Entre admiraci¨®n y envidia

He aqu¨ª un libro candidato a ingresar en una galer¨ªa de raros y curiosos, dado lo chocante de su t¨ªtulo que est¨¢ pensado para despistar. A primera vista sugiere una gu¨ªa de viaje por la famosa feria de arte madrile?a, un error reforzado por la ilustraci¨®n que figura en la cubierta de la obra. Pero por dentro poco tiene que ver con ese desfile de vanidades sino m¨¢s bien al contrario, pues se trata de un devocionario para la educaci¨®n en valores semejante al peque?o Kempis (Imitatio Christi) que se recomendaba en mi infancia para aprender a ser mejores.

Este peque?o tratado sobre

la emulaci¨®n sigue la estela dejada por La tarea del h¨¦roe de Savater, al que pretende emular lo mismo que antes hicieron otros ep¨ªgonos como Arteta (Ensayo sobre la admiraci¨®n) o Gom¨¢ (Imitaci¨®n y experiencia). La emulaci¨®n, como motor de la modernidad, fue inaugurada por un Renacimiento que pretend¨ªa imitar lo inimitable de los cl¨¢sicos (Burke). Por eso la primera novela moderna, el Quijote, es la tragicomedia de un mit¨®mano que literalmente se muere de envidia (Girard). Pues como postul¨® Simmel, el proceso de la moda que define a la era moderna est¨¢ promovido por la emulaci¨®n, el esnobismo, la competencia de mercado y la rivalidad de clase.

Sin modelos externos a los

que imitar y tratar de superar no hay posibilidad de aprendizaje ni por tanto de desarrollo mental y moral. De este principio parte el autor, para plantear en seguida una distinci¨®n entre modelos y antimodelos. Ambos son arquetipos de excelencia personal como virtuosos de la autorrealizaci¨®n humana. Pero mientras el modelo es un h¨¦roe positivo y virtuoso que se caracteriza por su universalidad, el antimodelo representa la cara oculta del h¨¦roe: el lado oscuro de su fuerza (por decirlo a la manera de Star Wars). Y para caracterizar negativamente a los antimodelos, Rodrigo Tena recurre a la conocida inversi¨®n de los fines por los medios. Un modelo es un fin ¨²ltimo que exige esfuerzo personal, es universal y reconoce la libertad y la responsabilidad (p¨¢gina 38).

En cambio, el antimodelo desprecia esos fines morales (los valores de universalidad, realizaci¨®n, libertad y responsabilidad, entre otros) para cometer el pecado kantiano de anteponer los medios (los m¨¦todos, los instrumentos, los recursos...) utilizados para conseguirlos, a los que se sacraliza en t¨¦rminos absolutos como si fueran falsos dioses, derechos unilaterales o fines en s¨ª mismos. Son los idola tribus, que el autor reduce a cuatro tipos de identidades o atributos: la clase (o el estatus), la raza, la naci¨®n y la civilizaci¨®n (colonialista). Y para cada uno de esos falaces ¨ªdolos espurios, Rodrigo Tena designa un h¨¦roe antimod¨¦lico y contraejemplar: Don Juan, Adolf Hitler, ETA y Kurtz, el tirano colonial que protagoniza la novela El coraz¨®n de las tinieblas de Joseph Conrad.

?Y qu¨¦ tiene que ver la feria de Arco en

todo esto? Para mantener el suspense, Rodrigo Tena demora la revelaci¨®n hasta casi el final, en la p¨¢gina 175: son los ocho grados de error que impidieron a Johannes Kepler lograr la cuadratura del c¨ªrculo. Pues dando pruebas de mod¨¦lico hero¨ªsmo, Kepler renunci¨® a esa m¨ªnima fracci¨®n de arco en honor a la verdad.