. Muchas de ellas dan la sensaci¨®n de que las hemos visto antes de ahora en alguna tienda de alta decoraci¨®n. No se ci?en a las condiciones que debe poseer toda obra de calidad. Esto es: las obras de verdadera y aut¨¦ntica creaci¨®n son aquellas que se han hecho necesariamente. Y el adorno no est¨¢ regido por una profunda necesidad, sino por una superficial impostaci¨®n.
Para que la muestra produzca una vaga impresi¨®n de almoneda nada m¨¢s eficaz como el amontonamiento de las obras, lo cual es un error may¨²sculo. Muchas de las obras expuestas s¨®lo se pueden ver de manera frontal. Si a la falta de calidad se une un montaje absurdo, la decepci¨®n est¨¢ garantizada.
Saben que lo que vale para un cuadro no vale para una escultura? No permitir que una escultura sea vista por entero es "matarla" un poco o un mucho. Presten atenci¨®n a los errores rutinarios, por el bien del arte.
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