Operaci¨®n C¨®lera Divina
Los azores vuelan en c¨ªrculos sobre las colinas septentrionales de Israel, sus movimientos parsimoniosos enga?an. En realidad, est¨¢n listos para abatirse en cualquier momento en picado sobre su presa. Estas tierras, que a principios del verano todav¨ªa estaban cubiertas de flores silvestres, an¨¦monas de color rojo sangre, cicl¨¢menes rosas e iris blancos, ahora s¨®lo muestran m¨²ltiples matices de gris y verde. Es un paisaje duro y desafiante que parece hecho ex profeso para gentes que aman su libertad. Para luchadores y l¨ªderes natos.
Tambi¨¦n es el paraje ideal para todo aquel que quiera reflexionar tranquilamente, por ejemplo, sobre si realmente se deb¨ªa ir a la caza de terroristas con un comando altamente secreto y liquidarlos sin demasiados miramientos por lo que respecta a los da?os colaterales. O para dilucidar si esta operaci¨®n de castigo aprobada por el Gobierno consigui¨®, tal y como se esperaba, acercar un poco m¨¢s la paz a Oriente Pr¨®ximo o si quiz¨¢ se ha pagado un precio demasiado alto por la revancha, la intimidaci¨®n y la prevenci¨®n.
Muki Bezer: "Me habr¨ªa gustado evitar esas muertes; hicimos todo lo posible para que no se viera afectado ning¨²n inocente. Tengo que vivir con ello y puedo hacerlo"
Aqu¨ª, en esta regi¨®n b¨ªblica cercana al lago Tiber¨ªades, no muy lejos de la costa mediterr¨¢nea y justo a un par de kil¨®metros del territorio ocupado por los israel¨ªes al oeste del Jord¨¢n, vive y da clase Muki Bezer, de 60 a?os de edad, ex agente del Mossad (servicio secreto de Israel). Creci¨® en medio de este paisaje irreductible, y fue aqu¨ª donde fund¨® el a?o pasado una escuela de ¨¦lite para futuros soldados profesionales. Este coronel retirado transmite a dos docenas de hombres y mujeres j¨®venes especialmente capacitados algo que para ¨¦l es fundamental: conciencia medioambiental y respeto a toda criatura, aunque sea tan "vulgar" como una lombriz de tierra.
Adem¨¢s, tambi¨¦n habla a sus pupilos de 17 a?os de otro tema crucial que ha presidido toda su vida. Se trata de las cualidades que, en su opini¨®n -y tal como dice el Talmud-, requieren el despliegue de una "dureza brutal" tanto en el Ej¨¦rcito como en los servicios secretos en ocasiones especiales, en caso de que el Estado de Israel vea amenazada su existencia. Entonces, en opini¨®n de Muki Bezer, la m¨¢xima es ojo por ojo y diente por diente.
Como cuando la primera ministra Golda Meir dio la orden de recurrir a todos los medios disponibles para eliminar a los asesinos de Septiembre Negro. A todos los responsables del atentado que en 1972 seg¨® las vidas de los atletas israel¨ªes que participaban en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich. El nombre oficioso en clave de la operaci¨®n era C¨®lera Divina.
El agente Bezer estuvo al frente de la operaci¨®n cuando se produjeron aquellos ataques tan atrevidos. En la noche del 9 de diciembre de 1975, viaj¨® por mar al territorio enemigo liban¨¦s con un destacamento. Una vez llegado a Beirut, en compa?¨ªa de su unidad del Mossad, mat¨® a tiros en sus casas a tres l¨ªderes palestinos, entre ellos Abu Yussuf, el lugarteniente de Yasir Arafat en Al Fatah.
El filme de Spielberg
Ahora, el comando que actu¨® en Beirut ha saltado a las pantallas de cine. Uno de los protagonistas de la ¨²ltima cinta de Steven Spielberg dice que la campa?a fue cualquier cosa menos un ¨¦xito brillante. M¨¢s bien, se ha ido convirtiendo en la celebraci¨®n de una matanza cruel, "mucho m¨¢s sangrienta de lo esperado". ?Piensa Muki Bezer ir a ver la pel¨ªcula M¨²nich, la voladura de la puerta de la vivienda en el Beirut de aquel entonces, el fragor de los disparos, los cuerpos en medio de un charco de sangre, im¨¢genes que ¨¦l ya no puede apartar de sus ojos, pues han quedado grabadas en su memoria, y que ahora est¨¢n al alcance de todos en forma de creaci¨®n art¨ªstica que imita o interpreta una parte muy importante de su vida?
