Ruido de sables
En un libro que a pesar de su innegable inter¨¦s ha pasado desapercibido (Nacionalidades y nacionalismos en Espa?a, Alianza Editorial, Madrid, 1985), uno de los padres de la Constituci¨®n, el antiguo comunista y hoy socialista Jordi Sol¨¦ Tura, explica c¨®mo se gest¨® un art¨ªculo clave de la vigente Ley Fundamental. De un modo muy alambicado y en ocasiones cr¨ªptico, Sol¨¦ Tura reconoce que la redacci¨®n de su segundo art¨ªculo fue impuesta por lo que eufem¨ªsticamente llama "aparatos" o "sectores" externos a la ponencia constitucional (es decir, el Ej¨¦rcito, que en 1978 segu¨ªa siendo franquista casi en su totalidad).
Juzgue el lector por s¨ª mismo. El mencionado art¨ªculo, en el anteproyecto constitucional elaborado por la ponencia, dec¨ªa as¨ª: "La Constituci¨®n se fundamenta en la unidad de Espa?a y la solidaridad entre sus pueblos y reconoce el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran". La inclusi¨®n del t¨¦rmino "nacionalidades" para referirse sin nombrarlas a Catalu?a, Vasconia y Galicia levant¨® las iras de la extrema derecha y del estamento militar.
Ambos art¨ªculos s¨®lo se explican por la manera en que se realiz¨® la Transici¨®n tras la muerte del dictador
Cuenta Sol¨¦ Tura que, un d¨ªa, siendo ¨¦l precisamente presidente de una sesi¨®n de la ponencia, le lleg¨® un mensaje escrito a mano exigiendo para el art¨ªculo segundo la redacci¨®n siguiente: "La Constituci¨®n se fundamenta en la unidad de Espa?a como patria com¨²n e indivisible de todos los espa?oles y reconoce el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que integran la indisoluble unidad de Espa?a". Para evitar males mayores, fue aceptada. De esa manera tan poco ortodoxa aparecieron por primera vez las f¨®rmulas "patria indivisible" e "indisoluble unidad de Espa?a", que no figuraban en el original.
El mismo Jordi Sol¨¦ a?ade que "el texto adolec¨ªa de una redacci¨®n deficiente y ten¨ªa incluso problemas sint¨¢cticos. Pero la respuesta que me dieron los representantes de UCD es que no se pod¨ªa variar ni una coma, porque aqu¨¦l era el texto literal del compromiso alcanzado con los sectores consultados. Evidentemente, no se especific¨® cu¨¢les eran estos sectores, pero no es dif¨ªcil adivinarlo".
Dice el refr¨¢n que cuando el dedo se?ala la luna el idiota mira el dedo. Al parecer, el gran pecado de las Fuerzas Armadas no es tener entre sus miembros a golpistas en potencia como el teniente general Mena, partidario de resolver el "problema catal¨¢n" manu militari, tal como se intent¨® en el 36, sino que expresen sus ideas p¨²blicamente. A pesar de la avalancha de cr¨ªticas que han provocado sus palabras, han tenido que ser dos peri¨®dicos extranjeros, el Financial Times y The Economist, los que se atrevieran a se?alar lo obvio: que el art¨ªculo octavo de la Constituci¨®n ("Las Fuerzas Armadas (...) tienen como misi¨®n garantizar la soberan¨ªa e independencia de Espa?a, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional") da pie a declaraciones como las del general y que tras casi tres d¨¦cadas de democracia va siendo hora de suprimirlo.
Ahora que, por fin, la posibilidad de reforma de la Constituci¨®n est¨¢ dejando de ser un tab¨² es el momento para ir pensando en derogar no s¨®lo el art¨ªculo octavo, sino tambi¨¦n el segundo, o al menos modificarlo de modo substancial, ya que parece m¨¢s un dogma teol¨®gico que un precepto digno de una democracia consolidada. Ambos art¨ªculos s¨®lo se explican por la manera en que se realiz¨® la Transici¨®n tras la muerte del dictador, en una coyuntura en que el b¨²nker supo jugar sus cartas y difundir el miedo a la guerra civil entre la poblaci¨®n. Pudieron tener sentido entonces, como un medio para integrar al Ej¨¦rcito en el nuevo r¨¦gimen, tras dos siglos de continuas intervenciones en pol¨ªtica. Hoy est¨¢n obsoletos. Da igual que la propia Constituci¨®n sancione la subordinaci¨®n de las Fuerzas Armadas al poder civil (art¨ªculo 97). Mientras los art¨ªculos segundo y octavo est¨¦n vigentes habr¨¢ iluminados que se escudar¨¢n en ellos para defender la unidad de Espa?a de modo temerario y antidemocr¨¢tico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Estatut Catalu?a
- Opini¨®n
- Reformas pol¨ªticas
- Transici¨®n espa?ola
- Jos¨¦ Mena Aguado
- Jordi Sol¨¦ Tura
- Pronunciamientos militares
- Estatutos Autonom¨ªa
- Golpes estado
- Fuerzas armadas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Pa¨ªs Vasco
- Historia contempor¨¢nea
- Partidos pol¨ªticos
- Espa?a
- Historia
- Defensa
- Estatutos
- Normativa jur¨ªdica
- Legislaci¨®n
- Justicia
- Transici¨®n democr¨¢tica
- Conflictos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica