Dar la vida con un solo gesto
Receptores y donantes de ¨®rganos relatan sus experiencias. Gratitud y orgullo se mezclan en sus historias
El 25 de julio de 1992, horas antes de que la flecha de un arquero surcara el cielo de Barcelona para encender el pebetero ol¨ªmpico, una de las habitaciones de la Cl¨ªnica de la Concepci¨®n, en Madrid, se llenaba de gente para asistir a otro acto inaugural.
El inquilino de aquella habitaci¨®n era el escritor y periodista F¨¦lix Bay¨®n y en esos momentos se preparaba para recibir, tras tres meses de larga espera, el coraz¨®n de un donante an¨®nimo que le salvar¨ªa la vida. "Aquello parec¨ªa una fiesta de cumplea?os", relata el escritor, "el ambiente era m¨¢s propio de una maternidad que de una planta de enfermos card¨ªacos. Pero no era inoportuno. Celebr¨¢bamos por anticipado una nueva vida: la m¨ªa".
"El trasplante te hace sentir m¨¢s energ¨¦tico. Es una segunda oportunidad"
A pesar de ese recuerdo cargado de euforia, Bay¨®n, de 55 a?os, le ha dado vueltas durante todo este tiempo a un mismo tema: su alegr¨ªa fue gracias al drama de otra persona. "Para que haya un trasplante tiene que haber un donante y eso significa que tiene que haber alguien que muera. Es la cadena de la vida".
Los ¨²ltimos datos de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes (ONT) dan fe de que esa cadena est¨¢ bien engrasada. Un a?o m¨¢s, Espa?a sigue a la cabeza de las donaciones en el mundo con 35 donantes por cada mill¨®n de personas. Durante el a?o pasado, la cifra lleg¨® a los 1.548 donantes lo que supone un incremento del 3,5% con respecto al a?o anterior. Detr¨¢s de estos datos hay una larga lista de tragedias, de emociones, de tensiones y largos meses de espera que comenzaron hace 40 a?os cuando los primeros trasplantes en Espa?a se hac¨ªan en "plan heroico", seg¨²n la expresi¨®n del coordinador nacional de trasplantes, Rafael Matesanz. "Aquellos a?os estaban llenos de improvisaci¨®n y todo se hac¨ªa por el voluntarismo de quienes se dedicaban a los trasplantes. Es con la creaci¨®n de la ONT, en 1989, cuando se empiezan a poner los cimientos de eso que se ha dado en llamar el 'modelo espa?ol', que b¨¢sicamente consiste en una estructura organizativa que facilita la detecci¨®n de donantes", se?ala Matesanz.
En esa era preglaciar de los trasplantes M¨¢ximo Fern¨¢ndez, ciudadreale?o de 63 a?os, recibi¨® su nuevo ri?¨®n. "Entonces no se sab¨ªa nada de eso. A m¨ª me iban a mandar a casa para que muriera en mi cama porque no hab¨ªa nada que hacer, pero entonces di con la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, en Madrid, y me met¨ª en lo de la di¨¢lisis que entonces era una cosa que daba miedo". Corr¨ªa el a?o 1973 y una m¨¢quina de di¨¢lisis era un monstruo al que M¨¢ximo, que entonces trabajaba en un taller de motos, ten¨ªa que enchufarse durante 12 horas. "Estuve as¨ª un tiempo hasta que me plantearon lo del trasplante. Le hicieron las pruebas a mi hermano y a mi padre y el suyo era el que m¨¢s se ajustaba a mi organismo. A partir de entonces todo fue bien. He tenido una vida normal que me ha permitido tener m¨¢s hijos y aunque mi ri?¨®n es casi centenario y empieza a tener achaques, todav¨ªa sigue funcionando".
El padre de M¨¢ximo, fallecido hace siete a?os, y que ten¨ªa 63 cuando le don¨® el ri?¨®n a su hijo, fue probablemente una de las primeras personas que realiz¨® ese acto en Espa?a. Hoy, las donaciones de un ser vivo a otro son m¨¢s frecuentes: en 2004 se realizaron 61 trasplantes de ri?¨®n siguiendo este procedimiento; en 2005 se realizaron 85. Esta ¨²ltima cifra supone un 3,8% del total de los trasplantes renales (los ¨®rganos s¨®lidos m¨¢s trasplantados, con 35.763 casos en 2005). "Mi padre", prosigue M¨¢ximo, "siempre estuvo muy orgulloso de lo que hizo. En sus ¨²ltimos a?os, cuando ¨¦l ya estaba mayor y no pod¨ªa valerse, me encargu¨¦ de cuidarle. Era como si le devolviera de alguna forma lo que hab¨ªa hecho por m¨ª".
Casi treinta a?os despu¨¦s, Daniel, un joven fil¨®logo, recib¨ªa un trasplante de ri?¨®n de su madre, Rosa. Las cosas hab¨ªan cambiado; los pacientes no pasaban m¨¢s de cinco horas en di¨¢lisis y el sistema organizativo ya estaba totalmente asentado.
"El primer recuerdo de mi vida es con tres a?os en el interior de una ambulancia que en 1981 me traslad¨® a un hospital infantil donde ingres¨¦ con un raro s¨ªndrome llamado hemol¨ªtico
ur¨¦mico, causado por una bacteria, y muy pocas esperanzas de supervivencia", cuenta Daniel. Tras una milagrosa pero larga recuperaci¨®n su cuerpo volvi¨® a la normalidad y todos los ¨®rganos reanudaron sus funciones. El ¨²nico da?o permanente fue el ocasionado a sus ri?ones. A?os m¨¢s tarde, la insuficiencia renal que le hab¨ªa acompa?ado siempre lleg¨® a un punto en el que necesitaba de hemodi¨¢lisis para seguir con vida. "Lo de la di¨¢lisis consiste en extraer toda la sangre de tu cuerpo por unas agujas con las que mi abuela podr¨ªa tejer una bufanda, limpiarla en una m¨¢quina parecida a un robot y devolverla a su lugar de origen", explica.
