La LOE y la Iglesia
Vaya por delante que soy cat¨®lica practicante, pero me averg¨¹enzo de una Iglesia oficial obsesionada por el sexo y el poder. No comprendo, ni comparto, que los obispos se manifiesten e insten a hacerlo por la ense?anza de su religi¨®n en la escuela. He sido ense?ante y siempre he defendido que la escuela debe transmitir los valores de libertad, respeto, solidaridad y soluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos, que facilitan la convivencia entre todos; en la escuela se deber¨ªa, en todo caso, analizar el hecho religioso, que forma parte de la cultura, de cualquier cultura, para facilitar la comprensi¨®n de la historia y el arte, pero el adoctrinamiento debe realizarse en la familia y la parroquia. No entiendo ni comparto que los obispos hayan asistido y promovido desde los p¨²lpitos la asistencia a la manifestaci¨®n del pasado d¨ªa 12 en Madrid contra la LOE, porque pone en peligro la ense?anza de la religi¨®n en las escuelas, cuando no es cierto adem¨¢s, bas¨¢ndose en que el 80% de los padres piden que sus hijos sean educados en la religi¨®n cat¨®lica. No se corresponde ese dato con la pr¨¢ctica religiosa de la familia, que se limita mayoritariamente a bautizar a sus hijos y as¨ª tener garantizado que puedan "celebrar" la Primera Comuni¨®n, casarse en la iglesia que les guste, salir en la cofrad¨ªa en Semana Santa y decirle una misa a sus familiares cuando se mueran. En las iglesias a las que asisto a misa veo, en general, poca gente, la mayor¨ªa entrada en a?os, rara vez se ve a alg¨²n ni?o o joven.
Salvando las distancias, los que pertenecen a un club deportivo pagan su cuota y asisten con sus hijos a los partidos, no se corresponde esto con querer que la ense?anza religiosa la hagan otros y la pague el Estado, es decir, todos.
?Por qu¨¦ no me borro de la Iglesia cat¨®lica pensando as¨ª? Pues porque no basta con darse de baja como en cualquier asociaci¨®n, la Iglesia te exige que apostates y yo no renuncio a las ense?anzas de Cristo, que distan bastante de lo que la iglesia oficial p¨²blica. Adem¨¢s, afortunadamente, existe una minor¨ªa de creyentes que luchan contra la injusticia y contribuyen a construir un mundo mejor, con los que s¨ª estoy de acuerdo.
En diciembre se va a celebrar en todo el mundo manifestaciones exigiendo a los gobiernos que cumplan los objetivos del milenio a los que se comprometieron y a acabar con la pobreza en el mundo. Me gustar¨ªa que los obispos asistieran a estas manifestaciones y las apoyaran con el mismo entusiasmo que han mostrado en este asunto de la ense?anza religiosa, porque creo que el gran pecado actual es que mientras a unos cuantos les sobra de casi todo, una gran mayor¨ªa se est¨¢, literalmente, muriendo de hambre.
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