"Estamos ante un nuevo Estatuto para largo, largo tiempo"
El portavoz del PSOE en el Congreso se ha convertido en el negociador multilateral del Gobierno. Rubalcaba, 54 a?os, dos veces ministro (Educaci¨®n y Presidencia) y portavoz del Gobierno en la ¨²ltima etapa de Felipe Gonz¨¢lez, s¨®lo se esconde cuando se le pregunta si ¨¦ste es el momento de mayor poder en su dilatada carrera pol¨ªtica. Y, aunque es c¨¢ntabro, responde a la gallega: "No he pensado nunca en eso". "Mis mejores recuerdos en pol¨ªtica", a?ade, "se remontan a cuando era secretario de Estado de Educaci¨®n, cuando me dedicaba a hacer cosas, proyectos concretos". Y su mayor satisfacci¨®n, la vez que un joven le dijo en la calle que hab¨ªa podido estudiar gracias a sus becas, recuerdo de su gesti¨®n como director general de Universidades.
"El PSOE tiene un esquema de pactos que, aunque Esquerra pasara a tener una posici¨®n distinta, no supondr¨ªa merma de la estabilidad del Gobierno"
"Todo este proceso tiene un punto cero. ETA no va a tener respiro hasta que desista"
"Rajoy es un l¨ªder desmesurado y la gente percibe que el PP cabalga el tigre de la catalanofobia como no lo ha hecho nadie en la democracia"
"Las cr¨ªticas de algunos militares responden, entre otras cosas, a que escuchan al PP"
"No me gusta lo que est¨¢ haciendo la Conferencia Episcopal. Pero el Estado no debe tomar nota"
P. ?Cu¨¢l fue el momento m¨¢s cr¨ªtico de la negociaci¨®n?
R. ?El m¨¢s cr¨ªtico?, la ¨²ltima semana. Hubo un momento complicado el jueves antes del acuerdo. Y previamente, en los ¨²ltimos d¨ªas de diciembre, se hab¨ªa producido una situaci¨®n dif¨ªcil: ten¨ªamos preparado todo para dar un empuj¨®n definitivo y al final no pudimos reunirnos. Eso nos perjudic¨®. Tambi¨¦n una reuni¨®n de Pasqual Maragall introdujo un peque?o desconcierto, porque nos hab¨ªamos acostumbrado a un escenario de reuniones bilaterales y de repente aparece una reuni¨®n multilateral. Ha sido una negociaci¨®n muy dif¨ªcil.
P. ?Y la causa era la financiaci¨®n o la definici¨®n de naci¨®n?
R. La financiaci¨®n ha sido siempre el principal escollo. Sobre el resto del proyecto de Estatuto, el Gobierno y el PSOE no hab¨ªan fijado posiciones claras, pero sobre la financiaci¨®n, cuando el tripartito aprob¨® la propuesta, salieron el vicepresidente Solbes, la vicepresidenta De la Vega y el propio presidente del Gobierno a decir que ¨¦se no era nuestro modelo. Dijimos que no ¨ªbamos a ceder los impuestos estatales ni nos ¨ªbamos a quedar sin agencia tributaria estatal en Catalu?a, que era inaceptable.
P. Antes se refiri¨® a una interferencia de Pasqual Maragall. ?Considera que el presidente de la Generalitat ha entorpecido m¨¢s que ayudado al acuerdo?
R. No, s¨®lo que en aquel momento hab¨ªa una l¨®gica bilateral afianzada y se trunc¨®. Pasqual ayud¨® todo el tiempo, hizo contactos y gestiones. La negociaci¨®n tiene una parte visible y una parte fuera del escenario. Maragall siempre ech¨® una mano.
