El fraude cient¨ªfico
El pasado a?o se despidi¨® con una noticia muy penosa para todos los cient¨ªficos del mundo: los logros del investigador coreano Hwang Woo-suk, en el campo de la transferencia nuclear terap¨¦utica (clonaci¨®n terap¨¦utica), eran fraudulentos o si se prefiere edulcorar el desaguisado, diremos que "los resultados hab¨ªan sido manipulados".
Lo que hab¨ªa conseguido Hwang era un avance espectacular en las posibilidades de utilizaci¨®n terap¨¦utica de la transferencia nuclear, puesto que afirmaba haber clonado los primeros embriones humanos, obteniendo l¨ªneas celulares madre, de los propios pacientes. Sobre el papel, el logro significaba la posibilidad de desarrollar tejidos que no fueran rechazados. Nos acerc¨¢bamos al objetivo tan ansiado de la Medicina Regenerativa, abriendo la esperanza a millones de enfermos afectos de enfermedades como el Parkinson, la diabetes o lesiones medulares diversas.
Hwang fue sometido a una escrupulosa investigaci¨®n por parte de la Universidad de Se¨²l a la cual pertenece y est¨¢ demostrado que de las 11 l¨ªneas celulares que afirm¨® haber conseguido, s¨®lo exist¨ªan sobre el papel, clonando im¨¢genes, no las c¨¦lulas. Es decir, nunca han existido l¨ªneas celulares a partir de embriones clonados procedentes de individuos sanos o enfermos.
El esc¨¢ndalo se descubri¨® al cuestionarse el procedimiento que hab¨ªa seguido Hwang para la obtenci¨®n de ¨®vulos. La compensaci¨®n econ¨®mica a las donantes, pr¨¢ctica permitida en Espa?a al igual que en otros pa¨ªses, est¨¢ prohibida en Corea del Sur. Tambi¨¦n se cuestion¨® el hecho de que algunas donantes fueran colaboradoras del investigador y por tanto el grado de coacci¨®n a que pudieron estar sometidas para convertirse en "voluntarias".
Las enormes expectativas creadas se han venido abajo y volvemos a encontrarnos en el mismo punto en que nos hall¨¢bamos en 2002. El objetivo que parec¨ªa se hab¨ªa conseguido era una de las metas de la clonaci¨®n terap¨¦utica, es decir obtener c¨¦lulas madres clonadas de pacientes, con lo cual se evitar¨ªa el rechazo de los tejidos. Pero el da?o que ha ocasionado Hwang no s¨®lo se limita al ¨¢mbito cient¨ªfico sino tambi¨¦n al pol¨ªtico y social, puesto que los enemigos de estas investigaciones aprovechar¨¢n el esc¨¢ndalo cient¨ªfico para extender la duda sobre la fiabilidad y la honorabilidad de todos los que se dedican al estudio de la reproducci¨®n humana y de la Medicina Regenerativa. Todo lo ocurrido obliga a plantearnos una serie de consideraciones.
En primer lugar, debemos analizar las a veces inconfesables pasiones que afectan al cient¨ªfico, como a cualquier otro ciudadano. La historia de la Medicina tiene varios ejemplos de conductas poco ¨¦ticas, consecuencia ya sea del af¨¢n de notoriedad, o de la presi¨®n econ¨®mica o laboral. Robert Koch, descubridor del bacilo de la tuberculosis, mantuvo una est¨¦ril lucha personal con Pasteur, pues quer¨ªa ser el primero en obtener la vacuna para combatir la tuberculosis, que estaba causando estragos en Europa. Se lanz¨® a una serie de ensayos cl¨ªnicos, ignorando los c¨®digos elementales que rigen para cualquier investigaci¨®n sobre pacientes y probablemente aceler¨® la muerte de un alto porcentaje de ellos. Koch, que gozaba de un alto prestigio en Alemania, recibi¨® el premio Nobel mucho despu¨¦s que uno de sus colaboradores, precisamente por la incorrecci¨®n de aquellas investigaciones. Otro cient¨ªfico, Papanicolaou, quien en la d¨¦cada de 1940 dio a conocer el famoso test citol¨®gico que tantas vidas femeninas ha salvado gracias al diagn¨®stico precoz del c¨¢ncer de cuello uterino, ni tan siquiera fue propuesto al Nobel porque en sus escritos se atribu¨ªa la paternidad de la prueba, cuando en realidad hab¨ªa sido su maestro quien vislumbr¨® el valor cl¨ªnico de aquella.
Pero el investigador coreano, como tantos otros en el mundo, no solo est¨¢ sometido al estr¨¦s de la carrera por ser el primero en alcanzar logros espectaculares, hecho que podr¨ªa responder a una simple actitud personal, sino que la propia Universidad, la sociedad civil (dada su condici¨®n de h¨¦roe nacional) y las enormes sumas de dinero invertidas en su laboratorio, le exigen r¨¢pidos y constantes descubrimientos.
