La sustancia de la feria
Como viene siendo habitual, la oferta de arte espa?ol en este Arco vuelve a alcanzar el buen nivel consolidado ya desde hace a?os, con un censo de nombres y calidad de las obras muy semejante a los reiterados en las ¨²ltimas ediciones de la feria madrile?a, dentro de un espectro que centra una vez m¨¢s la atenci¨®n principal en las propuestas de car¨¢cter m¨¢s reciente, pero donde el horizonte hist¨®rico de la modernidad nos depara tambi¨¦n encuentros de gran talla. Por lo que lo m¨¢s oportuno, en ese sentido, vuelve a ser de nuevo el se?alar lo que, a mi juicio, tiene un mayor atractivo, entre lo acumulado, en esta ocasi¨®n, en el paisaje de la feria.
En lo relativo al legado de las vanguardias es, por supuesto, obligado destacar de entrada el extraordinario conjunto de obras de Picasso presentado por Jan Krugier y, ante todo, la presencia entre ellas de una tela asociada al cubismo anal¨ªtico -Mujer de la mandolina, de 1911-, algo bien inusual en nuestras latitudes. En el caso de Mir¨®, cabe se?alar una obra del espacio de Thomas, y otra, un dibujo de 1930, en la Galerie de France. De Julio Gonz¨¢lez deben verse los reunidos en Marwan Hoss y, ante todo, el excelente conjunto presentado por Elvira Gonz¨¢lez. En la galer¨ªa 1900-2000 tienen particular inter¨¦s dos dal¨ªs, una decalcoman¨ªa del 36 y un dibujo del ciclo de Gradiva. Como asimismo hay que mencionar la escultura de Ferrant, las piezas de Maruja Mallo y de Planells de Barbi¨¦, las de ?scar Dom¨ªnguez de Thesa Herold, las terracotas de Manolo Hugu¨¦ en la galer¨ªa de Leandro Navarro o la de Togores de Joan Gaspar.
Ya, en cuanto a los nombres de referencia en la segunda mitad del siglo XX, es obligado ver una tela de Esteban Vicente, de nuevo en Elvira Gonz¨¢lez, un buen n¨²mero de obras de fuste de Antonio Saura, sus collages del espacio de Lelong, las telas que ofrecen Carlos Tach¨¦ o Guillermo de Osma (en compa?¨ªa, esta ¨²ltima, de un vibrante lienzo de Guerrero), los que re¨²ne Antonio Mach¨®n (junto con un millares y una tela excepcional de Palazuelo). Como deben contemplarse la colosal arpillera de Millares de Ramis Barquet, el Manolo Rivera temprano de Thesa Herold, al igual que las esculturas de Alfaro y Arroyo en Metta.
Centr¨¢ndonos al fin en el territorio de las generaciones m¨¢s recientes, la sustancia m¨¢s propia, como se?al¨¢bamos, de la oferta de Arco, empezar¨¦ por mencionar la presencia de varias telas bien notables de Miquel Barcel¨®, ante todo el autorretrato del 83 de Krugier, la del ciclo del estudio en Gana Art o los que muestran Guillermo de Osma y Edward Tyler. En Luis Adelantado encontramos un gran cuadro de Navarro Baldeweg, como destacan una flam¨ªgera tela de Campano en Carles Tach¨¦, el Carmen Calvo de Col¨®n XVI, la pieza de los cr¨¢neos de Plensa en Galerie de France, la silla de Pello Irazu en Soledad Lorenzo, as¨ª como las deslumbrantes cajas de Carlos Pazos y la pieza suspendida de Pamen Pereira en Trinta.
Igualmente tienen particular inter¨¦s, a mi entender, el gran papel de Pagola en Antonio Barnola; las fotos de contenedores de Ballester en Estiarte; el conjunto de Montse Soto y el Prudencio Iraz¨¢bal en Helga de Alvear; la pieza de Javier P¨¦rez en Salvador D¨ªaz; el espacio de Maior, por la obras de Amador, Susana Solano y Mayte Vieta; la oferta de Alfredo Vi?as, por los trabajos de Chema Lumbreras, Chema Cobo y Cavada; las piezas murales de Manolo Paz en Trama; el colosal lienzo de Curro Gonz¨¢lez, y las piezas de Orts, Mireia Mas¨® y Amondarain en Tom¨¢s March, la otra pieza de este ¨²ltimo y la composici¨®n de Alejandro Garmendia en Windsor.
El inter¨¦s sigue en las telas de Charris, Sicre y Cuellar de My name's Lolita Art; las obras de Verbis, Florentino D¨ªaz y Dionisio Gonz¨¢lez en Max Estrella; al igual que los cuadros de Savater y las fotograf¨ªas de Alberto Garc¨ªa-Alix de Moriarty, o las que este mismo presenta, junto con el sobrecogedor conjunto de Cristina Garc¨ªa Rodero, en Juana de Aizpuru.
Babelia
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