Animal de laboratorio
Wozzeck parece una obra del siglo XX; no se estren¨® hasta que la reivindicaron los expresionistas. B¨¹chner (1813-1837), su autor, narra en un relato c¨®mo enloqueci¨® el dramaturgo Lenz, al que admiraba: en medio del campo, sent¨ªa que algo aterrador iba a aparec¨¦rsele en cualquier momento. Es lo que siente el soldado Wozzeck cuando est¨¢ en el bosque. Nuno Cardoso, director portugu¨¦s de 35 a?os, transmite esa percepci¨®n a trav¨¦s de la escenograf¨ªa: una plancha de madera enorme, curvada como una ola, terreno abrupto por donde los int¨¦rpretes suben y bajan derrochando facultades. Una imagen potente.
Cardoso reordena tres escenas del original, corta y a?ade alg¨²n texto. El personaje protagonista empuja una carretilla, y, sim¨¦tricamente, Mar¨ªa, su pareja, un carrito de beb¨¦. Este Wozzeck tiene momentos notables: destaco la escena de la feria, con el charlat¨¢n vendiendo las monstruosidades de su barraca. Daniel Pinto lo encarna con desparpajo: tras un strip-tease que concluye en un desnudo muy expuesto, se transforma en una de sus criaturas.
Wozzeck
De Georg B¨¹chner. Traducci¨®n de Jo?o Barrento. Int¨¦rpretes: Ant¨®nio Fonseca, Ant¨®nio Julio, Catarina Requeijo, C¨¢tia Pinheiro, Daniel Pinto, Nuno Cardoso, Jo?o Miguel Melo, Luis Ara¨²jo, Miguel Rosas, Patricia Brand?o, Paulo Moura Lopes, T¨®nan Quito. Producci¨®n: Teatro Nacional S?o Jo?o. Movimiento: Marta Silva. Iluminaci¨®n: Jos¨¦ ?lvaro Correia. M¨²sica: S¨¦rgio Delgado. Vestuario: Teresa Azevedo. Escenograf¨ªa: F. Ribeiro.Direcci¨®n: Nuno Cardoso. Teatro de La Abad¨ªa. Madrid, del 26 al 29 de enero.
El montaje est¨¢ salpicado de coreograf¨ªas, de escenas de conjunto vivas y hasta ca¨®ticas, en alternancia con otras morosas, fr¨ªas. Cardoso sigue una l¨ªnea de fuerza que viene del teatro alem¨¢n de siempre, y del belga m¨¢s reciente. Wozzeck pierde el pulso y lo recupera, alternativamente. T¨®nan Quito interpreta al protagonista muy para dentro, demasiado, seguramente porque as¨ª lo quiere la direcci¨®n.
Se ha discutido mucho sobre el significado de esta obra. Para Cardoso est¨¢ claro: los que tienen la sart¨¦n por el mango no aflojan, ni tienen escr¨²pulos. El doctor trata al soldado como a un animal de laboratorio. Lo lleva atado con cadena, lo ve deformado a trav¨¦s de una lupa, y as¨ª nos lo muestra. Mientras, ir¨®nicamente, suena la Oda a la alegr¨ªa de la Novena Sinfon¨ªa.
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