"No me gustan las pel¨ªculas de acci¨®n al estilo de Hollywood", comenta Bezer mientras se pasa la mano por la calva. A primera vista, resulta impenetrable e inmutable, pero en el momento en que da dos pasos salta a la vista su agilidad de pantera. Un hombre grande como un armario, vestido desenfadadamente de negro, un tipo entre [los actores] Yul Brinner y Kurt J¨¹rgens.
?Existe dentro de las filas de las unidades especiales un Avner como el que aparece en la pel¨ªcula que haya roto con el Mossad y est¨¦ viviendo actualmente en Nueva York, consumido por los escr¨²pulos?
Bezer ha mandado a comer a sus j¨®venes pupilos. S¨®lo alg¨²n que otro movimiento de su boca delata que en una ocasi¨®n una bala atraves¨® su mand¨ªbula, mucho antes de lo de Beirut, en una operaci¨®n antiterrorista en Jordania en el a?o 1968. Los cirujanos han hecho un trabajo ejemplar.
"Jam¨¢s he o¨ªdo hablar de un agente as¨ª que dude de s¨ª mismo", exclama mientras escudri?a atento el entorno con sus ojos de azor, como si quisiera cerciorarse de que nadie nos oye. "Por lo que a m¨ª respecta, jam¨¢s he dudado de ninguna de mis misiones. Siempre que he matado lo he hecho convencido de que estaba actuando en nombre de Israel y para evitar males mayores a mi pa¨ªs y a mi pueblo".
?Y no hubo nunca una orden de ejecuci¨®n que suscitara controversia dentro de su equipo?
"Por supuesto, tambi¨¦n en el caso de la misi¨®n de Beirut, cuando se plante¨® la cuesti¨®n de si al entrar en viviendas privadas no habr¨ªa que contar con la muerte de mujeres y ni?os. Era cosa de sopesar los pros y los contras".
El equilibrio entre el derecho a la seguridad, la prevenci¨®n del terrorismo y la venganza ha marcado la vida de toda su familia. Los abuelos de Muki Bezer formaron parte de los fundadores del mossav (granja comunal) Nahalal, el primer pueblo de campesinos protegido con defensas en tierra b¨ªblica, surgido en 1921. M¨¢s tarde su padre colabor¨® con el ej¨¦rcito clandestino Haganah y luch¨® contra los ocupantes brit¨¢nicos. La educaci¨®n que recibi¨® Muki Bezer no estuvo particularmente centrada en el conocimiento de la Biblia, pero se le quedaron profundamente grabadas las palabras del profeta Nehem¨ªas, cap¨ªtulo 4, vers¨ªculo 11, elevadas a la categor¨ªa de lema: "Con una mano hac¨ªan su trabajo, mientras la otra sosten¨ªa el arma". (...)
Reacci¨®n al atentado
El atentado contra los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich del 5 de septiembre de 1972 hiere profundamente a todo Israel, queda grabado en el alma colectiva de la naci¨®n y la deja estupefacta... y terriblemente enfurecida.
En semejantes circunstancias, tanto Muki Bezer como sus camaradas del Sajeret Matkal (unidad militar especial secreta) consideran que el derecho a tomarse la venganza, a emprender una caza mortal de los asesinos que quiz¨¢ vuelva a segar vidas humanas es una respuesta inevitable, dictada por los designios divinos. Tras la decisi¨®n de contraatacar tomada por Golda Meir, surge una unidad especial que s¨®lo est¨¢ sujeta a sus ¨®rdenes y a las del jefe del Mossad y que tiene capacidad para tomar decisiones de manera aut¨®noma: su nombre es Ces¨¢rea, en recuerdo de la antigua ciudad situada a orillas del mediterr¨¢neo, al Norte de Tel Aviv, donde en el primer siglo de la era cristiana, jud¨ªos orgullosos y amantes de la libertad intentaron un levantamiento contra Roma.
