Grecia fuera de temporada
Una magn¨ªfica opci¨®n para evitar agobios y limitar gastos
Grecia siempre es Grecia y cualquier momento es bueno para disfrutar de su riqu¨ªsimo patrimonio hist¨®rico-arqueol¨®gico y de la diversidad de sus paisajes, pero viajar en temporada baja es adem¨¢s muy c¨®modo y reconfortante. Sin calores agobiantes, sin aglomeraciones, sin necesidad de reserva previa, con la posibilidad de ponerse al volante y decidir sobre la marcha d¨®nde quedarse a hacer noche, con precios hoteleros m¨¢s que razonables...
?Que hay ni?os por medio, tal vez porque tienen esas vacaciones que muchos colegios se inventan en oto?o o invierno? Ning¨²n problema. Tanto mejor. El viaje puede ser una magn¨ªfica ocasi¨®n para que reciban (o se la den ellos mismos) una amena y pr¨¢ctica clase de historia, filosof¨ªa, literatura y mitolog¨ªa.
A un tiro de piedra de Delfos, en Marmari¨¢, se halla el Tholos, la gr¨¢cil rotonda circundada de columnas acanaladas (s¨®lo se conservan tres completas) que, junto al Parten¨®n, constituye la imagen por antonomasia de la Grecia cl¨¢sica
Para el recuerdo quedan im¨¢genes como la escultura del Hermes de Prax¨ªteles del museo de Olimpia, y, por supuesto, el ¨²nico estadio que, con toda propiedad, puede llamarse ol¨ªmpico, el rom¨¢ntico islote de Burdzi, con su fortaleza veneciana, en Nauplia; y la Puerta de los Leones y los c¨ªrculos de tumbas de Micenas
Para m¨ª supuso toda una sorpresa que mi hija Adriana, de 13 a?os, y mi hijo Jorge, de 11, tras una semana de recorrido por Atenas, el golfo de Corinto y el tercio norte del Peloponeso, coincidieran en que el periplo, y todo cuanto le rode¨®, les hab¨ªa resultado incluso m¨¢s interesante que el viaje efectuado justo un a?o antes por Egipto. Entonces quedaron literalmente fascinados, y mi hijo engull¨® despu¨¦s -casi con el mismo inter¨¦s que las aventuras de Harry Potter; casi, tampoco hay que pedir milagros- los cinco libros en los que Christian Jacq homenajea con abuso de imaginaci¨®n a Rams¨¦s II.
?La clave? Para ellos, sin duda, fue que la mitolog¨ªa griega les result¨® m¨¢s rica y variada, m¨¢s excitante, m¨¢s novelesca o tal vez m¨¢s cercana que la egipcia. Parte del m¨¦rito recae en Robert Graves y su obra Los mitos griegos (Ariel), utilizada en el viaje como gu¨ªa de referencia para seguir las andanzas y amores turbulentos de Zeus (propias de un Casanova sin escr¨²pulos), de toda su parentela y de la retah¨ªla de dioses y h¨¦roes dominados hasta el paroxismo por pasiones extremadamente humanas. S¨®lo as¨ª se explica que viesen m¨¢s all¨¢ de las ruinas de Delfos, Olimpia o Micenas, con los ojos de la imaginaci¨®n, un pasado incluso m¨¢s fascinante que el que evocan los templos de Karnak, Luxor y Fil¨¦ o las tumbas de Saqara o el Valle de los Reyes.
El equipaje bibliogr¨¢fico del viaje se completaba con el volumen Los griegos, de la Historia Universal de Isaac Asimov (Alianza), un monumento a la capacidad divulgadora; la Gu¨ªa Verde Michelin, que convirti¨® en apasionada cicerone a mi hija, y la Antolog¨ªa del cuento griego (Alfaguara), una selecci¨®n de relatos breves de los siglos XIX y XX recogidos y traducidos por Natividad G¨¢lvez.
Por supuesto, Grecia es m¨¢s, mucho m¨¢s que arqueolog¨ªa, mitolog¨ªa y otras formas de cultura. Es, tambi¨¦n, paisaje, car¨¢cter, forma de vida, gastronom¨ªa y un exotismo que, mal que pese a muchos griegos, debe mucho a los siglos que el pa¨ªs estuvo bajo la dominaci¨®n otomana, adem¨¢s de a la ubicaci¨®n geogr¨¢fica en el Mediterr¨¢neo oriental. Tiene 130.000 kil¨®metros cuadrados (cuatro veces menos que Espa?a) y 11 millones de habitantes, pero no es un pa¨ªs peque?o. Un acercamiento razonable, que incluya las islas del Egeo y el J¨®nico, adem¨¢s del Peloponeso, Atenas y lo m¨¢s destacable del resto de la Grecia cl¨¢sica, exige un m¨ªnimo de tres semanas.
