Muere Hern¨¢ndez Pijuan, artista de la trama

Con Hern¨¢ndez Pijuan desaparece uno de los pintores m¨¢s sutiles de nuestro tiempo, un pintor que siempre se mantuvo fiel al paisajismo y cuya intensa evoluci¨®n basada en la reflexi¨®n, la evoluci¨®n y la sinton¨ªa con el arte de su tiempo s¨®lo puede explicarse a partir de la sensibilidad y el rigor que caracterizan un interesante proceso pict¨®rico que arranca con el postnoucentisme catal¨¢n, aunque pronto se dej¨® fascinar por la abstracci¨®n mat¨¦rica -la que desarrollar¨ªan sus contempor¨¢neos de los grupos Dau al Set o El Paso- y que finalmente, y sin renunciar a sus ra¨ªces mediterr¨¢neas, adopt¨® una l¨ªnea propia de c¨¢lculo y mesura de lo que es la tela, m¨¢s cercana a las tareas del agrimensor o a la meditada geometr¨ªa del franciscano Luca Pacioli.

Hern¨¢ndez Pijuan, que naci¨® en el barcelon¨¦s barrio de Sant Gervasi el 5 de febrero de 1931, en el seno de un familia catalano-aragonesa, siempre supo que su vocaci¨®n era dibujar y pintar y siempre fue consciente de que la fuente nutricia de su creaci¨®n era la observaci¨®n de la naturaleza, particularmente la de las comarcas catalanas de la Noguera y la Segarra. En 1947, al concluir sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de la Llotja, empez¨® a dedicarse plenamente a la pintura, aunque despu¨¦s pasar¨ªa por la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi (1952-1956), que con el tiempo se integrar¨ªa a la Universidad de Barcelona y de la que ¨¦l en 1970 fue nombrado catedr¨¢tico de Pintura, y en 1992, decano, cargo que ostent¨® hasta su jubilaci¨®n, en 1997.

Pero m¨¢s all¨¢ de su magisterio y de su dedicaci¨®n a las t¨¦cnicas pict¨®ricas, de las que fue un gran experimentador, Hern¨¢ndez Pijuan fue tambi¨¦n un destacad¨ªsimo grabador, que trabaj¨® en profundidad las t¨¦cnicas calcogr¨¢ficas y litogr¨¢ficas. No en balde este mismo a?o la Calcograf¨ªa Nacional (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) le otorg¨® el Premio Nacional de Arte Gr¨¢fico.

Al inicio de su trayectoria, Hern¨¢ndez Pijuan cultiv¨® un expresionismo radical, de resonancias existencialistas y colores oscuros dominados por el blanco y el negro. Fue aqu¨¦lla una ¨¦poca de gran inquietud intelectual y cultural durante la que colabor¨® con los grupos S¨ªlex e Inter-nos y en revistas estudiantiles. Tambi¨¦n fue en aquellos a?os cuando expuso en galer¨ªas renovadoras como El Jard¨ªn de Barcelona y cuando particip¨® en las Bienales Hispanoamericanas de Arte y en los Salones de Octubre de Barcelona (actividades todas ellas comprometidas con la pintura no acad¨¦mica, con la ruptura de la tradici¨®n y con la b¨²squeda de nuevos lenguajes pl¨¢sticos) y cuando present¨® su primera exposici¨®n individual en el Museo Municipal de Matar¨® (1955), de la mano de su amigo y mentor Rafael Santos Torroella, al que seguir¨ªa unido el resto de su vida.

Su estancia en Par¨ªs entre 1957 y 1958, becado por el Instituto Franc¨¦s de Barcelona, le permiti¨® estudiar grabado y litograf¨ªa en la Escuela de Bellas Artes de Par¨ªs e iniciar una nueva etapa en su trayectoria, en la que el expresionismo gestual dar¨ªa paso a una abstracci¨®n de base geom¨¦trica dominada por los campos de color y por objetos solitarios (frutas, copas, huevos, tijeras, etc¨¦tera) que acabar¨ªan por transformarse en el punto neur¨¢lgico de sus telas. Sin embargo, suave y progresivamente, su pintura se ir¨ªa desdramatizando para hacerse m¨¢s minimalista y esencialista, incluso incorporando la cinta m¨¦trica como connotaci¨®n de su m¨¦todo pautado de componer la superficie de la tela trabajando con formatos acusadamente verticales u horizontales. Las fajas de colores grises y verdes, la gradaci¨®n tonal, las transparencias, las texturas, las resonancias de la luz son las notas dominantes de una pintura que en la d¨¦cada de los ochenta, y desde la m¨¢s pura abstracci¨®n, recuper¨® el perfil del cipr¨¦s, los surcos del arado, la sinuosidad de un mont¨ªculo, el per¨ªmetro de un predio o la silueta de una hoja o de una flor, lo que a su vez le permit¨ªa volver a los verdes, ocres, rosados y marrones de mayor intensidad, sin dejar de ser fiel a una caligraf¨ªa dictada por su energ¨ªa interior que se plasmaba a trav¨¦s del ¨®leo en cada una de sus pinceladas.

Premios

Los de Hern¨¢ndez Pijuan han sido casi sesenta a?os de vida activa que le han permitido exponer en las principales ciudades y museos de Espa?a, en muchas ciudades europeas, americanas y japonesas y participar en relevantes bienales como la de Venecia. Por ello, no ha de extra?arnos que se le distinguiera con m¨²ltiples premios, como el Premio Nacional de las Artes Pl¨¢sticas (1981) o la Creu de Sant Jordi (1985), y que se le hayan dedicado exposiciones tan importantes como las presentadas en el Centre Cultural Tecla Sala de L'Hospitalet de Llobregat (1992), en el Reina Sof¨ªa (1993) y en el Macba (2003). Pero, probablemente, quien ha definido con m¨¢s precisi¨®n la esencialidad y la sutileza de la pintura de su arte es su admirador y admirado amigo Fernando Z¨®bel: "Los adjetivos: limpio, sutil, riguroso, cerebral, elegante. Los medios: la trama. Mejor dicho: las tramas. Hern¨¢ndez Pijuan es capaz de convertir hasta brillos y materia en trama. La trama: la naturaleza. Lo que tiene de visible, la que sabe ver el artista para transformarla y ense?arla".

Daniel Giralt-Miracle es cr¨ªtico e historiador del Arte.