El barrio con rejas

La Nochevieja pasada, una persona, o varias, se dedic¨® a disparar desde la calle a diferentes viviendas de Carabanchel. Una bala mat¨® al rumano Leonardo Muran, de 23 a?os, que se encontraba de fiesta en un quinto piso de la plaza de la Rendici¨®n de Breda. La bala se incrust¨® en el cuerpo de Muran, que en ese momento se encontraba apoyado en la barandilla. Otra bala fue hallada en un piso del n¨²mero 114 de la V¨ªa Lusitana, a unos 300 metros de la plaza de la Rendici¨®n de Breda. Una tercera bala termin¨® en una vivienda del n¨²mero 112 y otra en otro piso cercano.

"Charo, ven. ?Esto no lo ha hecho un petardo!", coment¨® Jos¨¦ Luis A. A. a su mujer al descubrir el d¨ªa de A?o Nuevo un proyectil en el suelo de su cuarto de ba?o. "Pasamos la Nochevieja fuera y al d¨ªa siguiente vimos que el cristal del ba?o estaba roto. Al principio pensamos que hab¨ªan sido los petardos", explic¨® ayer este vecino. "La bala era peque?a. Llamamos a la polic¨ªa y se la llevaron", cont¨® ayer este hombre, que antes s¨®lo hab¨ªa visto un proyectil "en las pel¨ªculas".

La zona donde muri¨® Leonardo Muran y donde fueron halladas las otras tres balas se llama la colonia Vel¨¢zquez. A 50 metros est¨¢ la colonia de Pan Bendito. Ambas pertenecen al barrio de Abrantes (Carabanchel), con un 21% de poblaci¨®n inmigrante y donde tienen su sede asociaciones como la Fundaci¨®n del Secretariado General Gitano. "La mezcla de etnias hace del barrio un lugar multicultural, pero tambi¨¦n abierto a muchos conflictos", se?alan los residentes de Pan Bendito.

Los vecinos del barrio creen que lo ocurrido en Nochevieja fue un suceso "aleatorio". Aun as¨ª, consideran que en la zona "la inseguridad y la impunidad son permanentes", seg¨²n las palabras de Gabriel Lozano, secretario de la asociaci¨®n de vecinos Guernica-Pan Bendito. En Pan Bendito hay pocos locales comerciales y las ventanas de los pisos est¨¢n tapadas por rejas. El catal¨¢n Jordi Bayerri es el due?o de uno de los pocos bares que hay en el barrio. "Llegu¨¦ hace tres a?os, y no me ha pasado nada. Pero tambi¨¦n es verdad que yo solo no estoy aqu¨ª por las noches", comenta Bayerri, mientras sirve raciones de oreja en su peque?o local.

Y es que cuando cae la noche es cuando empiezan los problemas, seg¨²n los residentes. Los vecinos aseguran que hay carreras de coches y que muchas veces esos veh¨ªculos los conducen menores. "Pedimos que instalasen pasos de cebra elevados, pero los que han puesto son de risa; en vez de obligarte a frenar te animan a acelerar", denuncia Gabriel Lozano. Pasa un coche a toda velocidad con la ventanilla bajada y del interior sale a todo volumen la m¨²sica del d¨²o Camela. Hay muchos ni?os en la calle, venta ambulante de fruta, una mujer cruza la calle en bata y zapatillas. En una de las calles, alguien ha instalado un jard¨ªn ilegal y una mujer, sentada en una silla, pasa la tarde al lado de la ropa tendida. En un aparcamiento entre bloques hay aparcadas varias caravanas con cables que toman de manera ilegal la luz de una vivienda cercana. Dentro de la caravana hay una mujer y muchos ni?os peque?os, que salen y entran del veh¨ªculo descalzos.

En Pan Bendito, la vida se hace en la calle. "El absentismo laboral es bestial", sentencia Julio Yag¨¹e, el cura del barrio desde hace 21 a?os. Este sacerdote insiste en que la mayor¨ªa de los chavales del barrio son "buena gente". "Existe agresividad entre etnias por problemas vecinales y hay muchos chicos que est¨¢n en la calle sin ir a la escuela", afirma Yag¨¹e. "Pero tambi¨¦n hay buenos ejemplos, como el grupo rapero La Excepci¨®n, que sali¨® de Pan Bendito y est¨¢ triunfando con su m¨²sica", agrega el cura.

"En el colegio del barrio, el Rep¨²blica de Colombia, el 93% de los ni?os son de etnia gitana. El colegio se ha convertido en un gueto", denuncia Gabriel Lozano desde la asociaci¨®n de vecinos. Lozano y el p¨¢rroco Julio coinciden en el argumento de que hay familias del barrio que ejercen sus derechos y dominan al resto. Los temores del p¨¢rroco Julio pasan ahora por la llegada del d¨ªa de Reyes y "las minimotos". "En verano las regalaban en las fiestas y fueron una pesadilla. Seguro que el d¨ªa de Reyes se vuelven a llenar las aceras de las minimotos. Son muy peligrosas, ya se dar¨¢n cuenta el d¨ªa que ocurra algo", concluye el sacerdote.