C¨®mo acabar de una vez por todas con el d¨¦ficit de tarifa

Con una firmeza poco corriente en la trayectoria pol¨ªtica reciente del ministerio de Industria, Jos¨¦ Montilla anunci¨® el martes la pr¨®xima aprobaci¨®n de un conjunto de medidas encaminadas a "aumentar la competencia del mercado el¨¦ctrico" y detener "la escalada de precios en el mercado mayorista de electricidad". Cualquier intento de este tipo, loable por naturaleza, significa bien poco si no se precisan un poco m¨¢s los obst¨¢culos legales, administrativos o de procedimiento que deben disolverse para mejorar el deteriorado mercado el¨¦ctrico. Afortunadamente, Montilla precis¨® uno de ellos: acabar con el llamado d¨¦ficit de tarifa, ese truco que permite a las empresas -Endesa, Iberdrola, Uni¨®n Fenosa, Hidrocant¨¢brico, Viesgo...- decidir cuanto dinero les debe reconocer el Gobierno como diferencia entre la tarifa oficial y el precio que aparece en el mercado mayorista. Como este mercado es m¨¢s bien un rastrillo en el que las compa?¨ªas alteran los precios a su conveniencia, resulta imperativo corregir sus evidentes manipulaciones, bien mediante alguna disposici¨®n legal que impida el abuso, bien derog¨¢ndolo si se consideraba que era imposible mejorarlo o reformarlo. El equipo energ¨¦tico ha optado por la primera soluci¨®n.

Las compras y ventas de electricidad entre empresas del mismo grupo, aplicadas a la misma hora, se liquidar¨¢n por la diferencia neta

Por esa raz¨®n tiene cierto inter¨¦s explicar c¨®mo se genera el d¨¦ficit de tarifa y c¨®mo pretende suprimirlo el Gobierno. Una decisi¨®n de importancia, porque las el¨¦ctricas se apuntaron en sus cuentas unos ingresos de 3.561 millones de euros que son de obligado reconocimiento por parte del Ejecutivo, como establece la Ley El¨¦ctrica en vigor. Ley, por cierto, impulsada y aprobada por Josep Piqu¨¦ en su tarea de primer ministro de Industria del PP, en aquella legislatitura que tantos favores recibieron las compa?¨ªas el¨¦ctricas -Endesa e Iberdrola en particular- de sus bienhechores populares.

En el sistema de liquidaci¨®n actual de los ingresos de la energ¨ªa el¨¦ctrica (gr¨¢fico 1), la empresa de generaci¨®n (Endesa, Iberdrola o cualesquiera), se?alada como Generador A, vende una cantidad de electricidad al Operador del Mercado El¨¦ctrico (OMEL) a cambio de un precio; esta ser¨ªa la primera operaci¨®n. En la segunda operaci¨®n, la misma compa?¨ªa, quiz¨¢ a trav¨¦s de su distribuidor, compra electricidad en OMEL, por la que paga un precio (segunda operaci¨®n); y, en una tercera operaci¨®n, vende la electricidad comprada al consumidor final a precio de tarifa (consumidor dom¨¦stico). Naturalmente, puede que adem¨¢s venda a un consumidor con contrato libre; por lo cual una comercializadora (comercializador A en el gr¨¢fico) tenga que comprar energ¨ªa en OMEL para venderla despu¨¦s a ese consumidor libre. Como puede que compre m¨¢s electricidad de la que ha vendido inicialmente a OMEL, es necesario que Otro Generador venda electricidad al sistema, que, a su vez, podr¨¢ repetir las operaciones marcadas para A.

Tarifa y mercado

Resulta que interviene otro factor de coste para el Generador A. Para vender la electricidad al consumidor a tarifa y al libre, tiene que pagar un precio de acceso a la red el¨¦ctrica. Estamos en condiciones de calcular el d¨¦ficit de tarifa del generador A: ser¨¢ la diferencia entre la cantidad que haya ingresado por vender su electricidad a OMEL (primera operaci¨®n), aumentada por lo que haya percibido de su venta a ambos consumidores (a tarifa y libre), que ser¨ªa la tercera operaci¨®n, menos los costes de acceso a la red y menos las compras de electricidad a OMEL (segunda operaci¨®n).

El truco de estas operaciones, que explica la producci¨®n impune y continuada del d¨¦ficit de tarifa, es que las el¨¦ctricas deciden mediante la manipulaci¨®n del mercado el precio al que venden la electricidad a OMEL, mientras que el Gobierno fija la tarifa a que se vende la electricidad al consumidor; de forma que las compa?¨ªas s¨®lo tienen que elevar artificialmente los precios de la primera operaci¨®n -precio que el Gobierno est¨¢ obligado a reconocer-, para que aparezca un d¨¦ficit de tarifa.

Para evitar este s¨ªndrome de d¨¦ficit eterno que producen las empresas, Montilla y su equipo energ¨¦tico (escaso y mal avenido, pero esta es otra historia) proponen liquidar por el neto (gr¨¢fico 2) en el caso de los intercambios de generadores y comercializadores y distribuidores de un mismo grupo empresarial en una misma hora. Si una compa?¨ªa el¨¦ctrica vende una cantidad a OMEL (por ejemplo, 10 megawatios) y compra otra cantidad, quiz¨¢ a trav¨¦s de una empresa vinculada, (por ejemplo 12 megawatios) para vender a sus consumidores libres y a tarifa, Industria propone que s¨®lo genere d¨¦ficit la diferencia (2 megawatios); los diez que vende y diez de los doce que compra se consideran una transferencia interna y, por lo tanto, ser¨¢n pagados al precio de la tarifa, muy inferiores a los que marca el mercado contaminado de las el¨¦ctricas y sus vinculadas.

Menos de 1.000 millones

El resultado de esta decisi¨®n, si se aplica correcta y contundentemente, puede acabar con el d¨¦ficit de tarifa en todo o en parte. Algunos c¨¢lculos al respecto indican que aproximadamente el 75% de la energ¨ªa que se negocia cada hora pasar¨¢ a liquidarse seg¨²n los precios impl¨ªcitos (tarifa o contrato), con lo cual no generar¨¢n d¨¦ficit. Aunque se aplicara tal c¨¢lculo sin efecto retroactivo, es muy probable que el d¨¦ficit generado durante 2006 apenas supere los 1.000 millones de euros.

La norma debe tener una forma legal. Probablemente bastar¨ªa con un cambio en el sistema de liquidaci¨®n; pero quiz¨¢ el ministerio, acuciado por las inevitables presiones de las empresas, decida una norma de rango superior (decreto). El movimiento t¨¢ctico de respuesta de las compa?¨ªas puede ser la petici¨®n de un aumento significativo de las tarifas que fija el gobierno, con el fin de acorta la distancia entre el precio final de venta al consumidor y el precio al que se liquidan (hasta ahora) las transacciones. Quedamos a la espera de los acontecimientos, a ver si Jos¨¦ Montilla y su diminuto equipo energ¨¦tico tienen capacidad para resistir el pulso que se avecina.