El inventor del futuro
Joe Colombo ide¨® muebles modulares y sillones que se convert¨ªan en habitaciones, e hizo de Mil¨¢n la capital mundial del dise?o.
Joe Colombo ide¨® muebles modulares y sillones que se convert¨ªan en habitaciones, e hizo de Mil¨¢n la capital mundial del dise?o.
Joe Colombo (Mil¨¢n, 1930-1971) es un icono para los dise?adores y un desconocido para el gran p¨²blico. Su irrefrenable imaginaci¨®n ha hecho que los historiadores le comparen a la vez con Leonardo da Vinci y Philippe Starck. Pero m¨¢s all¨¢ de ser un artista polifac¨¦tico y precursor y de tener una visi¨®n futurista del mundo, Colombo fue un sprinter. Vivi¨® la vida a toda velocidad. Sus dise?os de espacios din¨¢micos y muebles flexibles y rodantes reflejaban esa afici¨®n a ir deprisa que le llevar¨ªa a viajar por el mundo y a dise?ar coches de carreras. A este arquitecto no le interesaba el pasado, y en el presente s¨®lo sab¨ªa leer el principio del futuro. Pero no tuvo futuro. Un ataque al coraz¨®n le impidi¨® inaugurar la exposici¨®n Italia: el nuevo paisaje dom¨¦stico, que preparaba para el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Colombo muri¨® de un infarto el d¨ªa que cumpl¨ªa 41 a?os. El futuro que tanto le gustaba, s¨®lo hab¨ªa conseguido vivirlo en su imaginaci¨®n. Vaticin¨® el uso continuo de los tel¨¦fonos m¨®viles y el teletrabajo. Dise?¨® interiores flexibles, comprimidos y con habitaciones que pod¨ªan variar su tama?o y su colocaci¨®n dentro de un mismo piso. Con muchas de esas ideas se construyen hoy los dise?os m¨¢s vanguardistas. Pero Colombo no dibujaba utop¨ªas: muchos de sus muebles todav¨ªa se producen. Ide¨® estanter¨ªas circulares que se cuelgan del techo, copas con un pie descentrado para poder sujetar vino y cigarrillo con la misma mano. Crey¨® en el pl¨¢stico como en un material moderno, revolucionario y eficaz. Y con cada nueva idea cambi¨® la decoraci¨®n de su apartamento en la Via Argelati de Mil¨¢n. Su mujer, Elda, se aven¨ªa. Al contrario que ¨¦l, era peque?a y discreta. Formaba, con la madre del dise?ador e Ignazia Favata, la gerente del estudio, el equipo de mujeres que le rodear¨ªa toda su vida. Las tres estaban de acuerdo en que era un genio.
Pero ?por qu¨¦ ten¨ªa tanta prisa Joe Colombo? La arquitecta Gae Aulenti, autora de las remodelaciones del Museo D'Orsay en Par¨ªs o del Mnac en Barcelona, le recuerda "como un volc¨¢n". "Ten¨ªa un talento especial para ver las cosas ordinarias de otra manera. S¨®lo le importaba el futuro. En un tiempo en el que los dem¨¢s manej¨¢bamos referencias hist¨®ricas, ¨¦l s¨®lo miraba hacia delante", comenta. Otro dise?ador italiano, Alessandro Mendini, autor de los m¨¢s sofisticados relojes Swatch, asegura que fue en la mu?eca de Colombo donde vio su primer reloj de pl¨¢stico. "Aquello me fascin¨®. Parec¨ªa sacado del espacio. Lo hab¨ªa comprado en Jap¨®n". Mendini recuerda dos cosas siempre en las manos de Colombo: una pipa y un reloj, y comenta que, al contrario que el resto de arquitectos, Colombo supo muy pronto lo que quer¨ªa hacer. "Su estilo era mundano. Comparados con ¨¦l, los dem¨¢s ¨¦ramos un grupo provinciano. S¨®lo hace falta fijarse en el nombre que se puso". Ese nombre, Joe, fue para Mendini su primer acierto. Con todo, le lleg¨® por casualidad. Se lo pusieron sus alumnos