P. ?Sin la mediaci¨®n de Zapatero hubiera sido imposible el acuerdo?
R. Estamos cerrando un Estatuto para mucho tiempo. Cualquier modificaci¨®n va a requerir el acuerdo del PSOE, y ya digo p¨²blicamente que estamos ante un nuevo Estatuto para largo, largo tiempo. Seguro que yo no negociar¨¦ uno nuevo, incluso por razones biol¨®gicas. Era l¨®gico que en un proceso de esta naturaleza el empuj¨®n final lo diera el presidente del Gobierno con los l¨ªderes pol¨ªticos. Eso todo el mundo lo ten¨ªa en la cabeza.
P. ?Y por qu¨¦ lo hizo primero con CiU y no con ERC?
R. No puede sorprender que se cierre el acuerdo, en primer lugar, entre las dos grandes fuerzas pol¨ªticas catalanas, PSC y CiU, con el PSOE. Sin que eso signifique ning¨²n dem¨¦rito para nadie. Igual que para cambiar la Constituci¨®n se necesita el concurso del PP y del PSOE. Lo que se cerr¨® en Moncloa es una parte del acuerdo, pero hubo un trabajo previo enorme, y Esquerra Republicana tiene que sentirse reconocida en muchos de los art¨ªculos acordados, que han sido tambi¨¦n fruto de su trabajo pol¨ªtico.
P. ?Qu¨¦ posibilidades hay de que se sume al acuerdo?
R. El margen de negociaci¨®n es limitado, pero la voluntad pol¨ªtica es amplia. La voluntad de acuerdo de Esquerra y del resto de fuerzas pol¨ªticas implicadas es muy grande. Estamos en una situaci¨®n que exige m¨¢s pol¨ªtica que art¨ªculos concretos.
P. ?Y eso implica un nuevo gesto de Zapatero?
R. No necesariamente. Hemos quedado en seguir trabajando estos d¨ªas y tratar de concretar en la ponencia esa voluntad de acuerdo.
P. ?Qu¨¦ riesgos pol¨ªticos acarrea el hecho de que Esquerra no apoye el Estatuto?
R. Sobre lo que pase en Catalu?a, todo depende de las decisiones que tomen Pascual Maragall y el PSC. Nosotros en ese tema no entramos. Tenemos nuestra opini¨®n, pero somos respetuosos. Desde la perspectiva del Parlamento espa?ol, el PSOE tiene un esquema de pactos que ha asegurado la estabilidad del Gobierno. La prueba es que las ¨²ltimas grandes leyes, que son el Presupuesto y la LOE, las hemos aprobado con el apoyo de todos los grupos parlamentarios excepto el PP. Este esquema de relaciones garantiza que, aunque Esquerra pasara a tener una posici¨®n distinta, no supondr¨ªa merma de la estabilidad del Gobierno. Qu¨¦ duda cabe que preferimos mantener con Esquerra la relaci¨®n que hemos tenido hasta ahora. Y tambi¨¦n en el Estatuto es mucho mejor que est¨¦ Esquerra.
P. ?El resultado del refer¨¦ndum peligra sin el apoyo de Esquerra?
R. El acuerdo cuenta con el apoyo de las dos grandes fuerzas pol¨ªticas catalanas, que son CiU y PSC, m¨¢s ICV, por tanto tiene base pol¨ªtica suficiente para abordar el refer¨¦ndum sin riesgo. Pero no es un problema de lograr siete o diez puntos m¨¢s de apoyo, sino de alcanzar el m¨¢ximo consenso posible. Aunque suene raro, nosotros aspiramos a discutir a fondo con el PP este tema.
