Ellas quieren cobrar como ellos
Empleadas de una f¨¢brica de galletas denuncian que la empresa las discrimina por ser mujeres
Los vecinos de Villarejo de Salvan¨¦s, en Madrid, saben que de los hornos de la f¨¢brica que Sos Cu¨¦tara tiene en la localidad depende buena parte de su econom¨ªa. La planta vende galletas en Europa y Am¨¦rica, en ella trabajan 450 de los 5.500 vecinos del pueblo, m¨¢s del 8%. Otros 250 son contratados en los meses de m¨¢s trabajo.
Los hornos son, dentro la f¨¢brica, "una frontera que separa a las personas por su sexo, por su salario base y por los pluses econ¨®micos que cobran", denuncia Alfonso Juguera, delegado del sindicato UGT en la f¨¢brica.
Hasta que las galletas entran en el horno, el trabajo es cosa de hombres: de los 123 trabajadores que el pasado 8 de noviembre intervinieron en las labores de amasado, laminado y horneado, s¨®lo siete eran mujeres. Tambi¨¦n eran hombres loselectricistas, mantenimiento, conductores, encargados y el director de f¨¢brica, unas 50 personas en total.
Las galletas se encuentran con una plantilla totalmente femenina cuando salen del horno: las 28 oficiales primera de envasado, las 209 oficiales segunda y sus 239 ayudantes son todas mujeres. "Para ganar dinero, hay que estar al otro lado del horno", se queja Bel¨¦n Hern¨¢ndez, de 42 a?os, que empez¨® a trabajar en la f¨¢brica a los 14. "Los hombres cobran m¨¢s salario base, tienen m¨¢s pluses y estos son de m¨¢s dinero", a?ade.
El ¨²ltimo convenio colectivo, firmado en 2002 y que ahora debe ser renovado, establece que el personal de producci¨®n (casi todo masculino) cobra 60 euros m¨¢s al mes de salario que el de envasado y empaquetado (todo femenino).
Tambi¨¦n existe un plus de asistencia y puntualidad que es entre dos y seis veces m¨¢s elevado para el personal de producci¨®n que para el de envasado. Adem¨¢s, los oficiales de primera de producci¨®n, mec¨¢nicos y oficios varios (todos hombres) cobran otro plus, de actividad, de 115 euros mensuales, que no cobran las de envasado.
El resultado de esta escala salarial es el siguiente: un oficial primera de producci¨®n cobra 983 al mes, un 39% m¨¢s que los 708 de una oficial primera de envasado. ?sta tambi¨¦n cobra 100 euros menos (un 14%) que un oficial segunda de producci¨®n e, incluso, un 7% menos que un pe¨®n de producci¨®n, puesto para el que no se necesita formaci¨®n ni experiencia. Juguera y Hern¨¢ndez creen que existe una "discriminaci¨®n salarial a las mujeres".
La empresa lo niega. "Es verdad que existen pocas mujeres en producci¨®n, pero las que hay cobran lo mismo que sus compa?eros", afirma un portavoz de la compa?¨ªa. "Las diferencias salariales se deben a la mayor responsabilidad del personal de producci¨®n. Un error suyo puede estropear toda una hornada, mientras que el trabajo de envasado es m¨¢s mec¨¢nico. Los trabajos de producci¨®n requieren m¨¢s fuerza".
Sos Cu¨¦tara considera que las acusaciones se deben "a una estrategia por la negociaci¨®n del convenio colectivo", especialmente conflictiva, con huelgas.
Las dos partes aceptan que los hombres y las mujeres desempe?an labores distintas en la f¨¢brica y las que realizan ellos est¨¢n mejor pagadas. "Ha sido una tradici¨®n en el pueblo que los hombres produc¨ªan y las mujeres envasaban. Pero ahora los salarios deber¨ªan igualarse", explica Juguera.
Sobre la escasa incorporaci¨®n de mujeres en los trabajos de producci¨®n y directivos, UGT explica que "en parte es por tradici¨®n". "Pero tampoco ayuda la pol¨ªtica de contrataci¨®n de la empresa, que siempre llama a los mismos cuando necesita reforzar la plantilla", afirman desde UGT. La empresa admite: "Despu¨¦s de tantos a?os, conocemos bien la comarca y d¨®nde buscar a los trabajadores".
Sobre las desigualdades salariales, Bel¨¦n Hern¨¢ndez, miembro del comit¨¦ de empresa, admite que "hasta hace pocos a?os los primeros machistas eran los compa?eros del comit¨¦. Y claro, a la empresa ya le iba bien, porque el 75% de la plantilla es femenina y le interesaba tenerla con sueldos bajos".
Hoy las mujeres son mayor¨ªa (ocho a cinco) en el comit¨¦, cuyos miembros varones, como Diego Prudencio Ruiz, de 32 a?os y oficial de producci¨®n, comparten "totalmente" las reclamaciones de sus compa?eras. "Siempre ha habido muy poca sensibilidad con las diferencias salariales. Incluso hoy, a la mayor¨ªa de los hombres les da igual este tema", afirma Ruiz.
El comit¨¦ de empresa admite que "la discriminaci¨®n salarial ya exist¨ªa cuando Sos compr¨® la f¨¢brica hace cinco a?os". Incluso reconocen que los actuales propietarios han hecho cierto esfuerzo en convertir empleos temporales en fijos. "Pero la discriminaci¨®n salarial es un tema que no quieren aceptar", afirman desde UGT. Sos Cu¨¦tara lo niega: "No hay nada que cambiar en el tema de g¨¦nero porque no existe discriminaci¨®n".
Salario un 15% m¨¢s bajo
La demanda de las trabajadoras de Villarejo de Salvan¨¦s han coincido con la presentaci¨®n en Madrid de dos informes sobre esta cuesti¨®n. Las conclusiones de los trabajos, elaborados por la Universidad Complutense y por la Rey Juan Carlos, llevaron al consejero de Empleo y Mujer, Juan Jos¨¦ G¨¹emes, a afirmar que "el salario de las mujeres que trabajan en Madrid deber¨ªa subir un 15% para no ser discriminatorio".
En el resto de Espa?a, a?adi¨® G¨¹emes, la situaci¨®n es peor y los salarios femeninos deber¨ªan aumentar un 18% para dejar de ser discriminatorios.
Los salarios masculinos en Madrid superan a los femeninos en un 23%, parte de esta diferencia est¨¢ justificada por la mayor presencia de hombres en los puestos de trabajo mejor pagados.
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