Con mando en foso
No es El holand¨¦s errante una ¨®pera f¨¢cil de montar. En parte porque su propuesta no acaba de resolverse del todo bien y las obsesiones wagnerianas que presenta est¨¢n todav¨ªa en agraz, como el genio de su autor, y aunque se vislumbre ya el futuro, las pretensiones quieren ir m¨¢s all¨¢ que su lenguaje. Por eso cuando miramos su m¨²sica desde, por ejemplo, Weber, nos parece m¨¢s brillante, m¨¢s audaz que si lo hacemos desde los logros posteriores del propio Wagner. Para ponerla en pie, la Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la Opera (ABAO) -que dedicaba la funci¨®n a la memoria de la gran Birgit Nilsson- cont¨® con unos buenos mimbres que, juntos, han ofrecido un resultado muy satisfactorio. Art¨ªfice decisivo ha sido Juanjo Mena, con un trabajo espl¨¦ndido, no sorprendente en la bien expuesta obertura pero s¨ª a lo largo de un magn¨ªfico trabajo concertador durante toda la ¨®pera, manteniendo la continuidad del drama, subrayando sus aspectos recurrentes y acompa?ando a los cantantes. Y siempre desde ese punto donde seguramente ha de situarse una lectura correcta de esta ¨®pera, hablando desde su presente y mirando a su futuro, descubriendo con claridad sus mejores momentos. S¨®lo por El holand¨¦s errante no se puede calibrar el valor wagneriano de una batuta, pero s¨ª intuir su capacidad para mandar en un foso, y Mena la ha demostrado con creces al frente de una excelente Orquesta Sinf¨®nica de Bilbao.
El holand¨¦s errante
De Wagner. Reparto: Albert Dohmen, Eva Johansson, Hans Peter K?nig, Jorma Silvasti, ?ngel Pazos, Francisca Beaumont. Coro de ?pera de Bilbao. Coro Easo. Orquesta Sinf¨®nica de Bilbao. Escenograf¨ªa: Mauro Carosi. Director musical: Juanjo Mena. Director de escena: Tobias Richter. Palacio Euskalduna. Bilbao, 27 de enero. Temporada de la ABAO.
La eficaz puesta en escena de Tobias Richter -procedente del teatro San Carlo de N¨¢poles- parte de la pintura de Caspar David Friedrich con fortuna varia -el retrato del holand¨¦s resulta ser El caminante ante el mar de niebla, que dif¨ªcilmente puede mirar a Senta, pues est¨¢ de espaldas- y, para los interiores, de la de Jacob Alt. Todo funciona con suficiencia, excepto un final s¨®lo regular, en el que no hay esa transfiguraci¨®n de los amantes que Wagner ped¨ªa. De un reparto muy homog¨¦nero destac¨® el Daland bien pegado a su ambici¨®n m¨¢s elemental de Hans Peter K?nig. Albert Dohmen fue un aseado holand¨¦s, poco impresionante en su destino tr¨¢gico y cuyo mon¨®logo estuvo mejor dicho que sentido. Eva Johansson es una Senta de voz menos carnosa que las grandes detentadoras de un papel que domina pero que parece empezar a plantearle algunos problemas. Jorma Silvasti es un Eric l¨ªrico, con recursos no siempre ortodoxos, pero que plantea con eficacia y buena l¨ªnea. Francisca Beaumont y ?ngel Pazos cumplieron notablemente como Mary y El Timonel.
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