Vecinos de la M-30 sur se quejan de molestias respiratorias por el polvo de las obras
La estaci¨®n de Luca de Tena registra niveles que duplican el l¨ªmite considerado peligroso
Las obras de reforma de la M-30 junto al Manzanares est¨¢n causando una polvareda que provoca problemas higi¨¦nicos y de salud a sus vecinos. En los barrios de San Pol de Mar, San Isidro y Vallecas, las aceras y los coches est¨¢n recubiertos de una gruesa capa de polvo. La estaci¨®n de medici¨®n m¨¢s cercana a las obras, la de la plaza de Luca de Tena, registr¨® ayer en alg¨²n momento del d¨ªa niveles de hasta 300 miligramos de part¨ªculas en suspensi¨®n por metro c¨²bico de aire (el doble de lo que las normativas europeas creen peligroso para la salud si la situaci¨®n se mantiene prolongadamente).
En la esquina de la calle de San Alejandro con el paseo de los Melanc¨®licos, una mujer vac¨ªa un cubo de agua sobre la acera. Es la due?a de un colmado colindante a las obras de la M-30. "Hay d¨ªas que pienso en traerme una mascarilla; se respira muy mal y estoy empezando a tener muchos problemas de garganta", explica Nieves Mart¨ªn. "Yo vivo en el paseo de la Virgen del Puerto [que da directamente a la M-30] y no puedo abrir las ventanas de casa para que no me coma el polvo y se me estropeen los muebles", a?ade.
La zona donde vive y trabaja Nieves Mart¨ªn es una de las m¨¢s perjudicadas por las obras. Todos los vecinos han ido transformando sus viviendas en lugares herm¨¦ticos. Las calles est¨¢n cubiertas de polvo que se transforma en arena con el paso de los d¨ªas, y en fango por las ma?anas despu¨¦s del roc¨ªo. Puede reconocerse si los autom¨®viles aparcados pertenecen a los vecinos del barrio por el grosor de suciedad que tiene su carrocer¨ªa.
En la zona es f¨¢cil encontrar a otros comerciantes limpiando su acera o los cristales del establecimiento. En el parque, el polvo reposa encima de las hojas de todas las plantas. "Lo de ahora no es nada. Antes pasaban por aqu¨ª los camiones sin el toldo que cubre la carga y lo dejaban todo perdido", explica un vecino que est¨¢ limpiando su coche. "Si no lo limpio cada dos d¨ªas se lo come la porquer¨ªa", comenta mientras aclara en un cubo la arena de la bayeta.
Unos metros m¨¢s adelante, un grupo de personas espera de pie en la parada de autob¨²s. Son mayores, pero no se sientan porque el banco est¨¢ cubierto de polvo. Enfrente, Felipe Gonz¨¢lez, due?o de una fruter¨ªa interviene. "Llevamos meses comiendo arena; es inaguantable", explica indignado. "La tienda y la fruta la lavo cada d¨ªa, pero con la furgoneta ya he desistido y la llevo hecha un asco".
Una clienta a?ade que por la noche tiene que ponerse vaselina en la nariz y usar un humidificador porque el polvo del barrio le reseca las v¨ªas respiratorias.
Part¨ªculas en suspensi¨®n
El nivel de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica derivado del polvo que producen las obras de la M-30 puede controlarse a trav¨¦s de las estaciones municipales de medici¨®n medioambiental. El dato a tener en cuenta es el de los microgramos de part¨ªculas en suspensi¨®n que hay por cada metro c¨²bico de aire.
Ayer, en la estaci¨®n de la plaza de Luca de Tena -la m¨¢s cercana a la zona de las obras- se alcanzaron registros que rebasaban los 300 microgramos a las once de la ma?ana. Seg¨²n la legislaci¨®n municipal, a partir de 150 microgramos se establece el umbral de alerta, que seg¨²n la Uni¨®n Europea es "el nivel a partir del cual una exposici¨®n de breve duraci¨®n supone un riesgo para la salud humana".
El polvo se ha instalado tambi¨¦n en otros barrios. En la plaza de San Pol de Mar, la due?a de un quiosco protesta: "Que venga el alcalde, a ver si ¨¦l puede respirar". Aqu¨ª no hay tanto polvo como en otras zonas, pero los vecinos soportan con verdadero hast¨ªo las molestias. "Mi hija es asm¨¢tica y est¨¢ fatal", remacha otra vecina.
El Ayuntamiento asegura que las contratas de las obras tienen permiso para baldear las zonas donde se levanta polvareda. Sin embargo, varios de los obreros consultados reconocen que "no se riega demasiado". En las obras colindantes a la plaza del Marqu¨¦s de Vadillo un obrero afirma: "El polvo que hay ahora no es nada; ahora casi s¨®lo sacamos agua, la siguiente fase ser¨¢ mucho peor".
En esa zona de la plaza se repite la secuencia. A la salida de la M-30 un motorista frena de golpe y est¨¢ a punto de caerse cuando su veh¨ªculo patina debido a la arenilla que hay en la calzada. En la misma plaza, una pareja que regenta un quiosco se queja resignada de su situaci¨®n. "Tengo que limpiar cada d¨ªa varias veces para que esto no sea una guarrada. Pero lo grave es que mi mujer tiene los ojos muy delicados y est¨¢ bastante fastidiada", explica Jos¨¦ Luis Mu?oz. En la plaza hay una fuente que no funciona. Pero el estanque donde reposa el agua acumulada est¨¢ cubierto, aunque no corre aire, por un velo de polvo gris. "Aguantamos lo que sea, es lo que tenemos", a?ade Mu?oz sobre la dureza de su oficio. "Adem¨¢s, estas obras son como las pir¨¢mides de Egipto, supongo que tambi¨¦n fue un engorro construirlas, pero luego no quedaron mal", comenta con una sonrisa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.