"Blair enga?¨® a los brit¨¢nicos"

Philippe Sands, 44 a?os, es un abogado de la Reina con prestigio en el Reino Unido y profesor de derecho internacional del University College. Forma parte del mismo despacho de abogados que Cherie Booth (la esposa de Blair), a quien agradece en el pr¨®logo del libro. Hasta ahora, Sands se resist¨ªa a calificar de enga?osa la conducta de Blair respecto a la guerra de Irak.

"Mi resistencia ten¨ªa que ver con una deformaci¨®n profesional. Como abogado necesitas tener todas las pruebas. Pero creo que he avanzado. Las notas internas con las que he contado me permiten afirmar que Blair enga?¨® al pueblo brit¨¢nico. Decidi¨® ir a la guerra junto a Bush y luego busc¨®, sin encontrarlas, las pruebas para justificarla".

Pregunta. Bush y Blair hicieron, pues, m¨¢s sexy la escasa informaci¨®n que les proporcionaron sus servicios secretos.

Respuesta. Absolutamente. Blair decidi¨® no solicitar un dictamen jur¨ªdico sobre la legalidad de la guerra al Abogado del Estado, Lord Goldsmith, hasta el final, a primeros de marzo de 2003. Le envi¨® primero a Washington para que asesores de Bush como Alberto Gonzales y otros le ablandaran. Lord Goldsmith regres¨® a Londres algo m¨¢s blando, pero no del todo. Su dictamen del 7 de marzo sobre la legalidad de la guerra sin una segunda resoluci¨®n es claro: no ser¨¢ legal. ?Cu¨¢l era el problema? Que los jefes militares brit¨¢nicos exig¨ªan una garant¨ªa de legalidad antes de dar el s¨ª a Blair. Y por esa raz¨®n Blair tuvo que cambiar ese dictamen mediante argucias el 13 de marzo de 2003.

P. ?El material que aporta en el libro modifica de una manera radical lo que ya se sab¨ªa sobre la preparaci¨®n de la guerra?

R. Creo que arroja m¨¢s luz. Que la guerra fue decidida mucho antes de las armas de destrucci¨®n masiva era algo que yo mismo hab¨ªa aportado en mi primera versi¨®n. Pero ahora es m¨¢s claro que Blair actu¨® fr¨ªamente. No ten¨ªa ninguna duda sobre las armas de destrucci¨®n masiva. No actu¨® por datos enga?osos. Fue una actuaci¨®n a conciencia junto a Bush.

P. La segunda resoluci¨®n, que tanto Blair como el entonces presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, recomendaban, ?era parte del montaje?

R. Absolutamente. Es lo que intento demostrar. La segunda resoluci¨®n era un intento de encubrir la ficci¨®n, era un intento de enga?ar masivamente al Consejo de Seguridad. Y el informe que he obtenido muestra hasta qu¨¦ punto estaban desesperados al tener las manos vac¨ªas, al carecer de pruebas. Esa desesperaci¨®n lleva a Bush a pensar en enviar aviones pintados con los colores de la ONU para que Sadam caiga en la trampa y los ataque. Se lo dice a Blair y ¨¦ste no dice nada.

P. ?Tendr¨¢ alguna consecuencia lo que se sabe ya sobre el montaje de la guerra de Irak?

R. No ahora. Pero cuando Bush y Blair dejen el poder, tendr¨¢n que tener cuidado al elegir los destinos de viaje. Augusto Pinochet vino aqu¨ª muy omnipotente en 1998 y gracias a la acci¨®n de la justicia espa?ola y brit¨¢nica permaneci¨® detenido durante 17 meses. Y ya no digamos la acci¨®n de la justicia que ha ca¨ªdo sobre ¨¦l en Chile. Adem¨¢s, estoy seguro de que cuando Bush y Blair dejen la Casa Blanca y Downing Street, respectivamente, altos funcionarios dar¨¢n un paso al frente y sacar¨¢n m¨¢s documentos y contar¨¢n historias que ahora, por temor, se callan.