Dos mozartianos de verdad
No ha podido empezar mejor el a?o Mozart para los afortunados que intuyeron que el ciclo que ofrece el Festival de Canarias -primero en Las Palmas y con repetici¨®n los d¨ªas 11 y 12 en Santa Cruz de Tenerife- de los conciertos para viol¨ªn y orquesta del salzburgu¨¦s pod¨ªa ser memorable. La primera entrega, desde luego, lo ha sido y pone alto el list¨®n para empresas semejantes. Puede decirse que era de esperar con un violinista de la talla de Frank Peter Zimmermann y un director de la sensibilidad mozartiana de V¨ªctor Pablo P¨¦rez, y es de justicia se?alar la inteligencia de una organizaci¨®n que ha apostado por la seriedad m¨¢s que por el oropel. Enhorabuena a todos.
Los conciertos para viol¨ªn de Mozart son un poco los parientes si no pobres s¨ª un poco exc¨¦ntricos de los escritos para piano. El autor exprimir¨¢ la f¨®rmula en poco tiempo y no volver¨¢ nunca a ella. Pero son muy hermosas estas partituras, en su galanter¨ªa inteligente, en lo que tienen de despedida de un mundo personal que, en realidad por fortuna, no habr¨ªa de volver. En su primera entrega -conciertos Primero, Cuarto y Quinto-, el violinista de Duisburg y el maestro burgal¨¦s han mostrado una compenetraci¨®n de esas que se ven nada m¨¢s empezar y que une a los m¨²sicos de verdad por encima de cualquier cosa. La pertinencia del concepto quedaba clara desde el primer comp¨¢s lo mismo que algo antes dif¨ªcilmente pensable en nuestras orquestas: el sonido exacto y la articulaci¨®n pertinente de una Sinf¨®nica de Tenerife que cumpl¨ªa con orgullo con eso que llamamos tocar en estilo y de la que no quiero dejar de destacar a su pareja de trompas, impecables siempre.
Orquesta Sinf¨®nica de Tenerife
V¨ªctor Pablo P¨¦rez, director. Frank Peter Zimmermann, viol¨ªn. Obras de Mozart. Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas, 8 de enero.
Inolvidable
Con ese tel¨®n de fondo, Zimmermann despleg¨® sus poderes: belleza de timbre -ta?e un Stradivarius que fue de Fritz Kreisler-, afinaci¨®n exacta, adecuaci¨®n al lenguaje de cada obra, virtuosismo al servicio de la expresi¨®n y no del mero lucimiento, seriedad y brillo a partes iguales. Momentos para el recuerdo hubo a docenas, pero quiz¨¢ uno se quedar¨ªa con el primer movimiento del Concierto n¨²mero 4 o con el ¨²ltimo del n¨²mero 5. Dar¨ªa igual, pues la m¨²sica luci¨® siempre en una sesi¨®n de esas que no se olvidan.
Como arranque de la segunda parte, los sinf¨®nicos de Tenerife y su director ofrecieron una versi¨®n refulgente, poderosa, afirmativa y vivac¨ªsima de la obertura de Las bodas de F¨ªgaro. Tanto que daban ganas de seguir, de escuchar al protagonista medir la habitaci¨®n donde ha de poner la cama para dormir con Susana y todo eso que ustedes saben. Qu¨¦ hermosura de concierto. Al salir, playa de Las Canteras adelante, a¨²n se escuchaba el eco de una peque?a suma de felicidades, de unos cuantos instantes de gloria. Y quien dice Las Canteras puede decir Rambla arriba, as¨ª que h¨¢ganme caso los aficionados chicharreros y no se lo pierdan.
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