D¨ªa de lamentos en Fondo
Una familia, que viv¨ªa en el edificio desplomado, logr¨® salvar la vida saltando del ¨¢tico al edificio contiguo
El populoso barrio del Fondo, en la confusa frontera entre Santa Coloma de Gramenet y Badalona (Barcelon¨¨s), es siempre un hormiguero. Ayer, m¨¢s a¨²n. Arremolinados fuera del per¨ªmetro de seguridad, los vecinos comentan lo ocurrido con caras largas. Mar¨ªa Teresa espera noticias de su negocio, una peque?a tienda de ropa para ni?os situada en el n¨²mero 62. "Todos los cristales est¨¢n rotos y tenemos miedo de que alguien entre a robar".
La historia de Mar¨ªa Teresa es, por efecto de la comparaci¨®n, una an¨¦cdota. El drama se vive un poco m¨¢s abajo de la Rambla Fondo, en un centro c¨ªvico habilitado para acoger a los afectados. Durante todo el d¨ªa, la Cruz Roja ofreci¨® atenci¨®n psicol¨®gica a 69 personas. Por la ma?ana, el objetivo es neutralizar el shock. Por la tarde, "evitar el baj¨®n", explica la directora de Cruz Roja en el Barcelon¨¨s Nord, Rosa Marco. De todas formas, los nervios son inevitables y el centro se convierte en un desfile de preocupaci¨®n, llantos y desconsuelo. Y de indignaci¨®n.
Pedro Fern¨¢ndez se pasea despistado, con alg¨²n morat¨®n y un collar¨ªn. Vive en el ¨¢tico del bloque n¨²mero 66, que ha perdido las paredes por la explosi¨®n y tendr¨¢ que ser derribado. En cuanto vio las llamas -que seg¨²n algunos vecinos alcanzaron los siete metros de altura- se dio cuenta de que ten¨ªa que huir. No pod¨ªa bajar por las escaleras, m¨¢s que nada porque ya no exist¨ªan. As¨ª que tom¨® la decisi¨®n de saltar desde su terraza al bloque contiguo. Lo hizo, sin problemas. Lo peor vino despu¨¦s: su mujer le pas¨® a su hijo en brazos y luego salt¨® ella misma. La madre de Pedro, Pilar Castillo, dice entre l¨¢grimas que ese acto, entre valiente y temerario, les salv¨®.
Jes¨²s Vicente habita el entresuelo del n¨²mero 64. Justo al lado de los bajos en los que muri¨® la joven de 26 a?os. Sobre las 6.30, se asom¨® a la ventana para ver a los bomberos y los operarios de Gas Natural que intentaban reparar la fuga. La deflagraci¨®n fue m¨¢s que una bofetada. Pero result¨® ileso, explica, de milagro: "Las cortinas amortiguaron el impacto de los cristales rotos".
Jes¨²s sali¨® de casa a toda prisa. El mismo instinto de supervivencia mostr¨® Pepi L¨®pez, vecina del n¨²mero 70. Pero, seg¨²n relata con gran indignaci¨®n, un agente de los Mossos d'Esquadra le impidi¨® salir, alegando que la situaci¨®n estaba bajo control. "Ellos no saben qu¨¦ puede pasar; ?y si el edificio llega a explotar y mata a mi madre, que estaba dentro?".
No es la ¨²nica persona nerviosa en el centro, donde se acumulan periodistas, pol¨ªticos, psic¨®logos y amigos y familiares. Los afectados han comido all¨ª, pero se muestran preocupados por su futuro inmediato. En una reuni¨®n a puerta cerrada -y mientras se celebra una conferencia de prensa en la sala de enfrente- los resposables del Ayuntamiento colomense toman decisiones. Una de ellas es enviar a diversos vecinos a la pensi¨®n San Justo, a pocos metros, en la misma localidad.
Alfonso Carrillo toma aire en la calle apoyado en un veh¨ªculo. ?l no pasar¨¢ la noche en una pensi¨®n, sino en casa de su hija. Alfonso vive en el pasaje de San Luis, detr¨¢s del lugar del siniestro. Ha salido ileso, pero asegura que est¨¢ traumatizado por lo que ha vivido. Y sobre todo, por lo que ha visto. Desde su piso vio c¨®mo la chica fallecida quedaba atrapada entre los escombros. Vio, tambi¨¦n, c¨®mo un bombero se estremec¨ªa y gritaba de dolor. Alfonso supo luego que el bombero estaba malherido. "Intent¨¦ ayudar, pero no pude hacer nada", se lamenta.
Manuela de Madre, ex alcaldesa de la localidad y vicepresidenta del PSC, sale del centro c¨ªvico y lo ve. Le llama por su nombre: "Alfonso, ?c¨®mo est¨¢s?" Le coge del brazo y trata de consolarle mientras el hombre rompe a llorar: "Precisamente ahora que mi mujer necesitaba tranquilidad".
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