Agitados
Los valencianos no podemos mantenernos al margen de cuanto ocurre en el resto de Espa?a y Europa. Todo nos afecta y nos importa. ?Es circunstancial que coincida en el tiempo el lanzamiento del Estatut de Catalunya y el descarrilamiento del Estatut de la Comunitat Valenciana? Estamos asistiendo a la escenificaci¨®n de una precampa?a electoral que se ha de resolver en 2007 y los conflictos que asoman no son s¨®lo entre gobierno y oposici¨®n sino tambi¨¦n entre facciones de los mismos partidos mayoritarios que comienzan a reposicionarse en pleno proceso de renovaci¨®n generacional. El poder cohesiona y el fr¨ªo que afecta a los que no mandan agarrota las ideas y subvierte las emociones. Los expertos saben que las confrontaciones electorales se centran en la transmisi¨®n de un proyecto que inspire confianza a los votantes.
Estamos en una fase pr¨®xima a la m¨¢xima ignaciana de "discernir y decidir". Pronto, muy pronto, los ciudadanos se preguntar¨¢n ?qu¨¦ ha hecho el gobierno de Francisco Camps por la Comunidad Valenciana? ?Qu¨¦ ha aportado a la sociedad en sus a?os de mandato? ?Somos m¨¢s ricos, m¨¢s felices, m¨¢s influyentes? Y nos encontramos con la sorpresa de que aquel estatuto valenciano que aportaba una reforma mod¨¦lica puede malograrse si no somos capaces de negociar adecuadamente. El list¨®n electoral del 5% y su eventual rebaja al 3% constituyen un problema de dif¨ªcil soluci¨®n, si no se llega a un acuerdo para su modificaci¨®n. Hasta ahora ning¨²n partido mayoritario ha mostrado una voluntad decidida para cambiar la ley electoral con todas las consecuencias y ahora es el PSPV el que dice tenerlo claro. Probablemente somos la comunidad aut¨®noma que se lo pone m¨¢s dif¨ªcil a los partidos pol¨ªticos para acceder a las Cortes con representaci¨®n parlamentaria. Lo que para unos es beneficioso, para otros puede ser perjudicial, cuando es la sociedad la que sale perdiendo si, como ocurri¨® en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, se pierden 250.000 votos, adem¨¢s de los esfuerzos y las expectativas de los que se quedan fuera. La exclusi¨®n de una formaci¨®n pol¨ªtica fuerza evoluciones y pactos que ¨²nicamente encuentran explicaci¨®n en la posici¨®n l¨ªmite de quien, elecci¨®n tras elecci¨®n, ve esfumarse los resultados de su esfuerzo y la esperanza de posicionarse en su opci¨®n de futuro. Que se lo pregunten al Bloc y a otros partidos minoritarios.
La Comunidad Valenciana necesita urgentemente un periodo de sosiego para reflexionar y actuar en relaci¨®n con su futuro. Y no s¨¦ por qu¨¦ cuando se habla de lo que ha de venir, se termina hablando de econom¨ªa. No queda m¨¢s remedio que afrontar una reforma del panorama agroalimentario, que aunque las estad¨ªsticas lo sit¨²an en el 3% del PIB tiene otras consecuencias nada desde?ables en las econom¨ªas dom¨¦sticas. La industria, las infraestructuras, el sistema productivo y las redes de gesti¨®n y comercializaci¨®n, son cuestiones pendientes para resolver y no olvidar. Las estrategias geopol¨ªticas y la eterna necesidad de vertebrar la Comunidad Valenciana sit¨²an el orden de prioridades, junto con la urgencia de modernizar las unidades de negocio y las estructuras productivas. Llegar¨¢ un tiempo en el que confluyan deseos y voluntades en la confrontaci¨®n de la realidad. Entonces habremos encontrado la buena direcci¨®n.
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