En casa, el infierno
Dos pisos interiores, dos vecinas que apenas se conocen, separadas por un tabique de papel de fumar. Una, escritora, piensa en la otra y en las voces amenazadoras que profiere, frecuentemente, uno de sus hijos. Roberto Cerd¨¢, director de Pared, y la escen¨®grafa Susana de U?a las colocan en un espacio po¨¦tico: cada una en un rect¨¢ngulo alfombrado, sin muro que las separe, rodeadas de espectadores que se ven las caras, como en la asamblea y en el teatro griego.
Ana Wagener, int¨¦rprete de Mar¨ªa Amparo, la mujer sin salida, el chivo expiatorio (los suyos la van a gritar, amenazar o golpear haga lo que haga) est¨¢ muy bien. Hace su papel entera, sin drama sobrante: es la protagonista. Su vecina (Miriam Montilla) es una narradora trascendida: la voz apenas camuflada de Itziar Pascual, la autora (Madrid, 1967). Con esta obra obtuvo el Premio de Teatro Madrid Sur, en 2004. El texto est¨¢ publicado en la revista Primer Acto.
Pared
De Itziar Pascual. Int¨¦rpretes: Miriam Montilla y Ana Wagener. Violinista: Dobrochna Banaszkiewicz. Iluminaci¨®n: DMRC. M¨²sica: Fernando Egozcue. Escenograf¨ªa: Susana de U?a.
Direcci¨®n: Roberto Cerd¨¢. Madrid. Sala de la Princesa (teatro Mar¨ªa Guerrero). Del 19 al 22 de enero.
Roberto Cerd¨¢ recorta algo la versi¨®n original. Ha a?adido una violinista, que abre y acompa?a el espect¨¢culo. Su direcci¨®n de actores es afinada, y su puesta en escena, expresiva, tiene hallazgos. Para arrancar con el tema centrado, el director introduce, en voces grabadas, declaraciones de mujeres maltratadas. M¨¢s discutible me parece que interrumpa la representaci¨®n hacia la mitad, para que las actrices, o unas voces en off, no recuerdo, lean textos donde se comentan sentencias judiciales. Este interludio, demasiado largo, enfr¨ªa el espect¨¢culo, en vez de distanciarlo en el sentido brechtiano. La obra de Pascual vuela sola, no lo necesita.
Tiene un final dif¨ªcil de solucionar. La autora propone que se proyecten los nombres de las mujeres asesinadas por sus parejas en 2003; mientras eso sucede, la vecina se decide a llamar a la puerta de Mar¨ªa Amparo, para romper su aislamiento: pero no consiguen entenderse. Pared acaba con esta acotaci¨®n: "Mujer y Mar¨ªa Amparo respiran. Juntas. Resplandor, fulgor, pura luz". En el montaje de Cerd¨¢, la larga lista de nombres se escucha en off, y la vecina habla con la protagonista: promete que la llamar¨¢. Es un final m¨¢s concreto, y esperanzador.
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