En febrero de 1973, Bezer recibe la orden de entrar en acci¨®n. Sobre su mesa hay tres fotos de grano grueso. Muestran a Mohamed Nadchar, alias Abu Yussuf, de 44 a?os, "uno de los cabecillas de Septiembre Negro y segundo de Arafat en Al Fatah"; Kamal Aduan, de 38 a?os, "responsable de atentados terroristas en Israel en calidad de comandante de Al Fatah"; Kamal Nassir, de 48 a?os, "portavoz de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) e ide¨®logo terrorista". Junto a ellas hay tambi¨¦n un plano muy preciso de las viviendas donde se alojan: Beirut, calle Verdun; los dos Kamales en el segundo y tercer piso de una casa que hace esquina; Abu Yussuf en el edificio situado justo enfrente.
"?Cre¨¦is que conseguiremos pillarlos?", pregunta Ehud Barak, comandante de la unidad Ces¨¢rea (y m¨¢s tarde primer ministro de Israel). Justo al d¨ªa siguiente de que el agente de los servicios secretos Amnon Biran consiguiera los planos precisos, comenzaron los entrenamientos en viviendas de Tel Aviv, acondicionadas a imitaci¨®n de los edificios reales de Beirut.
Nada de helic¨®pteros, porque dar¨ªan al traste con el factor sorpresa. Ofensiva por mar, luego, unos diez minutos de viaje en autom¨®vil. Hab¨ªa que idear camuflajes especiales para que un grupo de 15 hombres no irrumpiera en Beirut llamando la atenci¨®n de todo el mundo. Tres hombres deb¨ªan disfrazarse de mujer, los de complexi¨®n m¨¢s menuda y delicada. Lonni Rafael y Amiram Levin (que m¨¢s tarde ser¨ªa general del Ej¨¦rcito israel¨ª) se transformaron en dos "rubias" medianamente atractivas con ayuda de pelucas y bustos rellenos de granadas. Barak iba de morena, pareja de Muki Bezer, con armas escondidas bajo una falsa blusa Chanel. (...)
En Israel, la venganza divina fue celebrada sin reservas. "Beirut fue una demostraci¨®n de la capacidad defensiva del Estado de Israel, de su capacidad para enfrentarse a los terroristas en cualquier momento y en cualquier lugar", comenta Bezer. "El recuerdo de esta operaci¨®n jam¨¢s dejar¨¢ dormir tranquilos a aquellos a quienes nuestro Gobierno considere criminales de guerra".
?Y qu¨¦ tiene que decir de la italiana que sali¨® a la escalera [y result¨® muerta]? ?O de la esposa [de Abu Yussuf] que mat¨® con sus propias manos? ?O de todos esos da?os colaterales sobre los que Bezer no ha dicho ni media palabra al relatar por vez primera todos los pormenores de la acci¨®n ejecutada por el comando a su amigo y escritor Robert Rosenberg?
Pero el coronel de los servicios secretos retirado no quiere discutir sobre eso. "Cr¨¦ame, me habr¨ªa gustado evitar esas muertes, hicimos todo lo posible para que no se viera afectado ning¨²n inocente", explica, y por unos momentos no tiene el aspecto poderoso de un azor, sino que habla quedamente y con aire meditabundo. Prefiere dejar las cosas como est¨¢n. "Tengo que vivir con ello, y puedo vivir con ello".
Sigue unido por lazos de amistad con el resto de los integrantes de la tropa de Beirut: Bezer, el hombre de acci¨®n, el cazador, siente especial aprecio por Biran, el hombre minucioso y sutil, el recolector, el cerebro del plan de Beirut. "Preg¨²ntele si piensa de manera diferente respecto de las v¨ªctimas", dice Bezer desviando bruscamente la mirada. Ha vuelto a ponerse su m¨¢scara psicol¨®gica protectora y vuelve a ser el hombre inaccesible de las agrestes tierras del norte.
Biran, de 63 a?os de edad, tambi¨¦n coronel de los servicios secretos en la reserva, dirige actualmente una asesor¨ªa en uno de esos barrios que se cotizan al alza en las afueras de Tel Aviv. No es uno de esos tipos sencillos que saben leer las huellas de los animales. Los ¨²nicos rastros que sigue este hombre conducen a trav¨¦s de junglas de rascacielos. Es un perfecto urbanita que, despu¨¦s de jubilarse, se dedic¨® a proteger a los hu¨¦spedes del hotel de lujo Dan, situado en el paseo mar¨ªtimo, y ahora asesora a instituciones israel¨ªes oficiales y privadas "en materia de seguridad", tal y como lo expresa ¨¦l mismo, de manera un tanto imprecisa. Por lo que respecta a su vida privada, le gusta calificarse de abuelo jubilado que se dedica a alborotar con sus cuatro nietos. Lo suyo no es la rudeza, ni siquiera cuando se trata de pasatiempos: a Biran le apasiona tallar afiligranadas figuras en madera de olivo.
