De topos y delatores

No vamos a contestar a Mercedes de Pablos (carta del 19 de enero, Comunista y militante) en el tono que ha decidido adoptar. S¨®lo diremos que ser¨ªa conveniente que se documentara. Sus ocurrencias y descalificaciones nos obligan a recordarle que la raz¨®n de nuestra carta fue la acusaci¨®n de delator que aparece en su libro en relaci¨®n con Antonio Mart¨ªnez Borrrego, hecho inadmisible (¨¦ste s¨ª "perverso e inmoral") sobre el que ha preferido callar. ?Y si fuera falso que el gran delator fue Mart¨ªnez Borrego? ?Acaso s¨®lo Gila Boza tiene derecho a la dignidad y el respeto? La autora ten¨ªa dos posibilidades: acudir al archivo a comprobar lo que se le ha indicado y as¨ª poder contrastar causa y testimonio oral o seguir actuando como si aqu¨¦lla no existiera y descalificar al mensajero con inventos y prejuicios varios. Es evidente que ha optado por la segunda, la m¨¢s c¨®moda.

En cuanto a Gila Boza se nos escapa la raz¨®n por la que no podemos dudar de la veracidad de sus declaraciones, sobre todo sabiendo las malas pasadas que juega la memoria y conociendo bien el sumario de 1948. Por ejemplo, es falso que Mart¨ªnez Borrego delatara a todos sus compa?eros. Y tambi¨¦n es falso "que por ¨¦l (Gila Boza) no cay¨® nadie". De hecho todav¨ªa vive alguno de los que delat¨®. Adem¨¢s ha olvidado hechos importantes que explican muchas cosas: su expediente de Medalla de la Vieja Guardia, seg¨²n puede verse en la causa, es de 1935, precisamente el mismo a?o en que Falange le orden¨® que ingresara en el Partido Comunista de Espa?a (PCE), pero su verdadera incorporaci¨®n al PCE, ahora ya no como topo falangista, fue a partir de 1944. S¨®lo por estos cuatro "olvidos" habr¨ªa que revisar su testimonio... y el libro.