El viaje que sirve de base a este relato, de una semana de duraci¨®n, tuvo como grandes excluidos las islas, el sur del Peloponeso y la zona norte continental de Grecia. Eso oblig¨® a cometer algunas injusticias, como dejar fuera los Meteora (nombre que significa algo as¨ª como "suspendido en el aire"), un bosque de imponentes pe?ascos, entre los que se abren camino el r¨ªo Peneo y sus afluentes. En las cimas de estos singulares monumentos naturales, casi desafiando la ley de la gravedad, se erigen monasterios medievales con rica decoraci¨®n de frescos que heredan la tradici¨®n de los anacoretas que vivieron en las cavernas de la zona tan atr¨¢s en el tiempo como el siglo XI. Para encontrar algo parecido por este lado del mapamundi hay que irse hasta Petra (en Jordania) o Capadocia (en Turqu¨ªa).
"Claro, pap¨¢, como t¨² ya lo has visto...". El ir¨®nico reproche por no ir a Meteora s¨®lo pod¨ªa tener una respuesta: la promesa de hacerlo en el futuro. Una raz¨®n m¨¢s para tener a Grecia bien situada en la lista de lugares a visitar con los chicos... antes de que s¨®lo quieran viajar con los amigos. Entretanto, tienen que conformarse con la proyecci¨®n de viejas diapositivas, entre las que destacan las del monasterio de Varlaam (que ofrece el mejor conjunto de frescos del complejo) y el Gran Meteoro, erguido sobre una mole gran¨ªtica de m¨¢s de 500 metros de altura.
Coche de alquiler
Este viaje griego incluy¨®, adem¨¢s de Atenas, un itinerario de cuatro d¨ªas con un coche de alquiler (unos 200 euros, con la gasolina), con paradas, al norte del golfo de Corinto, en el monasterio de Osios Luk¨¢s y en la m¨ªtica Delfos, encajada a la sombra de un farall¨®n rocoso de 300 metros de altura.
All¨ª se ubica el ¨®nfalo, una piedra de aspecto gl¨¢ndico considerada por los antiguos griegos el centro del mundo. La mitolog¨ªa tiene entre sus m¨¢s hermosas f¨¢bulas la que presenta a Zeus, rey de dioses, enviando a sus dos ¨¢guilas predilectas a sobrevolar su imperio terrenal, y asegura que las dos aves se detuvieron poco despu¨¦s de dejar bajo sus alas el monte Parnaso justo en este punto.
A unos pasos se yerguen a¨²n desafiantes un pu?ado de columnas del templo de Apolo, que acog¨ªa a un or¨¢culo infalible pero peligrosamente ambiguo, que confund¨ªa con frecuencia con sus predicciones a quienes quer¨ªan sacar partido para sus empe?os guerreros. En el museo situado junto a las ruinas es obligado admirar el espl¨¦ndido auriga de bronce.
A tiro de piedra, en Marmari¨¢, se halla el Tholos, la gr¨¢cil rotonda circundada de columnas acanaladas (s¨®lo se conservan tres completas) que, junto al Parten¨®n, constituye la imagen por antonomasia de la Grecia cl¨¢sica.
El Peloponeso fue un d¨ªa una pen¨ªnsula, pero hoy, cortada al oeste por el canal de Corinto, es una isla a la que, desde el este, no lejos de Delfos, se puede acceder desde 2004 por el mayor puente colgante del mundo. Es una isla-museo. Incluso en un pa¨ªs donde debajo de cada piedra hay huellas de una batalla o un mito, el Peloponeso es de una riqueza hist¨®rica y arqueol¨®gica deslumbradora. Sus puntos fuertes son Olimpia (donde a¨²n se enciende cada cuatro a?os la llama de los Juegos que all¨ª nacieron en el siglo VIII antes de Cristo), Mistra (con su rosario de iglesias y monasterios bizantinos junto a la antigua Esparta), Nauplia (hermosa localidad costera que fue, en 1929, la primera capital de la Grecia independiente moderna), Micenas (donde rein¨® Agamen¨®n, esposo de Helena de Troya; cuna de personajes de las tragedias de Esquilo; el lugar en el que el arque¨®logo Heinrich Schliemann descubri¨® un prodigioso tesoro); Epidauro (con el teatro mejor conservado de la antig¨¹edad), y Corinto, donde el tiempo salv¨® algunas columnas del templo de Apolo y en cuyo libro de visitas hay anotaciones de viajeros que acudieron porque all¨ª predic¨® san Pablo.
