El Bernab¨¦u se rinde a un taconazo
La noche invernal pill¨® a los jugadores desprevenidos. Hizo cuatro grados y el Bernab¨¦u ilumin¨® una lluvia fina. El calabobos incomod¨® a los futbolistas. Algunos, como Adriano, se escurrieron sobre una superficie inesperadamente resbaladiza. Los tacos no iban bien. Otros, como Beckham, experimentaron las molestias que trae la humedad. Adriano se cambi¨® las botas en el primer tiempo, a unos metros del c¨ªrculo central, durante un ataque del Madrid, para espanto de Juande Ramos. El caso de Beckham, en el arranque del segundo tiempo, tuvo peores consecuencias. El ingl¨¦s se desat¨® y se at¨® las botas, y, de paso, se dej¨® llevar por sus nuevas costumbres socializantes. Esto es, se pele¨® con el cuarto ¨¢rbitro, Marcos Garc¨ªa. Entretanto, el Sevilla atacaba y remataba tres veces en el ¨¢rea del Madrid. Marc¨® Luiz Fabiano tras un tiro de Maresca.
No fue la noche de la banda derecha del Madrid. Ni el guapo Beckham, ni el novedoso Cicinho, que debut¨® como titular, pudieron evitar que los de la otra orilla les hicieran sombra. Un dato lo dice todo. En los primeros 45 minutos Guti dio 33 pases bien de 34. El Madrid achic¨® el campo, jug¨® en terreno del Sevilla, y facilit¨® el trabajo a sus pasadores. El ¨²ltimo jugador del Madrid fue Ramos, un seguro como cierre. Con la colaboraci¨®n de Mej¨ªa, el sevillano domin¨® sus 40 metros cuadrados. Por delante, a su izquierda, se desataron los artistas: Zidane, Robinho y Guti.
Cubiertos por Gravesen y los dos centrales, y con la colaboraci¨®n involuntaria de Roberto Carlos, que jug¨® lesionado y no subi¨®, Zidane y Guti ejercieron de enganches con mucha libertad. Las triangulaciones con Robinho desconcertaron a Alves, y el primer gol cay¨® por ah¨ª. Zidane se ha recuperado. Est¨¢ convencido, con 33 a?os, de que vuelve a su plenitud. En su cabeza ronda la posibilidad de una retirada gloriosa tras la Copa del Mundo. El franc¨¦s dobl¨® a Robinho y se meti¨® hasta la l¨ªnea de fondo. Su gran centro lo conect¨® Guti con una volea. Pero lo mejor de Guti estaba por venir. Fue un pase ante la medialuna del ¨¢rea de Palop. Un pase de espaldas a Palop. Un pase de tac¨®n que le lleg¨® a Zidane como si la acci¨®n fuese producto de un ensayo. El franc¨¦s recibi¨® la pelota y la puso en el segundo palo lejos de las manos del portero, para hacer los honores al asistente. Maravillado, el Bernab¨¦u hizo algo dif¨ªcil de ver en un campo que examina las sutilezas con rigor: ovacion¨® a Guti. "?Guti-al¨¦, Guti-al¨¦! ?Forza-Guti, Guti-al¨¦!".
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