Rosa Sala muestra la falta de sentido del humor que marca la literatura alemana
La traductora acaba de publicar una rigurosa versi¨®n de 'Conversaciones con Goethe'
"Cuando Alemania se vuelca en la construcci¨®n de su identidad, descubre que no tiene ninguna tradici¨®n a la que agarrarse y que debe invent¨¢rsela. Lo hace frente a Francia, y su humor y su frivolidad y el brillo de la Ilustraci¨®n. Y surge as¨ª una literatura en la que el humor queda desterrado". La especialista en cultura alemana Rosa Sala resume as¨ª la idea que desarroll¨® la pasada semana en dos conferencias en la Fundaci¨®n Juan March. Sala es la traductora y responsable de la edici¨®n (notas, glosario, im¨¢genes) de las Conversaciones con Goethe, de J. P. Eckermann.
J. P. Eckermann pas¨® parte de su infancia ocup¨¢ndose de las vacas que ten¨ªa su familia. Aprendi¨® a leer y a escribir como buenamente pudo y un d¨ªa, fascinado por la imagen de un caballo que aparec¨ªa en una caja de tabaco, la copi¨®. Qued¨® deslumbrado por el resultado y la intensa sensaci¨®n que disfrut¨® por haberse "apoderado" de esa imagen acaso explique su af¨¢n, mucho tiempo despu¨¦s (ya hab¨ªa publicado sus Contribuciones a la poes¨ªa), por atrapar y registrar cuanto Goethe le dec¨ªa. Lo frecuent¨® entre 1823 y 1832 y el resultado de sus encuentros fueron esas Conversaciones con Goethe, que El Acantilado ha rescatado en una magn¨ªfica versi¨®n de Rosa Sala (Barcelona, 1969), responsable tambi¨¦n de un minucioso glosario que ayuda a sumergirse en la ¨¦poca y sus personajes.
"Lo fascinante de estas conversaciones es poder asomarte a la vida cotidiana de uno de los grandes genios de todos los tiempos. Poder mirar a trav¨¦s de una mirilla, como un voyeur, sus caprichos, sus enfados, sus filias y fobias", cuenta Rosa Sala de un texto que Nietzsche consider¨® "el mejor libro alem¨¢n que existe".
Ya la devoci¨®n de los alemanes por Goethe revela su querencia por el culto a la personalidad, con toda la solemnidad que eso acarrea. "Era una instituci¨®n en vida, y la gente se acercaba a su casa simplemente para verlo. Esta capacidad de glorificaci¨®n no creo que tenga mucho que ver con los espa?oles, que siempre hemos tratado a nuestros cl¨¢sicos con m¨¢s naturalidad. Cuando Goethe muri¨®, su figura qued¨® un tanto desdibujada, pero volvi¨® a resurgir cuando los alemanes encontraron en la Bildung (que no equivale exactamente a formaci¨®n, sino que tiene m¨¢s que ver con desarrollar al m¨¢ximo las condiciones de cada uno) el tronco en el que fundar sus se?as de identidad".
?Qu¨¦ ha quedado de ese genio sepultado por la losa de la gloria? "Fue acaso el ¨²ltimo hombre universal que quiso explorarlo todo, y hacerlo en profundidad", explica Rosa Sala. "Fue reacio a la demagogia y al simplismo, puso el mayor empe?o en construirse a s¨ª mismo y se afan¨® en buscar un cierto orden dentro del cosmos. Hay un punto de benevolencia (hacia el resto de los mortales) y de iron¨ªa en su actitud que resulta entra?able y resulta conmovedora su claudicaci¨®n final, cuando reconoce que somos s¨®lo el auriga de una cuadrilla donde los caballos se han desbocado".
La b¨²squeda del ideal
Rosa Sala, que ha publicado Diccionario cr¨ªtico de mitos y s¨ªmbolos del nazismo y que tiene en prensa su obra Manual de literatura alemana,
se sirvi¨® la pasada semana de su familiaridad con una cultura que conoce de cerca para contar en la Fundaci¨®n Juan March que lo que le faltaba era sentido del humor. "No ten¨ªan a Roma detr¨¢s, no les serv¨ªa de mucho el Sacro Imperio, as¨ª que encontraron que la Bildung, ese desaf¨ªo por conseguir un desarrollo integral, les ven¨ªa como anillo al dedo, y que los conectaba adem¨¢s con la remota Grecia, que proyectaron como una referencia de la b¨²squeda de un ideal. La idea del viaje y del crecimiento espiritual, el af¨¢n por conquistar un ideal en que lo bello, lo verdadero y lo bueno coincidieran, la fascinaci¨®n por los logros de la cultura: de todo ello se sirvieron para arremeter contra los ideales franceses. El humor se lleva mal con un programa tan ambicioso, es siempre corrosivo".
Con una burgues¨ªa que no se entend¨ªa con la aristocracia, con un pa¨ªs detr¨¢s que deb¨ªa salir de la pobreza, con el af¨¢n de distinguirse de sus vecinos enfrent¨¢ndose al ideal clasicista y al ideal ilustrado, la cultura alemana hizo de la Bildung su gran motor. "Fue su gran religi¨®n secular. Y fue efectiva", comenta Rosa Sala. Quiz¨¢ en ese proyecto estaba ya la semilla del desaf¨ªo de aquellos que, m¨¢s adelante, y con la esv¨¢stica como signo, se proclamaron los elegidos para gobernar el mundo.
Babelia
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