?Da?os 'colaterales'?
Los hechos muestran tozudamente que los asesinatos selectivos de terroristas planeados por los servicios de espionaje -operaciones cada vez m¨¢s frecuentes desde el 11-S, a las que Israel ha elevado a la categor¨ªa de pol¨ªtica de Estado- suelen ser un arma de doble filo. Consideraciones legales aparte, pocas veces salen bien, y en el mejor de los casos acarrean da?os colaterales tan importantes como la muerte de inocentes o la identificaci¨®n popular con la pretendida v¨ªctima, lo que a la postre acaba dando alas a nuevos fan¨¢ticos.
El reciente intento de la CIA de aniquilar en Pakist¨¢n al n¨²mero dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, se ha saldado con al menos 18 muertos, ninguno de ellos el hombre que pasa por ser el cerebro de la sanguinaria red islamista. Al Zawahiri no compareci¨® a la reuni¨®n a la que se le esperaba en una aldea past¨²n cerca de la frontera afgana, pero los misiles del avi¨®n Predator no tripulado hicieron su trabajo. Islamabad ha confirmado que entre los muertos por el ataque estadounidense hab¨ªa una docena de yihadistas ¨¢rabes y paquistan¨ªes, pero tambi¨¦n mujeres y ni?os. Las protestas de los grupos islamistas que se oponen a la alianza antiterrorista del presidente Musharraf con Bush no se han hecho esperar y han sido particularmente numerosas en Karachi. No hace todav¨ªa dos semanas que en la misma regi¨®n, una vasta zona de nadie bajo control tribal en la que Al Qaeda y los talibanes se mueven todav¨ªa con seguridad, murieron otros ocho paquistan¨ªes a consecuencia del fuego estadounidense desde el vecino y ca¨®tico Afganist¨¢n.
La eliminaci¨®n del m¨¦dico egipcio, a cuya cabeza ha puesto Washington un precio de 25 millones de d¨®lares, habr¨ªa sido un formidable golpe de efecto para Bush en su cruzada antiterrorista global. Al Zawahiri es para muchos el verdadero cerebro operativo de Al Qaeda, mucho m¨¢s eficaz propagand¨ªsticamente que Osama Bin Laden. Pero una vez m¨¢s, la naturaleza y los condicionamientos de un m¨¦todo perverso se han cobrado un peaje que cuestiona toda la operaci¨®n. Han ca¨ªdo numerosos inocentes, el hiperterrorista egipcio sigue vivo y el general Musharraf, vital aliado de Washington en esta crucial parte del mundo, es hoy un poco m¨¢s d¨¦bil frente a sus adversarios pol¨ªticos islamistas en un pa¨ªs musulm¨¢n cuya opini¨®n p¨²blica ha aprendido a odiar un poco m¨¢s a EE UU.
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