So?ando con barro
Las cer¨¢micas del escultor navarro ?ngel Garraza (Allo, 1950) rayan a una estimabil¨ªsima altura en el Aula de Cultura de la BBK de Bilbao (Elcano, 20). Son trabajos realizados desde 1988 a nuestros d¨ªas, sobre especificidades de arcilla y gres -sean solos o chamotados-, adem¨¢s de un conjunto de esculturas de loza, con el a?adido excepcional de dos piezas en aluminio. La exposici¨®n no luce espl¨¦ndidamente s¨®lo por lo espectacularidad de las piezas, sino por la agilizada puesta en escena que ha sabido armonizar obras sujetas a las paredes, junto a otras posadas en el suelo y a otras creadoras de sus propios espacios.
Valoremos el empe?o de Garraza por querer llevar la cer¨¢mica a las altas cotas del gran arte. Para conseguirlo ha polarizado el m¨¢ximo inter¨¦s en la b¨²squeda certera de la manipulaci¨®n-transformaci¨®n de los materiales. Esto es, el cabal dominio en torno a los tiempos de cocci¨®n del barro, la acuciosa utilizaci¨®n de los ¨®xidos colorantes, entre otras precisiones t¨¦cnico-artesanales. Previamente al dominio de la materia, ha elegido que sus modelos se inscriban en composiciones binarias, dando pie al juego de di¨¢logos entre parejas. De ah¨ª que la mayor¨ªa las cer¨¢micas presentadas formen un conjunto de dos piezas, que a su vez llevan consigo dos colores. Este juego binario cabe parangonarlo con lo que conoce como el positivo-negativo oteiciano.
La labor de este artista es tan rica que invita reflexionar sobre determinadas decisiones suyas en el cap¨ªtulo de las formas. Por ejemplo, sus ansias desmedidas por crear nuevas formas, unas detr¨¢s de otras, de manera ininterrumpida. Es visible que no repara en lo hecho anteriormente. Todo es un ir desbocado, fogoso, embridado por una suerte de compulsiva racionalidad de lo nuevo. Los resultados conducen a lo variado y caprichoso. Al lado de formas en su mayor¨ªa muy logradas hay otras un tanto atrabiliarias. No sabr¨ªamos dar respuesta alguna, con visos de certeza, a este hecho est¨¦tico-reflexivo. S¨®lo nos atrevemos a trazar algunas conjeturas en forma de preguntas, como por ejemplo: ?Quiz¨¢ esa tendencia a la aceleraci¨®n de nuevas formas comporta el peligro caer en un cierto atrabiliarismo? ?Es premisa imprescindible que el arte se mueva bajo par¨¢metros caprichosos? ?O es preferible crear un mundo de formas m¨¢s all¨¢ o, mejor, m¨¢s ac¨¢ de la indeterminaci¨®n de lo caprichoso?
Las dudas nos har¨¢n crecer, mientras el poeta chileno Pablo de Rokha, quien fuera amigo de Jorge Oteiza, nos recuerda a la saz¨®n: "Pero se trabaja exactamente con barro y sue?os...".
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