Militares e inquietudes

La tormenta desencadenada a partir del pasado d¨ªa 6, tras la alocuci¨®n del teniente general Jos¨¦ Mena Aguado, jefe de la Fuerza Terrestre, en la capitan¨ªa general de Sevilla, merecer¨ªa a¨²n algunas consideraciones. Desde luego, el texto le¨ªdo estaba muy preparado y era por completo ajeno a toda improvisaci¨®n. Su redacci¨®n estaba concebida en t¨¦rminos que rebasaban el ¨¢mbito de la Fuerza Terrestre, de la que ostentaba el mando, para incluir el despliegue de la Armada y del Ej¨¦rcito del Aire en Andaluc¨ªa. Mencionaba de modo detallado las misiones de paz y estabilidad desempe?adas en diferentes pa¨ªses, as¨ª como de las de ayuda humanitaria. Y, adem¨¢s, ponderaba la contribuci¨®n de Espa?a a diversas Fuerzas Multinacionales de la OTAN, del Cuerpo de Ej¨¦rcito Europeo, de la Fuerza terrestre Europea (Eurofor), de la Fuerza Mar¨ªtima Europea (Euromarfor), de los Battle Groups de la UE y de la Brigada de Alta Disponibilidad de Naciones Unidas.

Luego compendiaba el proceso de profesionalizaci¨®n de la tropa y aportaba datos num¨¦ricos precisos seg¨²n los cuales se ha logrado reclutar un 83% de los soldados y marineros previstos en los Presupuestos Generales del Estado, porcentaje que equivale a 73.641 efectivos, una cifra a la que las mujeres aportan casi un 17% y los extranjeros algo m¨¢s del 3%. Nadie ha discutido estos n¨²meros pero convendr¨ªa reparar, antes de darlos por inobjetables, que condicionan de modo radical la participaci¨®n de nuestra Fuerza Militar en las misiones internacionales. La cuesti¨®n es que no se puede estirar el brazo m¨¢s que la manga y que la dimensi¨®n de la Fuerza que acordemos dar¨¢ una idea muy exacta de c¨®mo concebimos nuestras responsabilidades. Otra cosa es que a tenor de las cifras anteriores, las Fuerzas Armadas tengan en filas unos efectivos inferiores a los de la Guardia Civil y muy posiblemente tambi¨¦n de los de alguna compa?¨ªa privada de seguridad.

El general inclu¨ªa tambi¨¦n el nombre de los programas de armas m¨¢s relevantes. El cap¨ªtulo de proyectos descrito en Sevilla se cerraba con los referentes a la nueva Ley de Tropa y Mariner¨ªa Profesional, que se encuentra ya en el Congreso de los Diputados, as¨ª como a tres nuevas leyes en preparaci¨®n: la de la actualizaci¨®n de las Reales Ordenanzas, la de la Carrera Militar y la de Derechos y Deberes de los Militares. A partir de esta ¨²ltima se pretende potenciar la figura de los reservistas voluntarios y definir una nueva forma de asignaci¨®n de complementos retributivos y de selecci¨®n para ascensos, cursos y destinos, procesos siempre delicados por las susceptibilidades que levantan. Hasta aqu¨ª, todas estas cuestiones podr¨ªan formar parte de una alocuci¨®n aceptable porque corresponden al desempe?o de la muy exigente profesi¨®n militar, aunque para un caso como el que aqu¨ª tratamos de que hubieran de decirse en p¨²blico deber¨ªan haber sido sometidas a la autoridad del jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito (Jeme) o incluso del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad). Pero, a continuaci¨®n, el general Mena se declaraba obligado a conocer los sentimientos e inquietudes de sus subordinados, de acuerdo; a transmitirlos al Jeme, impecable; y a "hacerlos p¨²blicos, por expreso deseo de aquellos", ins¨®lito. Porque de que los subordinados del general tuvieran el deseo expreso de que se hicieran p¨²blicos determinados sentimientos e inquietudes, al parecer constatados durante las visitas giradas a las unidades bajo su mando, para nada se infiere que hubiera de complacerles en semejante solemnidad.

Reza el art¨ªculo 8? de las Reales Ordenanzas que la disciplina tiene su expresi¨®n colectiva en el acatamiento a la Constituci¨®n, a la que la Instituci¨®n Militar est¨¢ subordinada. Y en esa misma l¨ªnea se pronuncia el art¨ªculo 8? de la Carta Magna cuando declara de qu¨¦ se componen las Fuerzas Armadas y cu¨¢les son sus misiones. Pero lo que no dicen es que corresponda a las Fuerzas Armadas decir que sea la soberan¨ªa, la independencia, la integridad territorial o el ordenamiento constitucional, ni tampoco examinar la adecuaci¨®n de las leyes asunto entregado al Tribunal Constitucional. En cuanto al empleo de las Fuerzas Armadas y al momento de hacerlo, s¨®lo corresponde decidirlo al Gobierno. Continuar¨¢.