Juventud investigadora
Durante los d¨ªas 21 a 25 de noviembre se celebr¨® la Primera Semana de J¨®venes Investigadores del Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a (IGME). No parece una noticia especial, dada la frecuencia de reuniones de car¨¢cter cient¨ªfico-t¨¦cnico en nuestro pa¨ªs, pero s¨ª tiene un particular realce por el p¨²blico a quien fue dirigida, y propicia la breve reflexi¨®n contenida en este art¨ªculo.
La alarma cunde ante el menguante n¨²mero de estudiantes atra¨ªdos por las ense?anzas cient¨ªficas que se ofertan en la universidad y que son paso obligado para la generaci¨®n de una cantera propia de j¨®venes investigadores. Numerosas conversaciones con colegas de pa¨ªses de nuestro entorno permiten constatar que el problema es com¨²n y generalizado, mir¨¢ndose con envidia pa¨ªses como Jap¨®n, India o Corea, donde el inter¨¦s y ¨¦xito de los estudiantes en su acceso a las materias cient¨ªficas sigue en alza.
Uno se pregunta de inmediato por las razones que conducen a esta sequ¨ªa de vocaciones que, de continuar, y no hay por el momento ning¨²n indicador que sugiera una tendencia contraria, har¨¢ imposible alcanzar en 2010 la cifra de 60.000 nuevos investigadores que se postula como necesaria para que Espa?a no pierda el tren tecnol¨®gico. Las preguntas son varias y su contestaci¨®n en ning¨²n caso sencilla. ?Qu¨¦ hace que la ense?anza preuniversitaria sea tan escasamente motivadora de la ilusi¨®n por las ciencias? ?Ven los j¨®venes tan escaso el mercado de trabajo cient¨ªfico-investigador como para decidir no aventurarse por ese camino? ?Es quiz¨¢s la imagen de lo cient¨ªfico-t¨¦cnico tan aburrida que induce a la pereza, acomodadas como est¨¢n nuestras nuevas generaciones a un mundo repleto de im¨¢genes concretas y accesibles?
Ciertamente, el n¨²mero de estudiantes que optan por realizar estudios universitarios de car¨¢cter cient¨ªfico y t¨¦cnico experimenta una tozuda reducci¨®n a?o tras a?o, hecho complicado, adem¨¢s, por la elevada tasa de abandono durante los estudios y la excesiva prolongaci¨®n de los mismos. Se percibe asimismo una queja extendida del profesorado universitario ante la deficiencia de la formaci¨®n cient¨ªfica con que los estudiantes acceden a la universidad, deriv¨¢ndose de ello un esfuerzo suplementario de preparaci¨®n a ense?anzas m¨¢s avanzadas. Mientras, por parte del mundo empresarial y del resto de potenciales receptores de nuevos titulados, persiste la exigencia de que ¨¦stos salgan de la universidad con una preparaci¨®n adecuada, evitando el acudir a una formaci¨®n de urgencia para actividades profesionales inmediatas.
Sin eludir la gravedad de la situaci¨®n expuesta, me permitir¨¦, no obstante, ser algo optimista ante este panorama, subrayando dos iniciativas que, en mi opini¨®n, tendr¨¢n una incidencia notable en la formaci¨®n de nuestros j¨®venes investigadores. La primera es la apuesta decidida por el Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior, uno de cuyos ejes centrales reside en la movilidad de estudiantes, docentes e investigadores. La segunda, el incremento sostenido de las inversiones en I+D+i, que debe reflejarse en dotaciones adecuadas para desarrollar proyectos e integrar plenamente los diversos agentes del sistema ciencia-tecnolog¨ªa-empresa, pero tambi¨¦n para consolidar un mercado de trabajo atractivo y fiable para los j¨®venes investigadores.
Es razonable que, como cualquier trabajador, los j¨®venes investigadores busquen la mejor perspectiva posible en su futuro profesional, tanto en t¨¦rminos socio-laborales como en cuanto a promoci¨®n. El nuevo Estatuto del Becario contribuye a paliar algo la incertidumbre en los inicios, pero es urgente un mejor dise?o del itinerario profesional para aquellos que demuestren una capacidad adecuada. Es aqu¨ª donde nuevas iniciativas, como la propuesta de carrera profesional elaborada por varios Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n (IGME, CIEMAT, IEO e INIA), dependientes del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, y asumida por organismos de otros ministerios, puede tener una relevancia notable.
Sin embargo, el compromiso con los j¨®venes investigadores no acaba ah¨ª, siendo responsabilidad de los organismos de investigaci¨®n el impulsar todo aquello que mejore y consolide su capacitaci¨®n. Es en este marco en el que se organiz¨® la Primera Semana de J¨®venes Investigadores del IGME, durante la cual ¨¦stos tuvieron ocasi¨®n, en muchos casos por primera vez, de exponer sus progresos dentro de lo que denominamos Ciencias y Tecnolog¨ªas de la Tierra. Una iniciativa nueva para una instituci¨®n con m¨¢s de 150 a?os de creaci¨®n de infraestructura de conocimiento a sus espaldas.
Jos¨¦ Pedro Calvo Sorando es doctor en ciencias geol¨®gicas y director general del Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a
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