?Qui¨¦n fue Cide Hamete Benengeli?
Qui¨¦n fue Cide Hamete Benengeli, el supuesto autor ar¨¢bigo de Don Quijote de La Mancha? El hispanista egipcio Mahmud Ali Makki afirma que entre el apellido real de una familia levantina y el del presunto escritor ar¨¢bigo la diferencia es m¨ªnima. Adem¨¢s, recuerda que, trocando el Benengeli en Berengeli, Cervantes pone en boca de Sancho la jocosa relaci¨®n entre el apellido del sabio moro y las berenjenas, a las que, por cierto, eran aficionados los moriscos: "Yo no descarto la posibilidad", contin¨²a, "de que Cervantes, en sus andanzas por Levante y por su vecina La Mancha, se hubiera topado con un morisco, personaje real, llamado Berengeli, cuyo apellido le habr¨ªa servido como fuente de inspiraci¨®n para, entre bromas y veras, atribuir la autor¨ªa de su Quijote a un sabio morisco. Por otra parte, sabemos que en tiempo de Cervantes las regiones de Levante y La Mancha -lo mismo que Toledo, donde pretende haber encontrado los cartapacios con los originales de su novela- estaban pobladas de moriscos". De hecho, aunque Ali Makki no se refiera a ello, a los toledanos se les llama tambi¨¦n berenjeneros.
Pero ?qui¨¦n era Cide Hame
te Benengeli? "T¨² no debes, Sancho, errarte en el sobrenombre de ese Cide, que en ¨¢rabe quiere decir se?or", explica Don Quijote mientras da a su escudero una peculiar clase magistral sobre los arabismos del castellano: "Y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en ¨¢l, conviene saber: almohaza, almorzar
[no es arabismo, sino de origen latino admorsus del verbo admordere]
alfombra, alguacil [al-wazir, que ha dado otro arabismo: visir], alhucema, almac¨¦n, alcanc¨ªa y otros semejantes, que deben ser pocos m¨¢s; y s¨®lo tres tiene nuestra lengua que son moriscos y acaban en ¨ª, y son borcegu¨ª
[no es arabismo, sino de la lengua brosekin: borcegu¨ª], zaquizam¨ª y maraved¨ª, nombre de moneda de los al-Murabitun [Almor¨¢vides], alhel¨ª y alfaqu¨ª , tanto por el al primero como por el ¨ª en que acaban, son conocidos por ar¨¢bigos". Don Quijote se equivoca dos veces. Por un lado habla de tres nombres pero cita seis; por otro, hay que recordar que en espa?ol se registran casi seis mil arabismos. Y trescientos, por cierto, en el Quijote.
Con todo, Don Quijote conoce bien una jerga que podr¨ªamos llamar mediterr¨¢nea, una mezcla de todas las lenguas del Mare Nostrum, al que los ¨¢rabes llaman mar Blanco, porque, al igual que ese color es una fusi¨®n de todos los del arco iris, el mar es una s¨ªntesis de las siete culturas de sus cuatro orillas. As¨ª, en alguna ocasi¨®n el mismo Don Quijote se refiere a la lengua "que en toda la Beber¨ªa y aun en Constantinopla se habla entre cautivos y moros, que ni es morisca ni castellana ni de otra naci¨®n alguna, sino una mezcla con la cual todos nos entendemos".
Cide es, ya dijimos, se?or,
un t¨ªtulo de nobleza y respeto entre los ¨¢rabes. ?Y Hamete? En las cuatro traducciones del Quijote al ¨¢rabe se lee Hamid/Alabado, Agradecido. Por otro lado, Ahmad/Amete, que tiene la misma ra¨ªz, es uno de los muchos nombres del profeta Muhammad/ Mahoma. Finalmente, conviene recordar que los musulmanes, para pedir protecci¨®n y victoria en sus incursiones, recurren primero a la alabanza de Al¨¢ y en segundo t¨¦rmino al profeta Muhammad. As¨ª, de hecho se resume en el emblema de los Nazar¨ªes, los reyes de Granada, escrito en las paredes de la Alhambra: "Wa la galiba illa Allah/Y no hay m¨¢s vencedor que Dios", que equivale a: "?Qui¨¦n es como Allah!". Es decir, una f¨®rmula similar a la que emplean los otros pueblos semitas, que en semejantes situaciones apelan a Dios diciendo: ?Mi-ka-El! (en hebreo); ?Mi-ka-Il! (en eblaita, circa 2300 antes de Cristo) o ?Man-ka-El! (en amorreo, 2300 antes de Cristo). Es decir: ?Mikael!, que es Miguel (en espa?ol); Michel (en franc¨¦s); Mija¨ªl (en ruso); Mikel; Maikel, etc¨¦tera. Tal f¨®rmula quiere decir: Mi/Qui¨¦n; ka/como; El/Dios. "?Qui¨¦n es como Dios!", en el sentido de "?Alabado sea Dios!". Algunos estudiosos de la figura de San Miguel han demostrado que dicho culto no ten¨ªa precedentes en la doctrina cristiana y s¨ª en el credo musulm¨¢n. De hecho, Jos¨¦ Oliver As¨ªn concluye: "Los paralelismos son desde luego indiscutibles. Hay un Miguel guerrero en el cristianismo y un Mikail guerrero en el islam. Y tambi¨¦n hay antes un Mikail que ayuda a los ej¨¦rcitos en el juda¨ªsmo". Valga decir, pues, que Miguel traducido al ¨¢rabe libremente es Ahmad/Ahmete.
?Y, por fin, lo de Benenge
li? Todo el mundo sabe que ben en ¨¢rabe significa hijo y que, en castellano, su equivalente es el sufijo /ez/ a?adido al apellido. De ah¨ª, Mart¨ªnez (hijo de Mart¨ªn) o Gonz¨¢lez (hijo de Gonzalo). Adem¨¢s, otras lenguas peninsulares a?aden /es/ en lugar de /ez/ para indicar lo mismo y hasta en el mismo castellano se confunde /s/ con /z/ (de ah¨ª nuestro Chaves y el Ch¨¢vez venezolano). La etimolog¨ªa parece forzada, pero el arabista decimon¨®nico Francisco Codera y Zaid?n sosten¨ªa que Benengeli quiere decir: "Ibn al-ayyil", es decir, "hijo del ciervo". Dado que cervant viene de ciervo, valdr¨ªa decir que Cervantes es, tambi¨¦n, "hijo de ciervo". El enigma parece, al fin, resolverse. Cide Hamete Benegeli fue, literalmente, palabra por palabra, el mism¨ªsimo Miguel de Cervantes.
Mahmud Sobh es catedr¨¢tico de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Complutense de Madrid.
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