Claustro
El claustro del monasterio de Santa Mar¨ªa de La Valldigna ha obtenido finalmente luz verde del Gobierno para ser restituido desde el chalet de Torrelodones al edificio del que fue desguazado en Simat en los a?os de expolio de este monumento. El presidente de la Generalitat completa as¨ª una sustanciosa parte del puzle de su maravilloso juguete cisterciense, que ya ha logrado colar en el texto de la reforma del Estatut como "centro espiritual para todos los valencianos", poniendo una pica religiosa en lo que sin duda fue una conquista legislativa laica y bautizando de paso a toda la ciudadan¨ªa sin atender a sus opiniones al respecto. Aunque no es ¨¦sta la ¨²nica perversi¨®n que ha conseguido Camps con este monasterio, que hasta hoy se ha demostrado como un astuto y eficaz instrumento, puesto que su exaltaci¨®n como s¨ªmbolo pol¨ªtico y religioso de los valencianos no hace sino solapar al que por historia lo hab¨ªa sido hasta ahora, es decir el monasterio de El Puig con su correspondiente Santa Mar¨ªa. Camps necesitaba apartar la energ¨ªa metaf¨ªsica de ese mont¨ªculo tomado por el residual movimiento nacionalista y llevarlo a su terreno. Y adem¨¢s, en su estrategia precisaba construir un logotipo que fuera deglutible por los valencianos del sur. El monasterio de Santa Mar¨ªa de La Valldigna encajaba a la medida en sus intenciones porque no s¨®lo se situaba a medio camino entre Valencia y Alicante sino que adem¨¢s hab¨ªa sido fundado por Jaume II, quien en 1296 incorpor¨® la ciudad del Benacantil al Reino de Valencia. A partir de ah¨ª puso en marcha la literatura oficial sobre este monasterio, que de guardar ganado cabruno en sus derruido aposentos abaciales pas¨® a ser designado ampulosamente por los terminales del Consell como "el Montserrat valenciano". Hoy la restauraci¨®n est¨¢ rescatando la belleza y el esplendor que tuvo este cenobio en los d¨ªas en que fue el motor econ¨®mico de la zona. Sin embargo, ese poderoso brillo arquitect¨®nico todav¨ªa no ha conseguido aplacar en la memoria de los vecinos del entorno el terror que transmitieron sus abades perpetuos, comendatarios o trienales con sus excesos tir¨¢nicos, sus abusivos diezmos, sus constantes atrocidades y sus humillantes derechos de pernada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Opini¨®n
- Consejo de Ministros
- VIII Legislatura Espa?a
- Torrelodones
- Provincia Valencia
- Iglesia Cat¨®lica espa?ola
- Gobierno de Espa?a
- Provincia Madrid
- PSOE
- Patrimonio eclesi¨¢stico
- Legislaturas pol¨ªticas
- Comunidad Valenciana
- Partidos pol¨ªticos
- Iglesia cat¨®lica
- Patrimonio cultural
- Comunidad de Madrid
- Arquitectura
- Comunidades aut¨®nomas
- Cristianismo
- Gobierno
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Cultura
- Religi¨®n
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica