Despreciables
Cinco a?os despu¨¦s de su estreno, la serie brit¨¢nica The office sigue ganando adeptos en muchos pa¨ªses. El secreto: un realismo de bajo presupuesto que describe las miserias de una oficina y un protagonista lo bastante despreciable para excitar el odio de la audiencia. Salvando las distancias, Camera caf¨¦ (Tele 5) tambi¨¦n remueve las v¨ªsceras de un despacho ocupado por oficinistas inestables. En sinton¨ªa con el sentido de la observaci¨®n de estos formatos, acaba de publicarse la novela El esqueleto de los guisantes. Su autor es Pelayo Cardel¨²s (Madrid, 1974), y narra la vida (es un decir) de una agencia de publicidad en la que la emoci¨®n m¨¢s importante es que se acabe el papel de la impresora. En un tono lac¨®nico, Cardel¨²s relata la existencia de lo que ¨¦l llama "micromundo oficinesco" con reflexiones como ¨¦sta: "Emp¨¦?ate en tratar como un ser despreciable a quien no lo es, y acabar¨¢ si¨¦ndolo".
Uno de los actores de Camera caf¨¦ es Arturo Valls, tercera pata de la mesa de Caiga Quien Caiga (Tele 5), que logr¨® que Spielberg filmara al reportero Toni. En un momento dado, Valls dijo: "Antes nos re¨ªamos de cualquier cosa, pero es que ahora nos re¨ªmos de nada", un comentario digno de la secci¨®n animada del programa entre dos ¨¢cidas cucarachas. Mientras Manel Fuentes sal¨ªa en CQC, tambi¨¦n aparec¨ªa en el anuncio de una marca de hamburguesas que, a su vez, patrocina ?D¨®nde est¨¢s coraz¨®n? (Antena 3). All¨ª, Jaime Cantizano amenaz¨®: "Volvemos en 60 segundos, as¨ª que no se les ocurra cambiar de canal". Basta que te ordenen algo para que hagas lo contrario: cambi¨¦ para no ser arrastrado por el griter¨ªo sobre el brote psic¨®tico de Raquel Mosquera, ¨²ltimo juguete roto de una industria en la que todos, incluso los que no lo son, se empe?an en ser despreciables. Fue la noche en la que, a traici¨®n, Tele5 se carg¨® Vientos de agua, certificando as¨ª la falta de respeto hacia los espectadores que, desde el primer minuto de esta gran serie, le fuimos fiel. Tiene raz¨®n Cardel¨²s: de tanto tratarnos como seres despreciables, conseguir¨¢n que lo seamos.
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