Antes de salir del Peloponeso para regresar a Atenas se impone una parada (mejor salirse de la autopista) para contemplar el canal de Corinto, entre paredes de 80 metros de alto, excavado en la roca. No apto para quien padezca de v¨¦rtigo. Para el recuerdo quedan algunas im¨¢genes imborrables: la escultura del Hermes de Prax¨ªteles del museo de Olimpia, y, por supuesto, el ¨²nico estadio que, con toda propiedad, puede llamarse ol¨ªmpico; el rom¨¢ntico islote de Burdzi, con su fortaleza veneciana, en Nauplia; la Puerta de los Leones y los c¨ªrculos de tumbas de Micenas (para admirar el tesoro de Agamen¨®n descubierto por Schliemann hay que ir a Atenas); el eco de las palabras o las palmadas desde el centro del escenario desde cualquier lugar del grader¨ªo del teatro de Epidauros, o el agreste paisaje del centro del Peloponeso, punteado de pueblecitos en los que es f¨¢cil encontrar hotelitos con encanto o peque?os restaurantes de comida casera en los que no debe faltar la ensalada t¨ªpica con el sabroso queso feta.
Olimpia bajo la lluvia
El recorrido de cuatro d¨ªas a comienzos del oto?o exigi¨® adaptarse a un estilo de conducir con frecuencia disparatado que hace dudar de que los griegos conozcan el significado de las rayas continuas y que convierte los arcenes en carriles de uso generalizado por los veh¨ªculos m¨¢s lentos. La lluvia pas¨® por agua la visita a Olimpia, pero fue clemente en el resto del trayecto. La temperatura oscil¨® entre templada y fresca, pero nunca g¨¦lida. Y all¨ª donde, en pleno verano, aplasta el sol y agobian los turistas, se pudo disfrutar de pl¨¢cidas y tranquilas visitas. Para colmo, los ni?os hasta 14 a?os no pagan. Un dato de inter¨¦s general.
Fuera de temporada, fue posible disfrutar a ritmo lento de peque?os restaurantes con precios moderados (entre 50 y 80 euros para cuatro personas) y de hoteles familiares por una media de 50 euros la habitaci¨®n doble, con desayuno incluido. Otra Grecia, m¨¢s sosegada y asequible, pero, en el fondo, la Grecia de siempre, porque Grecia siempre es Grecia.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos e informaci¨®n- Prefijo telef¨®nico: 00 30 210.- Turismo de Grecia en Madrid (915 48 48 90; www.gnto.gr).C¨®mo llegar- Iberia (www.iberia.com; 902 400 500) y Olympic Airlines (915 41 99 45; www.olympicairlines.com) ofrecen vuelos directos de ida y vuelta entre Madrid o Barcelona y Atenas desde 99 euros, m¨¢s tasas y cargos de emisi¨®n (precio final, con reserva por Internet, 183 euros).Viajes organizadosLas mayoristas Viajes Mar Egeo (www.viajesmaregeo.com) y Grecotour (www.grecotour.es) est¨¢n especializadas en Grecia, y ofrecen todo tipo de circuitos, cruceros y programas a medida (a trav¨¦s de agencias de viaje). Con Mar Egeo, por ejemplo, una semana en Atenas con vuelos de ida y vuelta, alojamiento y desayunos, cuesta 425 euros, m¨¢s tasas, por persona; siete d¨ªas repartidos entre Atenas (tres noches) y Santorini (tres noches), con vuelos, alojamiento, traslados, barco Pireo-Santorini y desayunos, desde 772 euros por persona, y un circuito de una semana por Atenas y el Peloponeso, con media pensi¨®n, desde 810 euros. Para los que prefieran montar un viaje a medida a partir de los vuelos, Grecotour tiene programas a la carta que van de estancias de tres noches en Atenas desde 88 euros por persona, a programas fly & drive de una semana, con reserva de plaza en los hoteles y coche de alquiler, desde 291 euros por persona.Cruceros- Viajes Marsans (902 30 60 90; www.viajesmarsans.es) ofrece cruceros de una semana por el Adri¨¢tico y las islas griegas en el barco Sky Wonder de Pullmantur, desde 640 euros, m¨¢s tasas, en r¨¦gimen todo incluido (con descuentos de hasta el 20% por reserva anticipada). Una original alternativa son los cruceros a bordo de los veleros de Star Clippers que ofrece Grecotour, desde 990 euros, sin incluir los vuelos hasta Atenas.
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