Un juez califica de accidente laboral el suicidio de un hornero
La sentencia se?ala que el trabajador padec¨ªa estr¨¦s en su empleo
Primero, aguant¨® el mal ambiente y las horas extra. Luego, se quej¨®; m¨¢s tarde el des¨¢nimo le gan¨® y llegaron las bajas m¨¦dicas. Ocho a?os despu¨¦s, Rafael Garc¨ªa se suicid¨®. Un tribunal de Madrid ha dictaminado que la muerte de este hornero fue un accidente de trabajo. La sentencia, que ha sido recurrida por la empresa, estima que el suicidio sigui¨® a una depresi¨®n reactiva a estr¨¦s por las condiciones laborales.
La sentencia de Segismundo Crespo, titular del Juzgado de lo Social 11 de Madrid, se?ala que el suicidio de Rafael se produjo "a consecuencia de factores relacionados con el ambiente laboral en que se encontraba, que le llev¨® a una depresi¨®n reactiva a estr¨¦s laboral, que determin¨®, en ¨²ltimo lugar, el suicidio".
Durante los a?os anteriores a la muerte de Rafael, su mujer, Manuela Garc¨ªa vio, d¨ªa a d¨ªa, c¨®mo ¨¦l se sentaba al borde de la cama y suspiraba: "A ver qu¨¦ me hacen hoy estos cabrones". Luego se levantaba a rega?adientes y se marchaba a enfrentarse a jornadas de hasta 14 horas y a manejar tres hornos a la vez, dice su esposa.
No siempre fue as¨ª. Rafael era hornero en las exclusivas pasteler¨ªas madrile?as Mallorca y le gustaba su trabajo. Se emple¨® con 17 a?os, en 1972. En los 23 a?os siguientes no tuvo problema alguno, seg¨²n la sentencia. Tampoco "hab¨ªa factores personales ajenos a su ¨¢mbito laboral que pudieran haber actuado como agentes coadyuvantes de una decisi¨®n tan dr¨¢stica" como el suicidio.
Despu¨¦s de dos bajas m¨¦dicas, un intento de suicidio y casi tres a?os con episodios de depresi¨®n, Rafael se quit¨® la vida el 27 de agosto de 2003 en una casita de verano de un pueblo de ?vila. Ten¨ªa 50 a?os. Las tensiones empezaron, seg¨²n la sentencia, en 1995, cuando se produjo un cambio de direcci¨®n de la empresa y se nombr¨® nuevo encargado. "Cuando exist¨ªa mucho trabajo, cambiaba a los empleados de horario o de d¨ªa de descanso, sin previo aviso. Si alguien pon¨ªa reparos a veces dec¨ªa: 'Atente a las consecuencias", se?ala la sentencia.
El horario de Rafael era de seis de la ma?ana a una de la tarde. "Como el resto de los trabajadores, estaba sometido a continuas presiones para que realizara horas extras". ?stas "se abonaban en met¨¢lico, fuera de n¨®mina. A veces se compensaban con d¨ªas libres", a?ade el texto. Rafael llevaba un cuaderno en el que anotaba horas extras que la viuda aport¨® al juicio. En un a?o, entre julio de 2002 y junio de 2003 hab¨ªa sumado 528,5 horas. Por ellas, seg¨²n esos cuadernos, percibi¨® 6.984,73 euros. "Me gustar¨ªa decirles a los jefes que escuchen a sus trabajadores. Mi marido se quejaba, les dec¨ªa, es que no puedo m¨¢s, no puedo trabajar 14 horas", asegura Manuela. "Le respond¨ªan, 'pues c¨®gete una baja m¨¦dica".
La sentencia a?ade estas horas al c¨®mputo de la base de cotizaci¨®n para la pensi¨®n de la viuda (que ser¨¢ de 30.446 euros al a?o), quien demandaba, adem¨¢s de a Moreno Garc¨ªa Ribera (la empresa propietaria de las pasteler¨ªas), a la Seguridad Social y a la mutua Ibermutuamur.La resoluci¨®n se?ala que cuatro trabajadores denunciaron a la empresa a la inspecci¨®n de Trabajo en junio de 2003 por "comunicar la jornada a realizar de forma verbal y con una antelaci¨®n de 24 horas, lleg¨¢ndose a producir cambios en la jornada de forma diaria".
El abogado de la familia, Pedro Feced, ha demandado ahora a Mallorca por da?os y perjuicios, y a la Seguridad Social. La empresa ha recurrido. "Se tuvieron en cuenta todos los testimonios de la demandante y ninguno de los que aportamos", asegura Julio Moreno, responsable de Recursos Humanos de la compa?¨ªa, que tiene 1.000 empleados. "Nosotros presentamos documentaci¨®n sobre el fichaje de los empleados, en la que se demuestra que las horas extras eran compensadas con libranzas. No cobraban horas extraordinarias".
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