Un cad¨¢ver literario
Desde hace tres a?os, un grupo de gente relacionada con las letras se re¨²ne entorno a la mesa donde antiguamente se diseccionaban cad¨¢veres para trocear lo que ha dado de s¨ª la literatura catalana del a?o anterior. La sala Gimbernat, el anfiteatro anat¨®mico de la Real Academia de Medicina de Catalu?a, alberg¨® el jueves 12 de enero a seis doctores que practicaron una disecci¨®n de lo que se supone un cad¨¢ver literario, y adem¨¢s un cad¨¢ver que nadie reclama, como acostumbraba a pasar con los muertos que se abr¨ªan en canal en esta sala tiempos ha. Pero a nadie le apetece augurar la defunci¨®n m¨¢s o menos inminente de la literatura catalana y los presentes intentaron buscar por todos los medios lo positivo y lo bien que se lo pasan escribiendo y lo fruct¨ªfero que resulta que les lleven a Guadalajara.
Para Jordi Punt¨ª la literatura catalana es un cad¨¢ver bonito que una vez abierto desprende humores f¨¦tidos y envejecimiento prematuro
?Hay vida despu¨¦s del A?o del Libro?, se preguntaba Jaume Subirana, director de la Instituci¨® de les Lletres Catalanes, que, con la UOC, organizan el acto. Subirana respond¨ªa que s¨ª, y que se hacen m¨¢s cosas aparte de invitar a unos cuantos escritores a fotografiarse en el campo del Bar?a. Aunque m¨¢s tarde, Lurdes Malgrat, editora de Arola Editors, en Tarragona, se quejaba de la poca repercusi¨®n de este A?o del Libro fuera de Barcelona. El escritor Jordi Punt¨ª lo comparaba a Disneylandia: "Bajo la carpa del circo todo es perfecto, pero en la calle, donde ensayan los funambulistas, no est¨¢ tan claro". En su discurso inaugural, Subirana invitaba a volver a la esencia, es decir, a analizar la literatura, a ganar prestigio y credibilidad por encima de que los escritores catalanes salgan en la tele. Aunque luego se dijo que siempre sal¨ªan los mismos.
Oriol Izquierdo, profesor de la URL, fue el que m¨¢s se dej¨® contaminar por el ambiente de la sala y habl¨® de ¨®rganos vitales, de digestiones mal acabadas (se busca el ¨¦xito comercial por encima de todo), de circulaci¨®n atrofiada (una difusi¨®n del libro penosa) y, como casi todos, lanz¨® sus dardos al cada vez menor compromiso cultural del editor. Defini¨® tambi¨¦n la literatura fuera de la capital como "un cuerpo extra?o" y lament¨® la desaparici¨®n del sello catal¨¢n. Aunque Izquierdo sigue maravill¨¢ndose del esfuerzo del escritor y la curiosidad del p¨²blico.
El debate continuaba y yo no pod¨ªa resistirme a pensar en todos esos cad¨¢veres que realmente existieron y que en esta misma sala mostraron sus partes m¨¢s ¨ªntimas: el coraz¨®n, el h¨ªgado, la vejiga... Yo esperaba algo as¨ª, de esta Anatomia 05. Esperaba salir medio mareada, como sal¨ªan los estudiantes en tiempos inmemoriales, mareada de humores f¨¦tidos y sangre nauseabunda, pero sal¨ª tan ricamente, m¨¢s o menos como entr¨¦. Imaginaba hab¨¦rmelas con un debate, m¨¢s que con seis parlamentos sin r¨¦plica, y que el p¨²blico pudiera meter baza. Algo menos institucional. Me preguntaba qui¨¦n era ese p¨²blico que no lleg¨® a llenar las gradas: ?Alumnos de los conferenciantes? ?El star system oficial? ?Alguien que empieza a escribir? ?A quien le interesa este debate? Esas burdas ideas me ofuscaban y me perd¨ªa a Punt¨ª, que se acercaba a mis elucubraciones: "La literatura catalana es un cad¨¢ver bonito que una vez abierto desprende humores f¨¦tidos y envejecimiento prematuro". Punt¨ª ensalz¨® las exposiciones, las nuevas bibliotecas, los encuentros de escritores, que ya se sabe que dan toda clase de jugos... Pero los editores se escaquean, dice Punt¨ª, y las editoriales se convierten en simples m¨¢quinas de traducir las ventas f¨¢ciles. Habl¨® de los 1.600 premios literarios al a?o que a¨²n existen (si echan cuentas sale a cuatro premios cada d¨ªa) y se pregunt¨® qu¨¦ se va a hacer en la Feria del Libro de Francfort, algo, digo yo, que se deben de preguntar muchos escritores: ?Me llamar¨¢n? ?No me llamar¨¢n? ?Me lo pasar¨¦ tan bien como en Guadalajara? ?Ligar¨¦ tanto como all¨ª?
Lurdes Malgrat ped¨ªa m¨¢s traducciones del catal¨¢n y se quejaba del desconocimiento de las peque?as editoriales que no est¨¢n ubicadas en Barcelona y de lo mucho que cuesta hacerse un hueco en las librer¨ªas y que un cr¨ªtico se interese por lo que publican. La cineasta Rosa Verg¨¦s se centr¨® bastante en lo que representa el Premi Lletra d'Or, que este a?o llega a su 50 edici¨®n. Los 10 miembros del jurado son conscientes de que tienen miles de libros para escoger, pero todos comparten el gusto por la lectura y procuran dar en el clavo. Imma Mons¨® habl¨® como narradora y afirm¨® que pese a las condiciones adversas escribir es un placer para uno mismo. Cit¨® a Jes¨²s Montcada como ejemplo de trayectoria ¨ªntegra, que se resisti¨® a los premios y no ten¨ªa prisa por publicar, lo contrario de lo que ocurre ahora. Guillem Terribas, el superlibrero de la 22 de Girona, habl¨® de c¨®mo se improvisa la venta de un libro cuando llega el cliente y hay trescientas mil posibilidades de que no tengan el libro que pide. Dijo que en general las ventas han bajado, pero en Girona, como en este resto de Catalu?a que se denomina periferia, les funciona mejor. "Queremos dejar de ser la reserva india del catal¨¢n", afirm¨® Guillem, y termin¨® alabando el Premi Llibreter y lo bueno que es para las editoriales, que venden muchos m¨¢s libros que a veces pasan inadvertidos. Punt¨ª se quej¨® de que nunca hab¨ªa ganado ning¨²n escritor catal¨¢n, ni siquiera hab¨ªa llegado a finalista. Guillem sonri¨® con malicia. Terminaba as¨ª esa disecci¨®n. La resumo con palabras de Jordi Punt¨ª escritas por Josep Pla: "?Escritores, no se¨¢is sosos ni pesados!".
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