El secreto que no quiso llevarse a la tumba
Una carta an¨®nima sobre un fusilamiento en 1941 permite reabrir una fosa
Guard¨® su secreto y su sentimiento de culpa durante 63 a?os, pero en abril de 2004 no pudo m¨¢s y confes¨®, en una carta an¨®nima, lo que hab¨ªa hecho. En 1941 particip¨® en Fontanosas (Ciudad Real) en el fusilamiento de siete personas por colaborar con el maquis. Los enterraron en una fosa com¨²n. ?l, que lo hizo obligado mientras prestaba el servicio militar, se fue de all¨ª y call¨®, pero nunca olvid¨®. Hasta que en 2004 se decidi¨® a mandar un an¨®nimo al alcalde de Fontanosas, Emilio Valiente, que no par¨® hasta cerrar la herida de su pueblo.
El an¨®nimo no quer¨ªa s¨®lo liberar su conciencia. En la carta ped¨ªa que se reabriera la fosa para "proceder a la inhumaci¨®n de los cad¨¢veres por parte de las respectivas familias". Por eso describi¨® con precisi¨®n d¨®nde estaban sepultados los cuerpos.
Su deseo se cumpli¨® el s¨¢bado, con todo el pueblo alrededor, entre aplausos. El protagonista fue Jos¨¦ Escribano, Jose¨ªllo, que tiene en esa fosa a su hermano, a su padre y a dos de sus t¨ªos. "Por fin puedo ver a mi familia", dijo emocionado -¨¦l ten¨ªa siete a?os cuando mataron a los hombres de su saga-, "por fin se calma la desgracia y la pena que he sentido toda mi vida". En ning¨²n momento, seg¨²n varios de los presentes, hubo deseos de venganza. S¨®lo ganas de cerrar esta tr¨¢gica historia que comenz¨®, seg¨²n record¨® Jose¨ªllo, "un primero de julio en el que hab¨ªa niebla y llov¨ªa".
Su madre nunca pudo superarlo. Siempre crey¨®, como casi todos en el pueblo, que los mataron por pobres y desgraciados, porque nunca colaboraron con el maquis. "Mi madre se muri¨® en 1988 sin entender por qu¨¦ los fusilaron, y sin saber si sus cuerpos segu¨ªan all¨ª", cuenta desde Barcelona Florencia del ?lamo, hija de Leoncio, otro asesinado. Los enterraron en una fosa dentro del cementerio, pero ¨¦ste se traslad¨® en 1948. Alguien compr¨® el solar, aunque nunca se atrevi¨® a edificar all¨ª. De vez en cuando, por Todos los Santos, aparec¨ªa alg¨²n ramo de flores, pero nada m¨¢s recordaba lo que hab¨ªa all¨¢ abajo.
"Una t¨ªa m¨ªa siempre contaba que se le aparec¨ªan los muertos por la noche para pedirle que perdonara a los pobres que los fusilaron", ha contado Jose¨ªllo en las ¨²ltimas semanas a Juli¨¢n L¨®pez, un vecino que se ha implicado a fondo en la historia con su amigo Francisco Ferr¨¢ndiz, de la Asociaci¨®n por la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica.
El sentimiento de culpa hizo estragos. Otro de los j¨®venes del pelot¨®n de fusilamiento, seg¨²n cuentan en el pueblo, muri¨® "de pena" poco despu¨¦s de volver a Alcal¨¢ de Henares, a cuyo regimiento de caballer¨ªa pertenec¨ªa el grupo que fue enviado a acorralar al maquis, que en esta zona aislada fue muy activo.
La fosa se encontr¨® r¨¢pido. Primero aparecieron unas abarcas (calzado hecho con trozos de neum¨¢tico), y las viejas del pueblo lo vieron claro: "Tienen que ser ellos, aqu¨ª a nadie se le enterraba con calzado de trabajo; siempre con sus mejores zapatos, por muy pobres que fueran, y si no, descalzos". Poco despu¨¦s aparecieron los restos de un hombre boca abajo. S¨®lo pod¨ªa ser un ateo fusilado, condenado a esa humillaci¨®n incluso despu¨¦s de muerto. Poco a poco aparecieron los restos de Ram¨®n, Manuel y Mateo Escribano, y los de Francisco, el hijo de este ¨²ltimo -que seg¨²n algunos ten¨ªa 14 a?os, aunque puede que llegara a 19-, Leoncio y Juli¨¢n del ?lamo, y F¨¦lix Polo.
Dentro de mes y medio se har¨¢ entrega a las familias de los restos, despu¨¦s de identificarlos con el m¨¦todo del ADN. Entonces se habr¨¢ cerrado la historia. O casi. Porque ahora todos los que han intervenido quieren localizar al que escribi¨® el an¨®nimo para decirle que s¨ª, que gracias a ¨¦l se ha reabierto la fosa, que nadie le guarda rencor, sino agradecimiento, y que esta tragedia ya tiene punto final.
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