Momento estelar
"La operaci¨®n de Beirut marc¨® el momento estelar de la lucha antiterrorista", afirma el que fuera responsable de su planificaci¨®n. "Nuestros objetivos eran terroristas con las manos manchadas de sangre". Eso es algo de lo que est¨¢ seguro al ciento por ciento, a pesar de que los palestinos han seguido aseverando repetidamente hasta el d¨ªa de hoy que por lo menos el asesinado portavoz de la OLP nunca hab¨ªa estado implicado en un acto terrorista.
Nunca se ha parado a pensar en la elecci¨®n de las personas a quien eliminar, en palabras de este antiguo agente: "Eso es algo que concern¨ªa ¨²nicamente a los dirigentes pol¨ªticos, y yo siempre he confiado en ellos. Nosotros nos ocup¨¢bamos s¨®lo de la ejecuci¨®n".
Biran se inclina sobre la barandilla del paseo mar¨ªtimo de Tel Aviv, en el lugar donde ondea al viento la bandera con la estrella de David, y deja vagar su mirada sobre el mar. "Un d¨ªa tranquilo, igual que aquel", exclama este hombre vigoroso de barba casi blanca. Sus movimientos calculados y su vocabulario pedante consiguen que parezca que est¨¢ siempre al acecho, como si absorbiera toda la informaci¨®n de su entorno para encajarla en un rompecabezas. Es un relojero que sabe ajustar cada una de las ruedecillas de la compleja maquinaria de un reloj y, probablemente tambi¨¦n, las de una espoleta retardada.
Amnon Biran ha tra¨ªdo consigo una carpeta llena de archivadores transparentes. La abre con el orgullo del profesional y muestra los planos de la casa de la esquina de la calle Verdun que utilizaron para planificar la operaci¨®n. ?Qui¨¦n ha dicho que hubo un n¨²mero desusado de v¨ªctimas civiles en Beirut? "Nosotros hemos hecho un c¨¢lculo aproximado de unos cincuenta muertos".
Pero, a pesar de tanta perfecci¨®n, tiene que admitir que sufrieron un peque?o contratiempo: los radiotel¨¦fonos que cayeron al agua al pasar a los botes neum¨¢ticos le dejaron incomunicado en la lancha r¨¢pida, sin poder recibir noticias de lo que estaba sucediendo en Beirut. Tan s¨®lo divisaba el resplandor del fuego a lo lejos, en direcci¨®n al lugar del ataque.
La espera hasta el regreso del comando fue larga. "Los 60 segundos de retraso del mensaje de respuesta desde la orilla no tuvieron raz¨®n de ser", comenta, y es imposible saber si lo dice en serio o en broma. "Todav¨ªa no se lo he perdonado a los muchachos".
En opini¨®n de Biran, pocas operaciones de los servicios secretos se llevan a cabo con tanta informaci¨®n previa como la de Beirut. "Nosotros, los expertos, siempre so?amos con un paquete de informaci¨®n al ciento por ciento sobre las costumbres de los objetivos y el lugar donde hay que actuar".
Bezer y Biran trabajaron juntos una vez m¨¢s en otra operaci¨®n espectacular: en la liberaci¨®n de rehenes en Entebbe.
El 27 de junio de 1976, el vuelo 139 de Air France que cubr¨ªa la ruta Tel Aviv-Par¨ªs fue secuestrado y desviado a Uganda por terroristas alemanes y palestinos. En cuanto se tuvo la certeza de que Idi Amin hab¨ªa hecho causa com¨²n con los piratas a¨¦reos, y que ¨¦stos hab¨ªan empezado a seleccionar a los rehenes jud¨ªos, el Mossad decidi¨® intervenir. Esta vez, Biran apenas dispon¨ªa de 48 horas para organizar la complicada log¨ªstica que requiere toda operaci¨®n; Bezer contaba con menos tiempo a¨²n para convencer a la directiva pol¨ªtica de Israel de las posibilidades de ¨¦xito de semejante intervenci¨®n: sobrevolar territorio enemigo con aviones propios hasta llegar a un objetivo que estaba a 3.600 kil¨®metros de distancia.