P. ?Por qu¨¦ suena raro?
R. Porque es verdad que uno oye a Mariano Rajoy decir que Espa?a se rompe y, claro, piensa que va a ser muy dif¨ªcil hablar. Pero ellos saben que Espa?a no se rompe, saben que el Estatuto, tal y como ha quedado despu¨¦s de los acuerdos, es plenamente constitucional. Lo saben tan bien que el se?or Piqu¨¦ lo dijo. Otra cosa es que al final le han llamado a cap¨ªtulo. Hay elementos en el Estatuto pactado a los cuales el PP no puede decir no. Por ejemplo, el art¨ªculo primero, que es el mismo de 1979 y que su enmienda en Catalu?a. ?Va a votar en contra de su enmienda y de lo que en 1979 una parte del PP vot¨®? ?No va a votar algunas competencias que hemos ordenado en t¨¦rminos constitucionales? ?No va a votar algunos elementos de financiaci¨®n que propusieron Rajoy y Zaplana o las transferencias de impuestos que ambos defendieron? Es complicado.
P. O sea, que es optimista sobre la actitud final del PP.
R. No, porque ha entrado en una estrategia vertiginosa. Rajoy sabe que s¨®lo tiene un proceso electoral por delante. No tiene m¨¢s que una bala en la rec¨¢mara. O gana en 2008 o ya no va a volver a repetir. Tiene demasiada prisa y eso le lleva a la desmesura. Es un pol¨ªtico desmesurado que a los seis meses dijo que ¨¦ste era el peor Gobierno de la democracia, que ha dicho que Espa?a se rompe, que ahora est¨¢ recogiendo firmas para un refer¨¦ndum que ¨¦l sabe que es inconstitucional.
P. ??sta es la peor etapa de relaciones con el PP?
R. Las posibilidades de di¨¢logo a fondo con el PP est¨¢n muy, muy quebradas. Ellos han hecho el siguiente c¨¢lculo: en pol¨ªticas sociales, el Gobierno socialista es imbatible; la econom¨ªa y el empleo van bien a pesar de nuestras negras predicciones, por tanto, ?d¨®nde hacemos oposici¨®n? Y han recurrido a los temas de Estado: terrorismo y pol¨ªtica territorial. Y en ambos temas llevan la oposici¨®n al paroxismo, porque tienen s¨®lo cuatro a?os.
P. Pues, seg¨²n las encuestas, esa estrategia les da resultados.
R. Las encuestas a mitad de legislatura... El ciudadano medio s¨®lo piensa en lo que va a votar cuando se acercan las elecciones. Una cosa s¨ª est¨¢ clara, Rajoy es el l¨ªder de la oposici¨®n con peor valoraci¨®n en la historia de la democracia. La gente percibe que el PP cabalga el tigre de la catalanofobia como no lo ha hecho nadie en la historia de la democracia espa?ola. ?C¨®mo puede articular ese partido un discurso sobre la unidad de Espa?a, si, desde el punto de vista pol¨ªtico, es poco relevante en Catalu?a y en Euskadi y no tiene capacidad de pactar con nadie?
P. CiU asegura que el acuerdo supone un beneficio anual para Catalu?a de m¨¢s de 5.000 millones de euros al a?o. ?Es verdad?
R. Es dif¨ªcil de calcular. En el tema de inversiones s¨ª que hay una propuesta y un compromiso. Pero conviene aclarar que el Estatuto de Catalu?a s¨®lo define algunos elementos del modelo futuro de financiaci¨®n que hay que negociar con todas las comunidades aut¨®nomas a partir de ahora, porque hay que cambiar el modelo, que es el compromiso del presidente del Gobierno. Y en esto el Estatuto de Catalu?a no es distinto del resto de Estatutos.
P. Pero contiene compromisos concretos como la cesi¨®n de impuestos.
R. Lo que hay son, dentro del actual modelo, algunos avances que caminan en la direcci¨®n de m¨¢s autonom¨ªa fiscal. En la gesti¨®n, en la cesta de impuestos y en la capacidad normativa el Estatuto de Catalu?a avanza en consonancia al ciento por ciento con nuestro programa electoral. Pero estos avances no suponen un cambio de modelo y son generalizables a todas las comunidades aut¨®nomas que lo deseen.
