"Los secuestros de la CIA deben terminar"

El abogado August Hanning tiene 59 a?os y es un hombre de simpat¨ªa espont¨¢nea. Es secretario de Estado en el Ministerio de Interior alem¨¢n, es decir, el n¨²mero dos o viceministro. Pero, quiz¨¢ m¨¢s relevante, entre 1998 y diciembre de 2005, Hanning fue presidente del Bundesnachrichtendienst, el servicio secreto alem¨¢n. Poco antes de abandonar el cargo, Hanning se vio envuelto en un esc¨¢ndalo de seguimiento de periodistas.

El pasado jueves, d¨ªa 26 de febrero, un grupo estelar de responsables de espionaje y seguridad de EE UU y la UE debati¨® el estado de la coordinaci¨®n antiterrorista y los avances en intercambio de informaci¨®n. Por Estados Unidos participaron el director del FBI (Oficina Federal de Investigaciones) norteamericano, Robert Mueller, y el secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff; por la UE, lo hicieron el coordinador de la lucha contraterrorista, Gijs de Vries, y August Hanning.

"Cuando hablamos de terrorismo, los norteamericanos son gente extra?a"

Los participantes coincidieron en un punto: a partir de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos los servicios mantienen una relaci¨®n de intercambio de datos sin precedentes. EL PA?S suscit¨® el caso del secuestro del ciudadano alem¨¢n Jaled el Masri, secuestrado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana tras ser detenido en Macedonia el 30 de diciembre de 2003. Desde all¨ª fue trasladado el 24 de enero de 2004 a una prisi¨®n de Afganist¨¢n en un avi¨®n de alquiler que previamente hizo escala en Palma de Mallorca, Espa?a. Sometido a tratos crueles y degradantes hasta ser puesto en libertad cinco meses m¨¢s tarde, en mayo de 2004, El Masri afirma que un polic¨ªa alem¨¢n le interrog¨® durante su cautiverio en Afganist¨¢n.

El director del FBI no respondi¨® a la pregunta. Pero el secretario de Estado Hanning dijo: "Es uno de los muchos casos de las llamadas entregas extraordinarias. Tenemos diferencias con Estados Unidos. Sobre la mesa est¨¢ el tema de qu¨¦ medidas han de aplicarse en la lucha contra los terroristas. No debemos permitir esta pr¨¢ctica. Es una peque?a diferencia entre Estados Unidos y Alemania que ha originado una discusi¨®n bilateral a varios niveles. No creo que ning¨²n polic¨ªa alem¨¢n estuviera involucrado en este caso".

Pregunta. ?Investigaron sus servicios la posible participaci¨®n alemana en el caso El Masri?

Respuesta. En junio de 2004 yo coordinaba los servicios de seguridad. Despu¨¦s de que El Masri fue puesto en libertad me ocup¨¦ personalmente de saber lo que pudo haber ocurrido. Solicit¨¦ informaci¨®n a nuestros servicios de seguridad en Afganist¨¢n. No sali¨® nada. Tambi¨¦n investigu¨¦ si la polic¨ªa federal, la Bundeskriminalamt (BKA), pod¨ªa estar involucrada en alguna medida. Y tampoco. Estoy seguro de que la informaci¨®n que recog¨ª es correcta. El Masri, por otra parte, declar¨® que hab¨ªa sido sometido a preguntas por parte de una persona que hac¨ªa llamarse Sam y que hablaba alem¨¢n. Le puedo asegurar que hay muchos agentes de la CIA que hablan perfectamente alem¨¢n.

P. En una entrevista con este peri¨®dico, El Masri se?al¨® que ahora tiene la convicci¨®n, tras conocer m¨¢s detalles, de que el polic¨ªa que le interrog¨® en Afganist¨¢n no solo hablaba alem¨¢n: era alem¨¢n.

R. Insisto. No tenemos datos para avalar esa afirmaci¨®n.

P. Seg¨²n inform¨® la secretaria de Estado Condoleezza Rice a la canciller Angela Merkel, el secuestro de El Masri se debi¨® a un error. Sin embargo, El Masri fue interrogado sistem¨¢ticamente sobre cierta gente que viv¨ªa en su pueblo, Ulm, a quienes consideraban vinculadas con Al Qaeda. ?Por qu¨¦ entonces considerar que se confundieron de personaje?

R. De verdad, no s¨¦ lo que pas¨®. El Masri es un nombre ¨¢rabe muy popular. Reconozco que alguna de la gente por la cual le preguntaron en Afganist¨¢n, seg¨²n ¨¦l afirma, ya hab¨ªa sido objeto de un intercambio de informaci¨®n entre los servicios de seguridad alemanes y norteamericanos. Es el caso del egipcio Reda Seyam, que est¨¢ vinculado con dirigentes de organizaciones terroristas y a quien la CIA segu¨ªa los pasos. El Masri era amigo suyo en Neu-Ulm

[ciudad a orillas del Danubio, situada a unos 60 kil¨®metros de Stuttgart, en el Estado de Baviera], donde viv¨ªan juntos en un apartamento. Pero, bueno, insisto, los norteamericanos tienen la pelota sobre su tejado. Los secuestros o entregas extraordinarias, como les llama la CIA, deben terminar. Ya se lo hemos dicho a EE UU.

P. La canciller Angela Merkel, ?plante¨® el caso de El Masri durante su reciente visita al presidente Bush?

R. No s¨¦ si lleg¨® a ese nivel. Pero le aseguro que El Masri ocup¨® bastante nuestra relaci¨®n bilateral...

P. ?Qu¨¦ responden los norteamericanos cuando ustedes hablan de esto?

R. Cuando hablamos de terrorismo, los norteamericanos son gente extra?a...