del Polit¨¦cnico de Mil¨¢n. Ten¨ªa el pelo rojizo y el aplomo que atribu¨ªan a los norteamericanos. Y a ¨¦l le gust¨® tanto la broma que empez¨® a firmar Joe; al principio, combinado con su nombre real, Cesare. Colombo hab¨ªa nacido en una familia burguesa de Mil¨¢n. Su padre ten¨ªa una f¨¢brica de cables el¨¦ctricos de la que ¨¦l y su hermano Gianni estaban destinados a ocuparse. Lo hicieron a partir de 1958, cuando el padre enferm¨®. Joe era entonces el cabeza de familia -un hermano mayor hab¨ªa muerto con a?o y medio-, y se sinti¨® responsable de la educaci¨®n del peque?o. Tras la muerte de su padre, por un ataque al coraz¨®n, asegur¨® a quien quiso escucharle que ¨¦l tambi¨¦n iba a morir pronto. Que deb¨ªa darse mucha prisa.Y lo hizo. Ocup¨® el mando de la empresa familiar, pero dur¨® poco m¨¢s de tres a?os. Y cuando cumpli¨® 30 abri¨® un primer estudio con su hermano. Para entonces llevaba ya una d¨¦cada pintando con sus amigos del Movimento Nucleare -Enrico Baj y Sergio Dangelo-, a los que hab¨ªa conocido estudiando en la Academia de Brera. Adem¨¢s era arquitecto. Los dibujos para una ciudad ut¨®pica que guardaba en su estudio contrastaban con la realidad de los montajes para la Trienal de Mil¨¢n o con el edificio que, con 26 a?os, ya hab¨ªa levantado.
Uno de sus primeros dise?os producidos fue la silla Universal, un asiento de pl¨¢stico apilable que todav¨ªa se fabrica. Utilizar este material para dise?ar muebles a mediados de los sesenta era impensable. Y a finales de la d¨¦cada, Colombo era el James Bond del dise?o, un dandi que se sacaba trucos de magia del bolsillo. Sus interiores escandalizaban. Y ¨¦l se crec¨ªa con ello. La silla Elda era como una habitaci¨®n: una butaca giratoria que aislaba al que se sentaba. Despu¨¦s, Colombo se concentr¨® en el c¨¢lculo de lo que llam¨® c¨¦lulas: habitaciones que resolv¨ªan las necesidades de los hogares y que se pod¨ªan trasladar en el interior de la casa. M¨¢s all¨¢ de la osad¨ªa de sus dise?os, Favata recuerda que Colombo ten¨ªa don de gentes, talento para recordar los nombres de los periodistas y preguntar por sus hijos. El hombre interesaba tanto como su obra, y consigui¨® aparecer en las m¨¢s prestigiosas publicaciones.
El dise?ador Ettore Sottsass recuerda que cuando Colombo empez¨® a firmar dise?os, la industria apenas exist¨ªa en Mil¨¢n: "Fue el ¨²nico capaz de darse cuenta de que el mundo estaba cambiando. Supo con clarividencia cu¨¢les ser¨ªan los materiales del futuro". Tal vez por eso muchos historiadores consideran que fue Colombo el que convirti¨® a Mil¨¢n en la capital del dise?o, el que le dio ambici¨®n cosmopolita al espectacular desarrollo del dise?o que estaba a punto de protagonizar la industria de la ciudad. Colombo era m¨¢s futurista que idealista. No so?aba, simplemente se adelantaba. Todo lo que dise?aba era posible. Estaba pensado al detalle, facilitaba la vida. S¨®lo que, tan temprano, se hac¨ªa extra?o. "Era un l¨ªder", sostiene Sottssas, "y los que van por delante pagan el precio de la soledad y de la incomprensi¨®n".
El Vitra Design Museum ha organizado una exposici¨®n itinerante sobre Joe Colombo. Del 21 de enero al 10 de septiembre recalar¨¢ en Weil am Rhein (Alemania). M¨¢s informaci¨®n en: www.design-museum.de.
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