Una ley de progreso
Sostiene la autora que la LOE respeta el pluralismo ideol¨®gico que hizo posible el pacto constitucional, desde una consideraci¨®n amplia y flexible de la educaci¨®n como servicio p¨²blico
La Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n (LOE), recientemente aprobada por el Congreso de los Diputados, es una ley necesaria, que corrige efectos perversos de la Ley Org¨¢nica de Calidad de la Educaci¨®n (LOCE) que aprob¨® el Partido Popular en solitario en el a?o 2002. Entre ellos, la segregaci¨®n de alumnos desde los 14 a?os a trav¨¦s de itinerarios estancos, y la segregaci¨®n entre centros educativos: los de ¨¦lite, privados y concertados, y los p¨²blicos para la concentraci¨®n de necesidades educativas especiales y otras dificultades para el aprendizaje. Lo que la Ley Org¨¢nica de Calidad de la Educaci¨®n fomentaba no era la libre elecci¨®n de centro, sino la libertad de los centros para elegir a sus alumnos. Fomentaba el gueto educativo, cuyas consecuencias acaban de reflejarse en el espejo franc¨¦s como fruto de la fuerte dualizaci¨®n social.
La ley desarrolla adem¨¢s los valores de ciudadan¨ªa como base com¨²n para la cohesi¨®n social m¨¢s all¨¢ de las distintas identidades
La Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n, por el contrario, nace para abordar el desaf¨ªo principal del sistema educativo: ense?ar m¨¢s cantidad de conocimientos a m¨¢s cantidad de personas, de acuerdo con una aplicaci¨®n correcta del principio de igualdad de oportunidades, seg¨²n la cual la calidad y la equidad no son incompatibles, sino complementarias, como resorte esencial de una verdadera pol¨ªtica social. Algo que no admite en la pr¨¢ctica la derecha m¨¢s nost¨¢lgica de aquellos pac¨ªficos tiempos de la educaci¨®n selectiva, incapaz de asumir que equidad en el tratamiento significa, entre otras cosas, reparto equitativo de las dificultades del aprendizaje entre todos los centros sostenidos con fondos p¨²blicos.
Un aspecto ¨¦ste que afecta, igualmente, a la educaci¨®n vasca. Recordemos que aqu¨ª a¨²n tenemos concentraci¨®n de necesidades educativas especiales en algo menos de 100 centros p¨²blicos, de modelo A de la comunidad. En ellos, la falta de integraci¨®n cristaliza en tasas de aprobados con diferencias de hasta 20 puntos en algunos cursos, retrasos acumulados por repeticiones que afectan al 80% del alumnado y tasas de repeticiones de m¨¢s del 20% en Secundaria. La inmigraci¨®n, por su parte, est¨¢ concentrada en un 70% en la Escuela P¨²blica. No hay, pues, reparto de cargas por parte de los centros concertados, por una clara falta de voluntad de la administraci¨®n educativa del Pa¨ªs Vasco.
Por otra parte, la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n respeta el pluralismo ideol¨®gico que hizo posible el pacto constitucional en la educaci¨®n, desde una consideraci¨®n amplia y flexible de la educaci¨®n como servicio p¨²blico a prestar tanto por los centros p¨²blicos, como por los privados concertados. El Gobierno ha hecho un esfuerzo para asumir planteamientos ajenos, al rebajar la carga ideol¨®gica que podr¨ªa conllevar una defensa cerrada y en exclusiva de la Escuela P¨²blica. Una actitud que lamentablemente no se ha visto correspondida con una descarga ideol¨®gica de la derecha m¨¢s recalcitrante, que se ha lanzando a una campa?a de acoso y derribo contra el Gobierno de Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero. Campa?a desactivada por quienes, como la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE), han roto con esta din¨¢mica y, con voluntad de pacto, han demostrado que la voluntad de di¨¢logo del Gobierno era real.
La Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n, adem¨¢s, aclara el panorama legislativo, asumiendo lo m¨¢s operativo de las leyes educativas anteriores, en una b¨²squeda de la eficacia y del compromiso con la estabilidad del sistema y reconociendo, de entrada, que nuestros resultados comparativos con el resto de pa¨ªses no son satisfactorios. Aunque hay que recordar tambi¨¦n, para ser justos, que hace 30 a?os s¨®lo estudiaba en Espa?a el 25% de la poblaci¨®n hasta los 16 a?os. El hecho de que ahora sea el 75% el que supere sus estudios a esa edad, no deja de significar una evoluci¨®n razonable, aunque sea insuficiente.
Las recetas de la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n para mejorar nuestros resultados comparativos son: un 0-3 educativo y no asistencial para prevenir desigualdades de origen; una Primaria que se concentra en el desarrollo de destrezas b¨¢sicas tales como las matem¨¢ticas, la lengua y la escritura para prevenir el fracaso escolar; y una Secundaria que abre el abanico de la diversificaci¨®n para conectar con los intereses distintos de la adolescencia.
Rezuma, adem¨¢s, filosof¨ªa para la formaci¨®n permanente a lo largo de la vida y de evaluaci¨®n como procedimiento para avanzar. Respeta, tambi¨¦n, con rigor, el reparto competencial, en clave de cooperaci¨®n, hasta el punto de ser la primera ley que anota en una de sus disposiciones finales lo que es y no es legislaci¨®n b¨¢sica.
Concluyo con dos valoraciones pol¨ªticas de aplicaci¨®n tambi¨¦n a la educaci¨®n vasca y cuya inspiraci¨®n encontramos en la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n. La importancia de trabajar el pacto entre diferentes para crear valor a?adido tal y como hicimos los socialistas vascos al alumbrar el pacto escolar de 1992, y el desarrollo de los valores de ciudadan¨ªa como base com¨²n para la cohesi¨®n social m¨¢s all¨¢ de las distintas identidades y de los diversos sentimientos de pertenencia. Una encomienda ¨¦sta de primera necesidad para Euskadi, por razones tan obvias, que no es necesario entrar en mayores explicaciones.
Isabel Cela¨¢ es portavoz adjunta del Grupo Socialista en el Parlamento vasco.
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