Rezagados
Espa?a ha sido incorporada al grupo de pa¨ªses m¨¢s rezagados en innovaci¨®n. Es el resultado que aporta el European Innovation Scoreboard (http://trendchart.cordis.lu): el instrumento de la Comisi¨®n Europea para, en el contexto de la Estrategia de Lisboa, evaluar y comparar el comportamiento innovador de los 25 Estados miembros m¨¢s otros seis no comunitarios, adem¨¢s de Jap¨®n y EE UU La divisi¨®n de honor de la innovaci¨®n est¨¢ encabezada por tres n¨®rdicos, Finlandia, Suecia y Dinamarca, seguidos de Alemania y Suiza. Por debajo est¨¢n los que definen un comportamiento equivalente al promedio (Francia, Luxemburgo, Irlanda, Reino Unido, Holanda, B¨¦lgica, Austria, Noruega, Islandia, Italia); los pen¨²ltimos son los que, aunque en niveles bajos, se aproximan claramente a la media. En el grupo de los colistas se encuentran los considerados "pa¨ªses en retroceso" (countries "losing ground"); adem¨¢s de Espa?a, aparecen Estonia, Bulgaria, Polonia, Eslovaquia, Rumania y Turqu¨ªa.
La generaci¨®n de se?ales incentivadoras de la capacidad para invertir en conocimiento empiezan a hacerse visibles, pero han de intensificarse
En esta edici¨®n, el ¨ªndice correspondiente resume m¨²ltiples indicadores, agrupados en cinco categor¨ªas que incorporan desde las condiciones estructurales que propician la innovaci¨®n hasta los factores m¨¢s determinantes de la creaci¨®n de conocimiento, como es la inversi¨®n en I+D o los propios esfuerzos que hacen las empresas privadas por innovar. Es precisamente en los seis indicadores que conforman esta ¨²ltima categor¨ªa (innovaci¨®n y empresas) en la que son peores los resultados que obtiene Espa?a. Y no es por falta de apoyo p¨²blico: el numero de empresas que reciben apoyo econ¨®mico del Gobierno en Espa?a es superior a la media de los pa¨ªses analizados. Sin embargo, el sector empresarial asigna a I+D apenas el 45% de lo que hacen la media de las empresas de la UE. Era un hecho ampliamente conocido que de la parca asignaci¨®n que en conjunto realiza Espa?a a I+D la proporci¨®n de gasto p¨²blico es superior al promedio de los pa¨ªses desarrollados. Tambi¨¦n la tasa de patentes registradas por empresas espa?olas es un 20% inferior al promedio europeo. Otras tendencias destacadas como alarmantes son la debilidad del gasto en tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n ( TIC) y en educaci¨®n juvenil.
No por inquietantes estos resultados dejan de tener explicaci¨®n. La oferta espa?ola de los ¨²ltimos 10 a?os no se ha caracterizado precisamente por el dominio de los sectores m¨¢s intensivos en conocimiento. El protagonismo que ha ejercido la construcci¨®n, adem¨¢s de otras implicaciones, ayudar¨ªa a entender la baja intensidad tecnol¨®gica y, en general, de conocimiento de nuestra econom¨ªa. La actividad de ese sector, alimentada por una de las escaladas de precios m¨¢s importantes del mundo, ha atra¨ªdo excedentes, capacidad de financiaci¨®n e incluso talentos de otros sectores, y, en no pocas ocasiones, de proyectos m¨¢s intensivos en riesgo y, por lo mismo, en potencial innovador. Ha sido una asignaci¨®n de la que s¨®lo hemos empezado a pagar parte de la factura a trav¨¦s de un muy desequilibrado sector exterior y unas posiciones de endeudamiento de las familias muy vulnerables.
La generaci¨®n de se?ales incentivadoras de la innovaci¨®n, de la capacidad para emprender y para invertir en conocimiento, empiezan a hacerse visibles, pero han de intensificarse mucho m¨¢s. Tan importante como la generaci¨®n de innovaciones es la difusi¨®n en Espa?a de las creadas por otros. Y eso exige m¨¢s educaci¨®n, mejores habilidades de la poblaci¨®n, incluida la entrada en a?os: Espa?a sigue siendo de los pa¨ªses con mayor proporci¨®n de poblaci¨®n comprendida entre 25 y 64 a?os carente de las habilidades propias de la educaci¨®n secundaria. Requiere tambi¨¦n un mayor uso de las TIC; aproximarse a la media europea en este aspecto crucial para la difusi¨®n del conocimiento y de las innovaciones exige, como se ha dicho repetidamente, que sean las administraciones p¨²blicas las que prediquen con el ejemplo: garantizando el derecho a los ciudadanos a una interlocuci¨®n digital ¨²nica y, no menos importante, acelerando la modernizaci¨®n de las propias administraciones con el fin de que la generaci¨®n de ganancias de productividad podamos apreciarlas tambi¨¦n en el seno de esas organizaciones.
No son empe?os nuevos, pero cada d¨ªa se presentan como m¨¢s prioritarios, ya no s¨®lo para la necesaria modernizaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, sino para evitar males peores y a un plazo menos largo del que tem¨ªamos.
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