Algunos no podemos volar

Se me ha roto la escoba, lo siento. Hoy no hay nubes en las que poder subirme. Tampoco dispongo de helic¨®ptero.

Es un d¨ªa cualquiera de enero, en una ma?ana de esas que no tienes otra cosa mejor que hacer que estar en una acera con escarcha esperando al autob¨²s que te llevar¨¢ a la capital a ganarte el pan, aunque a este paso se va a quedar m¨¢s duro que la mojama. Con eso del estr¨¦s algunos se creen que necesitamos tomar el fresco y esperar pl¨¢cidamente al sol de invierno durante m¨¢s de media hora de retraso a que llegue el apreciado autob¨²s verde n¨²mero 184, que nos llevar¨¢ como ovejitas al retablo de Plaza de Castilla.

?Feliz a?o!, nos dicen, para prosperar con el desarrollo sostenible ¨¦se, que ni ellos saben qu¨¦ carayo es. Subida de impuestos, subida de tarifas de los abonos de transporte, m¨ªnimo servicio (hay s¨®lo un autob¨²s que cubre toda la l¨ªnea 184, El Casar-Madrid, para ambas direcciones),... Yo, as¨ª, no prospero. Y por no hablar de las infinitas e interminables obras en casi todas las carreteras, M-30... Les sobrar¨¢ el alquitr¨¢n quiz¨¢.

Y encima, se ponen graciosos con esos anuncios que proclaman que hay otras formas de viajar por Madrid. M¨¢s que la risa, me da pena de no tener una escoba o una nave espacial.

A este paso me pondr¨¦ a ahorrar, primero para comprarme una hucha, y despu¨¦s para comprarme un helic¨®ptero como el de nuestros queridos prebostes, aunque elegir¨¦ yo al piloto personalmente.