Al segundo a?o de estar en di¨¢lisis su madre se ofreci¨® a darle uno de sus ri?ones. "Hablar de gratitud ser¨ªa revelar las limitaciones de esta palabra y sus sin¨®nimos. Supuso un cambio total y me ha permitido hasta el momento presente llevar una vida normal, con algunas condiciones como seguir un tratamiento, conservar un buen estado de salud y pasar cada tres meses una especie de ITV para ver si el recambio sigue funcionando. La verdad es que el trasplante te hace sentir m¨¢s energ¨¦tico, no solo f¨ªsicamente sino tambi¨¦n mentalmente. Es una segunda oportunidad y quiz¨¢s yo la haya aprovechado un poco para reinventarme en otros aspectos", concluye Daniel.
Para Rosa, su madre, el momento de la donaci¨®n tambi¨¦n represent¨® una experiencia inolvidable. "Nunca me plante¨¦ nada. Que me sacaran una muela me habr¨ªa sido m¨¢s dif¨ªcil. Donar mi ri?¨®n a mi hijo ha sido una de las cosas m¨¢s bonitas que me han ocurrido, casi m¨¢s que el parto".
Todos los testimonios aseguran que despu¨¦s del trasplante se puede llevar una vida normal, aunque ¨¦sta sea a veces distinta a la que se hab¨ªa planeado.
Ruth Ror¨ªguez, de 26 a?os, ten¨ªa 23 cuando recibi¨® dos pulmones enormes para su cuerpo. Tuvo que dejar su vocaci¨®n de maestra de ni?os por un curso de asesoramiento de imagen que ahora hace en Las Palmas. "Desde ni?a ten¨ªa una enfermedad gen¨¦tica llamada fibrosis qu¨ªstica que me causaba problemas en el aparato respiratorio. Pillaba muchos resfriados. A los 23 cog¨ª una gripe fuerte que se complic¨® y tuve que vivir con una botella de ox¨ªgeno. Entr¨¦ en la lista de espera y me vi obligada a dejar lo de los ni?os porque suelen pillar muchos virus y era un riesgo para mi salud".
Hasta cinco llamadas recibi¨® Ruth para recibir el trasplante. En la ¨²ltima ocasi¨®n, los m¨¦dicos se la jugaban. Ten¨ªan dos pulmones sanos, de un joven recio, deportista que hab¨ªa muerto en un accidente de tr¨¢fico. Pero eran demasiado grandes. As¨ª que los doctores decidieron recortarlos.
Tras varias horas en el quir¨®fano no exentas de complicaciones, Ruth empez¨® a respirar a trav¨¦s de sus nuevos ¨®rganos. "Siempre estar¨¦ agradecida a la familia que decidi¨® donar los ¨®rganos de su hijo. S¨¦ que el chaval don¨® todos los ¨®rganos. As¨ª que ese d¨ªa se salvaron muchas vidas".
"Los ¨®rganos de tu madre han servido"
"Ha servido, el ¨®rgano de tu madre ha servido". As¨ª tres veces. Las llamadas telef¨®nicas de la m¨¦dica responsable de los trasplantes fueron la balsa a la que Natividad P¨¦rez se agarr¨® para superar la muerte de su madre. El h¨ªgado, los ri?ones y las c¨®rneas hab¨ªan servido.
"Se llamaba Pilar y muri¨® de una hemorragia cerebral. Media hora despu¨¦s de que falleciese, nos plantearon la donaci¨®n. Nunca hab¨ªamos hablado del tema con ella pero sab¨ªamos que habr¨ªa querido que as¨ª fuera. Ten¨ªa 71 a?os, era muy vitalista, muy dulce, cantaba en dos corales y era una mujer fuerte que nos sac¨® adelante con una pensi¨®n de viudedad. La echo mucho de menos, pero s¨¦ que sus ¨®rganos han servido para dar vida a otras personas y eso me proporciona mucha paz", comenta.
Aunque Natividad sabe que es ilegal, a ella le gustar¨ªa saber qui¨¦n recibi¨® los ¨®rganos. "Ser¨ªa como intentar reencontrarte con el ¨²ltimo retal de tu ser querido. Es algo dulce saber que hay parte de su vida en otra persona".
Hace unos a?os, Antonio, un adolescente que conduc¨ªa su motocicleta por las calles de C¨¢diz, se top¨® con un anciano cruzando la carretera. Antonio lo intent¨® esquivar y salv¨® la vida del anciano pero perdi¨® el control y cay¨® al suelo. Muri¨® en el acto.
Su madre, Pepi, no estaba para pensar en otra cosa pero algunos familiares la convencieron para que donara los ¨®rganos de su hijo. "No me arrepiento para nada, porque s¨¦ que otras personas pueden vivir gracias a ¨¦l, que estaba sano. Ten¨ªa s¨®lo 17 a?os. Lo que a m¨ª me gustar¨ªa es saber qui¨¦nes son los que tienen los ¨®rganos de Antonio. Yo me quedar¨ªa mucho m¨¢s tranquila", comenta Pepi sin poder evitar llorar.
Los espa?oles dicen que s¨ª a las donaciones. De todas las personas a las que los m¨¦dicos y miembros de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes preguntaron en 2005 si quer¨ªan donar los ¨®rganos de sus familiares tan s¨®lo el 16,5% dio como respuesta un no.
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