Chirac exige reformar la ley que ensalza el colonialismo franc¨¦s
"El texto debe ser reescrito porque divide a los franceses", dice el presidente
El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, dijo ayer que la ley que exalta la colonizaci¨®n francesa debe ser reformada. Los diputados aprobaron el 23 de febrero de 2005 una enmienda en la que se exig¨ªa que figurase en los futuros manuales escolares el "papel positivo de la presencia francesa en ultramar, sobre todo en el norte de ?frica". En el momento de su ratificaci¨®n parlamentaria, los socialistas, advertidos por los historiadores, pidieron la abrogaci¨®n de la ley, y varias asociaciones de hijos de inmigrantes o descendientes de esclavos protestaron tambi¨¦n contra esa imagen id¨ªlica de la colonizaci¨®n.
Ayer, el presidente Chirac, en el acto en el que deseaba un feliz nuevo a?o al conjunto de la prensa, hizo saber que "el texto de la ley debe ser reescrito, porque divide a los franceses". En su momento, Chirac ya expuso su escepticismo frente a la voluntad de los legisladores de controlar la ense?anza de la historia. "No creo que ¨¦sa sea misi¨®n de los legisladores", dijo. Eso no le impidi¨®, sin embargo, felicitarse ante el hecho de que, en mayo de 2001, la Asamblea Nacional adoptase una ley que reconoce el esclavismo como un crimen contra la humanidad. "En ese caso, Francia ha tenido un comportamiento ejemplar al ser el primer pa¨ªs en el mundo, y a¨²n el ¨²nico, en admitir esa naturaleza de la trata de esclavos".
Diecinueve historiadores, fil¨®sofos e intelectuales de primer plano han pedido que esa ley de 2001, al igual que la de 2005 o la dictada en 1990, que condena la formulaci¨®n de opiniones negacionistas, sean abolidas, porque estiman, entre otras cosas, que no hay que confundir el relato de los hechos con las lecciones de moral, no se puede leer el pasado desde los esquemas ideol¨®gicos contempor¨¢neos y, sobre todo, no se puede negar la libertad a los historiadores.
Las declaraciones solemnes de presidentes o Parlamentos han acabado por socavar los cimientos de la V Rep¨²blica, de pronto abierta a todas las reivindicaciones comunitaristas y a las voces de quienes se proponen como herederos de las v¨ªctimas.
Por ejemplo, el presidente Chirac reconoci¨® en 1995 la responsabilidad del Estado franc¨¦s en la deportaci¨®n jud¨ªa. Esto para un supuesto gaullista es un contrasentido, pues el general Charles de Gaulle siempre consider¨® al mariscal P¨¦tain y su Estado franc¨¦s como una patra?a desprovista de legalidad y, a¨²n m¨¢s, de legitimidad. ?sta qued¨® en manos del general, exiliado en Londres, y de los resistentes clandestinos. Y fue esa explicaci¨®n la que permiti¨® que Francia figurase entre los pa¨ªses ganadores de la II Guerra Mundial y de que ocupe a¨²n hoy un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Chirac hizo saber tambi¨¦n que pensaba recibir el pr¨®ximo d¨ªa 30 al "comit¨¦ para la memoria del esclavismo", presidido por el escritor de Guadalupe Maryse Cond¨¦. El citado comit¨¦ ha estudiado las ventajas e inconvenientes de las diversas fechas manejadas para establecer "una jornada de recuerdo de la trata negrera, del esclavismo y de sus aboliciones".
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