El desarrollo de la operaci¨®n sigui¨® casi el mismo patr¨®n que en Beirut: el hombre minucioso controlaba la acci¨®n desde el aire mientras el hombre de acci¨®n tomaba al asalto el edificio del aeropuerto amparado en la oscuridad. Los israel¨ªes consiguieron liberar a m¨¢s de cien rehenes y matar a los terroristas. "En este caso cont¨¢bamos como mucho con el 40% de la informaci¨®n necesaria. Nuestro extraordinario ¨¦xito se debi¨® sobre todo a la suerte", resume Biran. Una suerte que se vio ensombrecida por un amargo incidente: Yoni Netanyahu muri¨® al ser alcanzado por el disparo hecho a ciegas en la oscuridad de la noche por un soldado ugand¨¦s.
Muki Bezer y Amnon Biran todav¨ªa lloran la muerte del amigo, aunque no se muestran demasiado partidarios de la pol¨ªtica agresiva de su hermano [el ex primer ministro] Benjam¨ªn Netanyahu, ahora en la c¨²spide del Likud. Estos veteranos de los servicios secretos no adoptan posturas pol¨ªticas intransigentes. "Creo que, a la larga, Oriente Pr¨®ximo s¨®lo alcanzar¨¢ la paz cuando los palestinos puedan vivir a nuestro lado en un Estado propio", afirma Biran, el recolector, y vuelve a meter sus fundas transparentes con sumo cuidado en una bolsa con la inscripci¨®n "Paz ahora".
"Siempre me han parecido comprensibles las exigencias de autodeterminaci¨®n de los palestinos", comenta Bezer, el cazador. "Ahora bien, nosotros tenemos el derecho moral, la obligaci¨®n incluso, de defendernos de los terroristas y de eliminar a quienes los respaldan". ?Aunque los actos de represalia tambi¨¦n acaben con la vida de personas cuyo ¨²nico delito consiste en estar en el lugar inapropiado en el momento inoportuno? "No me gusta la idea de atacar una casa con bombas de toneladas de peso para eliminar a un ¨²nico dirigente terrorista y que dentro del edificio mueran 14 civiles", comenta Bezer. "Pero la dura reacci¨®n de respuesta al atentado contra los Juegos Ol¨ªmpicos de 1972 era absolutamente necesaria".
?De verdad era necesaria?
Los matices del gris
Esa eterna b¨²squeda del equilibrio entre las aspiraciones de ambos bandos; esa eterna lucha por la superioridad moral. Esos matices del gris, incluso cuando uno se siente del lado de los justos hablan del peligro de acabar embrutecido en medio de esta despiadada caza de terroristas, de perder los ideales y, con ellos, finalmente, el alma; eso es algo contra lo que no est¨¢n inmunizados ni siquiera los vengadores espoleados por el m¨¢s ferviente patriotismo.
Bezer y Biran no son hombres particularmente religiosos. Si lo fueran, su fe se tambalear¨ªa al constatar que hay alguien que ha logrado salvarse por los pelos de la venganza divina. La casualidad les ha impedido alcanzar uno de sus principales objetivos.
Abu Yijad, el arquitecto del atentado de M¨²nich, hab¨ªa planeado pasar la ominosa noche del 9 al 10 de abril de 1973 en casa de su amigo Kamal Nassir en Beirut. Pero Nassir le dijo que no pod¨ªa ser porque ten¨ªa mucho trabajo, tal como relat¨® en su autobiograf¨ªa a?os m¨¢s tarde el propio jefe de [la organizaci¨®n terrorista palestina, que llev¨® a cabo los atentados de M¨²nich] Septiembre Negro. Seg¨²n sus propias declaraciones, aquella noche, Abu Yijad se encamin¨® acto seguido a una vivienda que estaba a unos cientos de metros. All¨ª se reuni¨® con los tres terroristas de M¨²nich que hab¨ªan sobrevivido y hab¨ªan sido liberados de las c¨¢rceles alemanas bajo chantaje.
El periodista y portavoz de la OLP Nassir no hab¨ªa mentido a su amigo; realmente ten¨ªa que trabajar aquella noche. Cuando poco antes de las dos de la ma?ana los israel¨ªes entraron en su casa para eliminarlo, lo encontraron sentado en su escritorio. Estaba escribiendo una necrol¨®gica de un amigo que hab¨ªa fallecido por causas naturales.
? Stern Traducci¨®n de News Clip
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