El 'graffiti' es arte en Legan¨¦s
El Ayuntamiento de la zona sur crea un museo dedicado a esta expresi¨®n de cultura urbana y la feria Arco le presta, en su 25? aniversario, una atenci¨®n especial
Corriendo por los m¨¢rgenes del arte, delante de la polic¨ªa y con el dedo ¨ªndice marcado de pintura. Sin m¨¢s reconocimiento que el de ver, de vez en cuando, el paso sincopado de los vagones de un tren estampados con su firma. Y de que otros artistas, cuando los muros no faltan, respeten las paredes donde lucen las mejores obras.
Pero hoy el valor art¨ªstico del graffiti est¨¢ ya a salvo de duda. Este a?o, en su 25 aniversario, Arco dedica una secci¨®n especial al street art en el programa on youth culture. No es extra?o, teniendo en cuenta el giro art¨ªstico y de tendencia que est¨¢ dando gracias al segundo auge del hip-hop y el skate que vive el mundo de la m¨²sica y la moda. Otro asunto es que lo reconozcan los Ayuntamientos, como ha sucedido en Legan¨¦s, donde se ha creado un espacio/museo del graffiti y en cuya normativa de civismo se reconoce como arte. "El objetivo es que los chavales vean reconocida su capacidad creativa y que la gente aprenda a valorar su parte art¨ªstica", explica Kiko, responsable de la iniciativa y miembro de la Concejal¨ªa de Juventud del Ayuntamiento de Legan¨¦s.
Los molinos de viento son aerosoles de pintura y Don Quijote empu?a un rodillo en vez de una lanza. Es la visi¨®n de algunos de los j¨®venes graffiteros del municipio sobre el imaginario mundo del hidalgo de Cervantes, tema impuesto por la concejal¨ªa en esta edici¨®n. Cuatro muros cedidos por el Ayuntamiento contra los que cada a?o los artistas seleccionados podr¨¢n disparar sus sprays. "Estamos pintando Legan¨¦s gratis; tampoco estar¨ªa mal que nos pagaran un poco", explica David, uno de los participantes. Lleva pintando "en serio" desde 1995, pero se gana la vida instalando pladur.
En la modalidad de expresi¨®n libre, a partir del 15 de febrero, cada artista podr¨¢ solicitar permiso al Ayuntamiento para pintar muros que no formen parte del museo. Para ello se ha creado un registro al que cada graffitero deber¨¢ inscribirse. De este modo, el Consistorio puede tener cierto control sobre el contenido y la calidad de las obras y se asegura el derecho a veto de las todas las propuestas que resulten ofensivas o agresivas.
Uno de los murales est¨¢ realizado sobre la tapia de la comisar¨ªa de polic¨ªa. La mejor prueba de que Legan¨¦s asume la legitimidad y legalidad del graffiti. "La polic¨ªa est¨¢ encantada, porque siempre se les ha asociado a la represi¨®n de este tipo de manifestaciones", explica Kiko. Pero el riesgo de que la iniciativa desvirt¨²e un tanto una tendencia contracultural que hallaba su esencia en la transgresi¨®n es evidente. Por eso, "respetaremos donde tradicionalmente los chicos han pintado", explica Kiko; "pero el museo es otra cosa, porque el graffiti no es s¨®lo saltar muros, es una cultura", a?ade.
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