P. ?Y todo eso supone 5.000 millones de euros m¨¢s para Catalu?a?
R. CiU est¨¢ mezclando ah¨ª las inversiones y algunas estimaciones del nuevo modelo, que son s¨®lo eso, estimaciones.
P. ?Exageradas?
R. Estimaciones. Me voy a quedar ah¨ª.
P. ?El compromiso de inversiones en Catalu?a para los pr¨®ximos siete a?os vinculadas a su PIB, lo aceptar¨ªa si la Comunidad de Madrid lo incluyera en su reforma estatutaria?
R. En Madrid, lo aceptar¨ªa, s¨ª. El Gobierno ha asumido un compromiso compatible con los que se pueden adquirir con todas las comunidades aut¨®nomas. No hay pues perjuicio para nadie. Adem¨¢s, si se repasan los ¨²ltimos a?os de inversi¨®n p¨²blica, Catalu?a, por decirlo suavemente, no es de las favorecidas.
P. ?Qu¨¦ singularidades tiene este Estatuto?
R. Entre otras, la lengua y la Generalitat, que es una instituci¨®n singular. Es la ¨²nica instituci¨®n que se recupera antes de la Constituci¨®n. El resto de las instituciones auton¨®micas dimanan de la Constituci¨®n, la Generalitat, no.
P. Maragall asegura que la definici¨®n de naci¨®n tiene efectos jur¨ªdicos y usted, lo contrario.
R. El pre¨¢mbulo es un texto descriptivo. Existe un enfrentamiento entre un sentimiento, el del pueblo catal¨¢n que no es un¨¢nime pero es mayoritario, y otro sentimiento del resto del pueblo espa?ol que tambi¨¦n es mayoritario. Entre la concepci¨®n de naci¨®n espa?ola y la de naci¨®n catalana. Lo que hemos hecho es describir esta situaci¨®n en el pre¨¢mbulo, teniendo en cuenta que el pre¨¢mbulo no tiene valor jur¨ªdico desde el punto de vista constitucional.
P. El Tribunal Constitucional en 1986 consider¨® inconstitucional un precepto de una ley del Gobierno gallego, entonces del PP, que consideraba un deber hablar y conocer el gallego. ?Esto no afecta a Catalu?a?
R. Sobre la ley gallega, que es muy relevante que fuera el PP el que la propusiera, el Constitucional plantea, entre otras cosas, que la norma que propone Galicia, una ley, es insuficiente para regular el deber de conocer el gallego en Galicia.
P. ?Si lo hubiera hecho por el Estatuto en lugar de por una Ley, el Constitucional lo hubiera admitido?
R. Hay jurisprudencia que permite avalar que ser¨ªa constitucional. Y tiene una l¨®gica: la Constituci¨®n dice que el castellano es la lengua oficial de Espa?a y a continuaci¨®n establece el deber y el derecho de conocer el castellano para todos los espa?oles. Y dice tambi¨¦n que el gallego, el catal¨¢n, el euskera son lenguas oficiales en las respectivas comunidades aut¨®nomas de acuerdo con sus estatutos. Por tanto, el derecho y el deber de conocer esas lenguas ha de establecerse en los estatutos, que forman parte del bloque de constitucionalidad. Segundo, se trata de un deber impropio, que no tiene sanci¨®n como pasa con el castellano. A nadie le castigan en Espa?a por no conocerlo. Es m¨¢s, en Espa?a otorgamos la nacionalidad a personas que no saben castellano. La Constituci¨®n tambi¨¦n establece que los espa?oles tienen el deber de trabajar y a nadie se persigue por no hacerlo. El r¨¦gimen que se establece es el que est¨¢ en vigor desde hace m¨¢s de 20 a?os y garantiza la opcionalidad, que significa que cada ciudadano en Catalu?a elige la lengua en la que se maneja y en la que se dirige a la Administraci¨®n. No hay cambios, pues, desde la perspectiva cotidiana en el r¨¦gimen ling¨¹¨ªstico de Catalu?a.