Obviamente, la situaci¨®n de m¨¢xima exigencia no es una excusa para el fraude, pero no deja de ser, si no un eximente, un atenuante a la triste conducta del coreano.
En los grandes centros de investigaci¨®n de Estados Unidos, al parecer se vive un escenario cient¨ªfico bastante alucinante. A famosos premios Nobel se les reduce su presupuesto para la investigaci¨®n, as¨ª como metros cuadrados del laboratorio, si no alcanzan los objetivos que se les exigen. La valoraci¨®n se basa, entre otros factores, en el impacto de sus publicaciones. Cualquier revista cient¨ªfica tiene un factor de impacto que est¨¢ en relaci¨®n a la calidad de los trabajos que se publican. Tanto la revista Science como Nature gozan de un gran prestigio y deben contar con unos referees, o enjuiciadores de los trabajos que vayan a publicarse, de alta calidad cient¨ªfica. ?C¨®mo fue posible que no detectaran las irregularidades de los trabajos del grupo de Hwang? Cuando se enjuicia un trabajo cient¨ªfico altamente novedoso siempre se debe aceptar un grado de ignorancia en ciertos aspectos de la investigaci¨®n y el referee presupondr¨¢ la honestidad de los cient¨ªficos. Considero que Hwang ha traicionado tambi¨¦n a los evaluadores; no creo que a ¨¦stos pueda atribu¨ªrseles ni frivolidad en su dictamen ni complicidad con los investigadores.
Todo el mundo sabe que los trabajos cient¨ªficos de alto nivel son costos¨ªsimos. Ya no existe la figura rom¨¢ntica del sabio que con un sencillo microscopio y con cuatro instrumentos fuera capaz de cambiar el mundo.
El conocimiento del genoma humano abre posibilidades que muy pocos pueden vislumbrar: parece ser que los largos a?os necesarios para introducir un nuevo medicamento, con los avances en biolog¨ªa molecular y gen¨®mica, podr¨¢n reducirse de forma espectacular y, m¨¢s todav¨ªa, prever las susceptibilidades individuales a cualquier nueva medicaci¨®n.
Ya existen varias compa?¨ªas dispuestas a explotar los logros de la biomedicina. La situaci¨®n de presi¨®n sobre los investigadores es y ser¨¢ tanto mayor cuanto m¨¢s rentables sean los logros obtenidos.
En las ¨²ltimas elecciones legislativas y auton¨®micas la mayor¨ªa de los l¨ªderes anunciaron su decidido apoyo a la Investigaci¨®n y el Desarrollo. Existe una alta correlaci¨®n entre el gasto en I + D y los indicadores de calidad de vida, bienestar social e indicativos culturales.
Es cierto que la proporci¨®n del PIB que Espa?a dedica a I + D ha ido increment¨¢ndose paulatinamente desde 1998, pero seguimos situ¨¢ndonos por debajo de la media comunitaria. En 2003, uno de cada tres euros atribuidos a I + D se dedic¨® a programas militares, con un baja participaci¨®n en verdadero I + D.
La ret¨®rica pol¨ªtica favorable al incremento en I + D puede esconder un viejo y falso sentimiento de que mientras nuestra econom¨ªa crezca por encima de la media europea, "que investiguen los otros". Ello nos llevar¨ªa a convertir nuestro pa¨ªs en una inmensa empresa de servicios, monosectorial.
Es cierto que en estos ¨²ltimos a?os estamos viendo una cierta movida en el campo de la investigaci¨®n. Se han creado nuevos organismos, se ha fichado a personajes estrella, pero me temo que nos estamos olvidando de que la verdadera ciencia no camina por lo vericuetos de la publicidad ni pacta con la pol¨ªtica; el cient¨ªfico es por definici¨®n un buscador de la verdad. Su trabajo se desarrolla en equipo, silencioso, humilde, siempre compartiendo con otros investigadores. Es necesario un director de orquesta, pero ¨¦ste, sin los otros m¨²sicos nada puede hacer. Espero que la recuperaci¨®n de cerebros no sirva para proporcionar a aquellos una jubilaci¨®n m¨¢s o menos dorada en su pa¨ªs de origen, sino para constituirse en el alma de una nueva generaci¨®n de investigadores cuyo trabajo libere a nuestro pa¨ªs de la ancestral dependencia tecnol¨®gica que hemos padecido y que tan cara nos est¨¢ todav¨ªa costando.
Santiago Dexeus es director de la C¨¢tedra de Investigaci¨®n en Obstetricia y Ginecolog¨ªa en el Institut Universitari Dexeus. Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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