El papel de la prensa
"Internet no es un soporte o un medio m¨¢s; es el fin del periodismo tal como lo hemos conocido". Los autores de esta concisa pero riqu¨ªsima exploraci¨®n del nuevo universo despapelizado de la prensa, Jean-Fran?ois Fogel y Bruno Pati?o -la edici¨®n original no se ha molestado en respetar la ? del apellido chileno-boliviano del segundo- son los creadores de la versi¨®n digital del gran diario franc¨¦s Le Monde, y ambos, formidables conocedores de lo que le espera al periodismo, "tal como lo hemos conocido", en los pr¨®ximos a?os.
La afirmaci¨®n dram¨¢tica, estent¨®rea, urgente, dif¨ªcil de digerir incluso para los que nos alineamos en posiciones similares, re¨²ne ya un fuerte consenso sobre el porvenir de la prensa en el mundo desarrollado, que en un estancamiento, en absoluto coyuntural, de difusi¨®n, lo que se nota especialmente en lo que llamamos pa¨ªses de nuestro entorno, Francia, Alemania, Reino Unido, donde la ca¨ªda en las cifras de venta diarias ha sido de varios millones de ejemplares en los ¨²ltimos, digamos, 15 a?os. Evidentemente, los que ten¨ªan m¨¢s grasa que perder, los que part¨ªan de cotas muy altas, han sido los primeros en aligerarse de difusi¨®n. Pero quien no quiera hoy tomar nota, luego que no proteste.
La situaci¨®n que nos presentan los dos autores franceses recuerda lo que en alg¨²n momento se ha dicho que le pasaba a la novela. Igual que James Joyce deshace o resume en la palabra en libertad circular sobre s¨ª misma, la novela cl¨¢sica del XIX, Internet recobra la primera oralidad de la comunicaci¨®n anterior a los tiempos de Gutenberg, obliga a repensar el periodismo en una continuidad sin fin del ciberespacio, en el que no hay principio, ni terminaci¨®n, y que, con su ¨²ltimo avatar, el blog -uno creado cada segundo durante 2005, con ya m¨¢s de 15 millones de titulares-, arrebata al periodista, sin excluir la propia versi¨®n on-line, hasta el hecho mismo de su monopolio sobre la informaci¨®n.
Es mucho m¨¢s que una revoluci¨®n; antes bien, un posible certificado de defunci¨®n, aunque los autores -muy pr¨®ximos, por otra parte, al mundo hisp¨¢nico, y con los que el firmante ha discutido estos asuntos en buen n¨²mero de ocasiones- argumentan con menor consistencia que a la hora de abrirnos la puerta a lo desconocido, que el periodismo de papel puede incluso medrar a favor de su hermano, ?menor?, instalado en la realidad virtual. Pero, seguramente, la inconsistencia es s¨®lo aparente, un problema de sem¨¢ntica, porque si nuestro periodismo, el de siempre, el de papel, habr¨¢ de transformarse profundamente, como dicen ambos, tras la irrupci¨®n de estos nuevos b¨¢rbaros del espacio, hasta el punto de que llegue a desconocerse a s¨ª mismo, podemos probablemente convenir en que transformaci¨®n y destrucci¨®n acabar¨¢n por calificar una misma realidad.
Apasionante y nerviosa revelaci¨®n, introducci¨®n a todo lo que, inevitablemente, desconocen hoy incluso los autores, el libro deber¨ªa ser r¨¢pidamente traducido al espa?ol y convertirse en lectura obligada no s¨®lo de profesionales, sino de aun interesados usuarios de nuestro medio de comunicaci¨®n. ?sa es la raz¨®n de que, aun s¨®lo con la aparici¨®n de su versi¨®n original, haya parecido conveniente avisar del diluvio que viene. Aunque nadie, dir¨ªa conociendo a sus autores, que hayan opositado nunca a profetas del Apocalipsis. Simplemente se trata de dos grandes periodistas.
Une presse sans Gutenberg. Jean-Fran?ois Fogel y Bruno Pati?o. Grasset. Par¨ªs, 2005. 245 p¨¢ginas. 13,30 euros.
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