P. ?Est¨¢ cerca el fin de ETA?
R. Es dif¨ªcil de saber porque ETA tiene que desistir. Lo que tiene que tener presente ETA es que, hasta que tome la decisi¨®n, el Estado va a seguir actuando con la m¨¢xima presi¨®n policial, judicial y pol¨ªtica. No van a tener respiro hasta que desistan.
P. ?Es posible una negociaci¨®n sobre los presos de la banda terrorista?
R. No se puede avanzar nada en este sentido. Todo tiene un punto cero, que es que ETA desista.
P. Ya se han producido antes treguas y negociaciones. ?Cu¨¢l es la novedad ahora?
R. Tenemos bastantes elementos nuevos. El contexto internacional, la actuaci¨®n del Gobierno franc¨¦s implacable e inequ¨ªvoca. Y, por ¨²ltimo, un contexto espa?ol y tambi¨¦n espec¨ªficamente vasco en el que ETA est¨¢ m¨¢s aislada que nunca. Siempre fueron muy pocos los vascos que dieron soporte a la actividad de ETA, pero ahora son much¨ªsimos menos porque la sociedad vasca ha ido poco a poco ganando la batalla. Est¨¢n m¨¢s aislados que nunca y m¨¢s d¨¦biles que nunca y por ello el final de ETA est¨¢ m¨¢s cerca que nunca.
P. ?ETA ha hecho llegar alg¨²n mensaje?
R. Soy muy poco partidario de tratar de interpretar los mensajes de ETA. La historia de la lucha contra el terrorismo est¨¢ llena de se?ales equ¨ªvocas, interpretadas a veces de forma positiva por Gobiernos que se han equivocado. ETA sabe que tiene que desistir y Batasuna sabe que tiene que condenar la violencia. A partir de ah¨ª, la democracia sabr¨¢ dar respuesta.
P. ?Batasuna se podr¨¢ presentar en 2007 a las elecciones?
R. Depende de que cumpla la Ley de Partidos. Ya hemos dejado claro que no vamos a derogarla, as¨ª que tiene que cumplirla.
P. ?Est¨¢ a favor de renegociar las ayudas del Estado a la Iglesia?
R. Es obligado porque se ha acabado el plazo pactado.
P. ?Va a influir en la negociaci¨®n la tensi¨®n de los obispos con el Gobierno?
R. Lo que debemos buscar es un acuerdo m¨¢s estable y corregir lo que no ha funcionado. Ese acuerdo, en contra de lo que mucha gente piensa, no depende de la actitud de la Iglesia. A m¨ª lo que est¨¢ haciendo una parte de la Conferencia Episcopal me parece que no est¨¢ bien. Ponerse al frente de seg¨²n qu¨¦ cosas no es acorde con lo que creo que deber¨ªa hacer, pero lo ¨²ltimo que el Estado debe hacer es tomar nota de eso a la hora de establecer sus relaciones.
P. ?Y ese acuerdo cu¨¢ndo hay que hacerlo?
R. Este a?o.
P. ?Habr¨¢ ruido?
R. No estoy seguro. Es verdad que la actitud de una parte de la Conferencia Episcopal ha sido injustamente beligerante en estos casi dos a?os de Gobierno del PSOE. Uno tiene la sensaci¨®n, cuando se analiza por ejemplo la LOE, que hay un sector de la Conferencia Episcopal que ha optado por ser pol¨ªticamente beligerante y ¨¦se no es su papel.
P. El PP atribuye a la pol¨ªtica territorial de Zapatero las cr¨ªticas de algunos militares...
R. Entre otras cosas, responden a que escuchan al PP. Si el PP dice que Espa?a se rompe, que el fin de la Espa?a de los ¨²ltimos cinco siglos est¨¢ cerca, puede haber gente que les crea. Lo que el PP no puede hacer es prender el fuego y culpar al Gobierno de los quemados.
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